"¡Este partido está imparable! ¡Hemos vuelto, compañeros, el PSOE ha vuelto!". Alfredo Pérez Rubalcaba salió al escenario eufórico, exultante. Con un "catarrazo socializado" por su amiga y número dos, Elena Valenciano, que le hizo sudar, moquear y que le quebraba de cuando en cuando la voz, pero con la moral por las nubes. Y lo primerísimo que proclamó en la clausura de la Conferencia Política, en su discurso de 50 minutos [ver PDF], fue eso, que el PSOE está de vuelta, que cierra su travesía en el desierto, que el partido emerge de la cumbre "fuerte, unido y con las ideas claras", con un proyecto distinto. Un PSOE renovado dos años después de la dolorosa debacle electoral de las generales del 20 de noviembre de 2011. Una percepción que también corría por los pasillos del Palacio Municipal de Congresos, sede de la convención. Esa y la de un líder "reforzado".
El secretario general reivindicó el trabajo hecho en este tiempo, la tarea pendiente, desde el congreso de Sevilla de 2012, de "hacer, cambiar, repensar" en el PSOE, de promover un "reformismo radical". Repasó la "impostura" del PP, su "compulsiva adicción a la mentira", su rostro de "derecha desalmada", su "insensibilidad". Pero el tronco de su intervención orbitó en torno a las propuestas que salen de la Conferencia, el desafío que el PSOE tiene por delante de "reconstruir" aquello que el Gobierno de Mariano Rajoy "está destrozando" y de "construir" una "nueva forma de hacer política", un proyecto más escorado a la izquierda, más cerca de los ciudadanos. "No somos lo mismo que el PP", clamó una y otra vez, desgañitándose. Y, por si quedaban dudas, y para responder al presidente del Ejecutivo, defendió que no hay otro partido "que tenga tanta pasión por España y por los españoles" como el PSOE. Porque el PSOE y el PSC, "juntos", van a ayudar a "reconstruir la relación de Cataluña con el resto de España".
Crítica al PP, resumen de las propuestas, reivindicación del "orgullo" del partido, Cataluña, laicidad... ¿Y primarias? No, ahí no hubo anuncio alguno del secretario general, como estaba cantado. No aclaró su futuro, si concurrirá o no como candidato. Y eso que en el prólogo de su intervención recordó Sevilla y el compromiso con el que compitió por el liderazgo del PSOE contra Carme Chacón: elaborar un "nuevo proyecto socialista y dar un empujón a la modernización del partido". "Esto es lo que ha sucedido. Hemos sido capaces de hacerlo. Esta Conferencia es la prueba de que hemos trabajado juntos y bien estos dos años". Sobre las elecciones internas, presumió sobre lo obvio, que el PSOE será el "primero" en implantarlas.
Ovación a Pere Navarro
Un "ejercicio de honestidad política", un intento de "reconquistar la confianza de los ciudadanos", que tienen "derecho a saber qué proyectos tiene el PSOE", un "ejercicio de verdad y de profundidad". Rubalcaba empleó esta otra definición de la convención de este fin de semana para oponerlo al modelo del PP, que "no ha aprendido la diferencia entre mentira y verdad", que "mintió" en 2004 y "ha vuelto mintiendo" al Gobierno. El secretario general reiteró, una vez más, que detrás de los recortes no subyace la querencia por la austeridad sin más, sino la "ideología", porque la derecha "nunca se ha preocupado por la igualdad". "Tienen un pretexto y propósito. El pretexto es la crisis y el propósito es debilitar el Estado social [...]. El problema son los recortes, por supuesto, pero el problema son los cambios estructurales que quieren dejar atados y bien atados para que haya estructuralmente una sociedad desigual". Con el Gobierno de Rajoy, auguró, la legislatura acabará con más paro, "más impuestos", más recortes, más "deuda" y una "desigualdad insoportable para una sociedad decente como es la española".
Dibujado el panorama desolador, Rubalcaba señaló a sus compañeros que la tarea que tienen por delante los socialistas es "reconstruir y destruir". Reconstruir lo que el PP "está destrozando", la cohesión social, el consenso político y el diálogo social. "Y reconstruir nuestras relaciones territoriales, nuestra convivencia territorial. Y lo tenemos que hacer sobre la base de dos palabras, dos: unidad y diversidad. Las dos palabras forman parte de nuestra historia y es así como tenemos que reconstruir nuestra convivencia territorial. Tenemos que reconstruir la relación de Cataluña con el resto de España, sobre la voluntad de seguir viviendo juntos, sobre el respeto mutuo, sobre el mutuo afecto". El líder se dirigió entonces al primer secretario del PSC, Pere Navarro: "Y lo vamos a hacer, Pere, lo vamos a hacer con el PSC, para seguir juntos, con vosotros, compañeros. ¡Vamos a hacerlo!". El auditorio saltó del asiento y se puso en pie, ovacionando a Rubalcaba y a Navarro que acabó finalmente por levantarse de su butaca para saludar a sus compañeros del PSOE. Otro gesto más que aleja la posibilidad de la ruptura. Los socialistas catalanes han ido recibiendo muestras de calor de sus colegas del PSOE durante toda la cumbre.
