Rubalcaba: “Nuestra preferencia es republicana, pero somos compatibles con la monarquía”

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"Los socialistas seguimos sin ocultar nuestra preferencia republicana, pero nos seguimos sintiendo compatibles con la monarquía parlamentaria". 

La aseveración de Alfredo Pérez Rubalcaba, este miércoles en el pleno del Congreso, durante la tramitación exprés –en lectura única y urgente– de la Ley de Abdicación, resumía la posición socialista que la dirección ha reiterado en los últimos días, desde que se conoció la renuncia de Juan Carlos. Pero al mismo tiempo mantenía vivo el cordón umbilical del PSOE con la Transición, con aquel 11 de mayo de 1978, cuando el partido defendió el voto particular a favor de la república en la Comisión Constitucional, cuando se estaba elaborando la Carta Magna. Aquel día, el diputado Luis Gómez Llorente decía (y Rubalcaba lo citó textualmente para apoyar su argumentación): "No ocultamos nuestra preferencia republicana, pero sobrados ejemplos hay de que el socialismo, en la oposición y en el poder, no es incompatible con la monarquía cuando esta institución cumple con el más escrupuloso respeto a la soberanía popular y a la voluntad de reformas y aun transformaciones que la mayoría del pueblo desee en cada momento".

El recuerdo de la intervención histórica de Gómez Llorente –que ayer mismo recordaba también, en la reunión del Grupo Socialista, el exvicepresidente Alfonso Guerra– sirvió a Rubalcaba para "reafirmar" la "fidelidad" del PSOE al acuerdo constitucional, que construyó, aceptó y apoyó "decisivamente", y permitió conducir a España en un camino de "paz, libertad y progreso". España, dijo, ha tenido "monarquía y democracia", por lo que los socialistas deben ratificarse en lo que afirmó Gómez Llorente en 1978: "Si democráticamente se establece la monarquía, en tanto sea constitucional, nos consideraremos compatibles con ella". El excurso histórico de Rubalcaba buscaba también congraciarse con las bases del PSOE, fuertemente republicanas. 

El PSOE, en consecuencia, dijo el secretario general, "cumple sus acuerdos y no va a romper la Constitución", El partido, "si un día estima pertinente que ese consenso se revise para sustituirlo por otro, lo hará a través de los cauces pactados, de los cauces legales. Nadie nos va a apartar del cumplimiento de la Constitución, nadie. Tampoco a la hora de abordar sus reformas. Todas las propuestas de reforma son posibles", siempre que se sigan los "cauces que esta Cámara estableció". 

La "responsabilidad y coherencia" histórica del PSOE

Rubalcaba se preguntó qué habría sucedido si la abdicación se hubiera producido con Felipe González o José Luis Rodríguez Zapatero en el Gobierno. La habrían apoyado igual, "sin duda". "Vamos a hacer lo mismo que habríamos hecho si estuviésemos gobernando", porque el PSOE entiende así la "responsabilidad y la coherencia en la acción política, en temas de Estado", tanto si está en el Ejecutivo como si está en la oposición, "de la misma manera", apuntó, entre los aplausos de su bancada. 

El secretario general pasó después a congratularse de la decisión "libérrima" del rey de abdicar, y los socialistas, añadió, comparten las razones que el propio monarca esgrimió: el reconocimiento de las "serias cicatrices" que está dejando la crisis, el "balance autocrítico", la necesidad de corregir "errores", la percepción de que el príncipe de Asturias tiene la "madurez y la preparación" suficientes para asumir "con plenas garantías" la Jefatura del Estado. Asimismo, subrayó el "papel decisivo" de Juan Carlos en la Transición. 

La aprobación de la ley orgánica, según Rubalcaba, debe inscribirse en un acto de "normalidad constitucional", aunque de una "enorme trascendencia histórica y política". Sin embargo, no se trata de una simple sucesión y de un relevo en el trono. Para los socialistas, ha de significar la apertura de un "tiempo nuevo", exigible no sólo a Felipe VI sino al esfuerzo "de todos", en especial de los grupos políticos, "en un momento difícil para España" en el que los ciudadanos reclaman ese cambio. El secretario general recordó el diagnóstico del PSOE, tantas veces reiterado por él mismo: España padece tres crisis: una social, una política y una territorial. Y para resolver esa triple crisis, hacen falta "cambios constitucionales, no un proceso constituyente", una modificación del texto de 1978 "con consenso". Las reformas, apremió, son "inaplazables e imprescindibles". 

"Decidimos sólo sobre la abdicación"

"La abdicación del rey Juan Carlos y la proclamación en los próximos días del nuevo rey, Felipe VI, deberían servir para abrir paso a un tiempo de cambios y reformas, pactadas y consensuadas, cambios institucionales y cambios constitucionales también. No deberíamos desperdiciar ni la oportunidad política que hoy se nos abre ni el impulso asociado a la llegada de un nuevo rey", advirtió. Rubalcaba deseó al príncipe "lo mejor" y le garantizó "lealtad" y la colaboración de su partido para inaugurar ese "tiempo nuevo". 

A su vez, Rubalcaba, en la línea de lo previamente manifestado por Mariano Rajoy, recalcó que la Ley de Abdicación es puramente procedimental, que simplemente "acepta formalmente" la decisión del rey. La Cámara no podría no hacer la norma ni votar no a una voluntad expresada por el monarca. "Decidimos sólo sobre la abdicación. Esta Cámara puede discutir de todo –asumió, adelántandose a los oradores que posteriormente iban a centrar el debate en el eje república y monarquía–. Pero no votamos la sucesión. Eso ya lo votamos en 1978 y lo ratificó el pueblo español". El secretario general reiteró que en España sólo hay una soberanía, la soberanía nacional, de la que "dimanan todos los poderes del Estado". No hay "soberanía real". O sea, que los españoles no son "súbditos, sino ciudadanos de pleno derecho", y la Corona, por su parte, tiene tasadas sus funciones en la Carta Magna. 

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De modo que lo que hoy pasaba a pleno era el "cumplimiento de la Constitución". "Es una obligación ineludible, insoslayable en un Estado derecho, cumplir la ley y cumplir la Constitución", sostuvo. 

Todo el discurso de Rubalcaba estuvo impregnado de un fuerte tono institucional, solemne, sin crítica alguna al presidente del Gobierno, consciente de que se hablaba de la Corona y que este era un día histórico, jamás visto en la corta trayectoria democrática abierta desde la muerte de Franco.

Pero hoy era otro día histórico para Rubalcaba. Hoy pronunció su último gran discurso antes de abandonar la Secretaría General del PSOE. Y recibió numerosos aplausos de sus compañeros, más incluso que los que cosechó Mariano Rajoy de su bancada. Rubalcaba también fue respaldado por una veintena de diputados del PP, que le aplaudieron durante y al final de su intervención, algo que no es nada habitual en el Congreso. 

"Los socialistas seguimos sin ocultar nuestra preferencia republicana, pero nos seguimos sintiendo compatibles con la monarquía parlamentaria". 

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