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El rey pide "respeto" entre instituciones en pleno choque de poderes por la amnistía

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El rey Felipe VI ha hecho esta Nochebuena un llamamiento a la calma y al respeto en medio de un clima de tensión sin precedentes entre poderes del Estado derivado de la futura Ley de Amnistía y los acuerdos con las formaciones independentistas. En su tradicional discurso navideño, el jefe del Estado ha recordado a todas las instituciones que tienen el "deber" de conducirse con la "mayor responsabilidad" y procurando siempre los "intereses de todos los españoles con lealtad a la Constitución". Y les ha pedido que se sitúen en el lugar que "constitucionalmente les corresponde", respetando a las demás "en el ejercicio de sus propias competencias", ejerciendo las funciones que tienen "atribuidas" y cumpliendo con las "obligaciones y deberes" que les "señala" la Carta Magna. Una Constitución sin la que, ha recordado, "no hay democracia ni convivencia posibles".

El de este 24 de diciembre ha sido un discurso con una gran carga política. Como lo fue también el de hace justo un año. Entonces, la alocución se produjo en pleno choque de trenes entre el poder legislativo y el Tribunal Constitucional, que en una decisión sin precedentes había frenado en el Senado una reforma normativa con la que se buscaba la renovación de la corte de garantías. Ahora, doce meses después y en pleno arranque de una nueva legislatura, es la polarización política y la tensión de relaciones entre el poder judicial, el ejecutivo y el legislativo a costa de la amnistía o el debate sobre el lawfare lo que ha marcado la décima intervención navideña de Felipe VI desde que se sentó en el trono.

El monarca ha señalado que España se enfrenta a "serios y complejos retos de futuro". Y para poder abordar lo que está por venir, ha afirmado que todas las instituciones deben conducirse "con la mayor responsabilidad". "Cada institución, comenzando por el rey, debe situarse en el lugar que constitucionalmente le corresponde, ejercer las funciones que le estén atribuidas y cumplir con las obligaciones y deberes que la Constitución le señala", ha apuntado Felipe VI. En este sentido, ha pedido también respeto: "Debemos respetar también a las demás instituciones en el ejercicio de sus propias competencias y contribuir mutuamente a su fortalecimiento y prestigio".

Buena parte de la alocución ha sido una oda a la Constitución en su cuarenta y cinco aniversario. "Ha sido el mayor éxito político de nuestra reciente historia", ha afirmado Felipe VI, quien ha recordado que gracias a la Ley Fundamental se consiguió "construir y consolidar" una "democracia plena, abierta e integradora": "Un Estado social y democrático de Derecho que ha asegurado nuestra convivencia y que nos ha permitido superar diversas y graves crisis en los últimos años", ha proseguido el rey. Y también "superar" una "división" entre españoles que ha sido "la causa de muchos errores" a lo largo de nuestra historia.

Una Constitución que, ha destacado, "nos permite asegurar nuestro modelo de vida, nuestra forma de vivir y entender la vida". "Expresarse libremente, recibir una educación, tener un empleo, o protegerse de la enfermedad, es sin duda clave en nuestro día a día. También lo es, acceder a una vivienda, formar una familia, contar con ayuda social o disponer de un retiro digno... Todos esos hechos diarios —y muchos más— son los que la Constitución ampara, garantiza y protege", ha dicho el monarca, que ha reivindicado la Carta Magna no solo como "valor democrático de presente y futuro", sino también como "instrumento y garantía imprescindible" para que la vida de los ciudadanos "pueda seguir discurriendo con confianza, con estabilidad, con certidumbre".

"Naturalmente, en España todo ciudadano tiene derecho a pensar, a expresarse y defender sus ideas con libertad y respeto a los demás. Pero la democracia también requiere unos consensos básicos y amplios sobre los principios que hemos compartido y que nos unen desde hace varias generaciones", ha resaltado el jefe del Estado.