Rubalcaba caminó sobre los pasos que ayer habían recorrido Susana Díaz, Javier Fernández o Elena Valenciano, insistiendo, frente a los que entrevén tibieza en la posición del PSOE, en que el partido defiende la unidad de España, aunque de forma distinta a como lo hace el PP. "Queremos a Cataluña con nosotros. La queremos, y la queremos tal como es. Estamos convencidos de que la mayoría de los catalanes quieren a España y la sienten suya. Nosotros somos socialistas, no nacionalistas, no lo somos. Hay algunos nacionalistas [españoles, en el PP] que presumen de emocionarse más con los símbolos y con las banderas. No lo creo. De lo que estoy seguro es que no hay nadie, ningún partido en España que tenga tanta pasión por España y por su gente, por los españoles, por sus derechos, por sus lenguas, por sus culturas. ¡Pasión por España! ¡No somos nacionalistas, somos socialistas! ¡Pasión por la gente!". La grada, otra vez, se vino abajo.
"Queremos unos españoles que gobiernen su vida"
Pero "reconstruir no es mirar atrás con autocomplacencia, sino examinar las cosas que se han hecho mal para hacerlas bien". Fue el espacio que dejó para la autocrítica, que también ha rondado, y mucho, durante la Conferencia. El secretario general retomó en ese punto el cabo que ayer dejó sobre la lona la presidenta andaluza, cuando se refirió a las mareas y los colectivos que están saliendo a la calle contra los recortes. "Hay que estar ahí, porque los ciudadanos que salen a la calle por la sanidad o la educación públicas defienden el modelo que pusimos en marcha los socialistas. ¡Hay que estar con ellos! ¡Hay que estar con ellos para decirles que no somos iguales, que no somos iguales! ¡Hay que estar ahí, defender con uñas y dientes el futuro que se quiere cargar la derecha, estar con la gente, con los nuestros, con los ciudadanos, con la gente de a pie!". Rubalcaba bramó, se creció, y con él, de nuevo, sus compañeros, que volvieron a ponerse de pie a aplaudirle y jalearle.
Tras el clímax, llegó el relato de las propuestas: la apuesta por el cambio de modelo productivo y de política económica, el pacto de rentas entre sindicatos y empresarios, la igualdad de oportundiades para aprender y emprender, la modificación de la Constitución para blindar los derechos sociales, la lucha contra la corrupción, la defensa de la sanidad y la educación públicas, las pensiones, la dependencia, la no discriminación de mujeres y hombres... De todas, destacan varias, como la reforma fiscal progresiva, que hace que incluso los parados y pensionistas con rentas más bajas se "olviden de Hacienda", la defensa de una España federal –"Nos ha costado treinta años pronunciarlo y llevamos 204 federal en los estatutos del partido"– o la laicidad. Y aquí se llevó a la platea a su bolsillo, al recordar que promoverán la denuncia del Concordato de la Santa Sede. "Y cuando estemos en la oposición, lo derogaremos". "Queremos unos españoles que gobiernen su vida libremente", clamó. Sin embargo, el hoy secretario general formó parte de un Gobierno, el de José Luis Rodríguez Zapatero, que aparcó la Ley de Libertad Religiosa y jamás se planteo revisar los acuerdos de 1979.
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Rubalcaba enarboló los nuevos colores del partido, más rojo, más violeta y más verde. Un partido que es "el único capaz de parar a esta derecha desalmada", el partido "de la mayoría". Un aguijonazo a su flanco izquierdo, a IU.
El tiempo de las ideas se ha culminado, por tanto. Ahora queda el de los nombres, el de los candidatos y los rostros del futuro. Y esa carrera, en el PSOE, ha arrancado ya.
"¡Este partido está imparable! ¡Hemos vuelto, compañeros, el PSOE ha vuelto!". Alfredo Pérez Rubalcaba salió al escenario eufórico, exultante. Con un "catarrazo socializado" por su amiga y número dos, Elena Valenciano, que le hizo sudar, moquear y que le quebraba de cuando en cuando la voz, pero con la moral por las nubes. Y lo primerísimo que proclamó en la clausura de la Conferencia Política, en su discurso de 50 minutos [ver PDF], fue eso, que el PSOE está de vuelta, que cierra su travesía en el desierto, que el partido emerge de la cumbre "fuerte, unido y con las ideas claras", con un proyecto distinto. Un PSOE renovado dos años después de la dolorosa debacle electoral de las generales del 20 de noviembre de 2011. Una percepción que también corría por los pasillos del Palacio Municipal de Congresos, sede de la convención. Esa y la de un líder "reforzado".