"Fuera del respeto a la Constitución no hay democracia"

Felipe VI no solo ha pedido respeto al texto constitucional sino también que se preserve "su identidad, lo que la define, lo que significa". En definitiva, "su razón de ser como pacto colectivo de todos y entre todos". "Fuera del respeto a la Constitución no hay democracia ni convivencia posibles; no hay libertades sino imposición; no hay ley, sino arbitrariedad. Fuera de la Constitución no hay una España en paz y libertad", ha aseverado el monarca en su discurso, emitido desde el Salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela, en el que también ha recordado los "valores" que rigen "toda convivencia democrática": libertad, justicia, igualdad y pluralismo político.

La alocución de Felipe VI ha sido también un llamamiento a la unidad y la convivencia frente a un clima de crispación cada vez más evidente. No ha habido, como era de esperar, ninguna referencia explícita a los actos violentos vividos en los últimos meses frente a las sedes socialistas. Ahora bien, ha recordado que es un "deber moral" evitar que "el germen de la discordia" se instale "entre nosotros". "Los españoles iniciamos hace ya casi medio siglo un nuevo camino; lo hicimos juntos, democráticamente, en un proyecto común. Aprobamos una visión compartida de España que reconoce el derecho de todos a sentirse y a ser respetados en su propia personalidad y en su cultura; con sus lenguas, tradiciones e instituciones", ha afirmado.

La "unidad" ha sido, según el monarca, "la razón última" de los "éxitos y progresos" de nuestra "historia reciente". Una unidad basada en los "valores democráticos y en la cohesión" o en los "vínculos sólidos" del Estado con las comunidades autónomas y en la "solidaridad entre todas ellas". "No tengo duda de que la unidad, será también la clave para que podamos afrontar con éxito los serios y complejos retos de futuro a los que España se enfrenta hoy", ha continuado Felipe VI, quien ha insistido en la necesidad de "garantizar a las jóvenes generaciones" el legado de una España "unida, cohesionada, con voluntad de entendimiento, y sólida en sus convicciones democráticas, cívicas y morales".

Sin referencias a la ofensiva sobre Palestina

En la Nochebuena de 2023, el rey comenzó su discurso navideño con una mención especial a la guerra en Ucrania: "Ya ha causado un nivel de destrucción y ruina difíciles de imaginar en nuestra realidad cotidiana". Este año, sin embargo, el contexto internacional ha estado marcado por la ofensiva sin tregua de Israel sobre Palestina, que ya ha arrebatado la vida a más de 20.000 personas, una parte importante de ellos niños. Pero sobre eso, Felipe VI ha preferido no mencionar una palabra. Como tampoco ha hecho alusión, por cuarto año consecutivo, a los escándalos que en los últimos años han salpicado a su padre, cuyas visitas a España se han ido normalizando –la última, esta misma semana para celebrar el cumpleaños de su hija Elena–.

En esta ocasión, el rey ha arrancado su intervención con una breve mención a las "dificultades económicas y sociales". "Son una preocupación para todos. Una preocupación que se manifiesta, especialmente, en relación con el empleo, la sanidad, la calidad de la educación, el precio de los servicios básicos. Desde luego también con la inaceptable violencia contra la mujer o, en el caso de los jóvenes, con el acceso a la vivienda", se ha limitado a decir Felipe VI antes de entrar de lleno en los que han sido los dos pilares de este discurso: la Constitución y el comportamiento institucional.

El rey Felipe VI ha hecho esta Nochebuena un llamamiento a la calma y al respeto en medio de un clima de tensión sin precedentes entre poderes del Estado derivado de la futura Ley de Amnistía y los acuerdos con las formaciones independentistas. En su tradicional discurso navideño, el jefe del Estado ha recordado a todas las instituciones que tienen el "deber" de conducirse con la "mayor responsabilidad" y procurando siempre los "intereses de todos los españoles con lealtad a la Constitución". Y les ha pedido que se sitúen en el lugar que "constitucionalmente les corresponde", respetando a las demás "en el ejercicio de sus propias competencias", ejerciendo las funciones que tienen "atribuidas" y cumpliendo con las "obligaciones y deberes" que les "señala" la Carta Magna. Una Constitución sin la que, ha recordado, "no hay democracia ni convivencia posibles".

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