Sánchez acusa a Casado de tomar como “rehén” al CGPJ para intentar imponer el programa político y económico del PP

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El líder del PP, Pablo Casado, ha tomado como “rehenes” a las instituciones cuyos órganos de gobierno deben renovarse para intentar obligar al Ejecutivo de Pedro Sánchez a aplicar el programa político y ecomómico con el que los conservadores perdieron las elecciones. Lo que Casado pretende, según el Gobierno, es condicionar cualquier acuerdo a que Sánchez renuncie previamente a sus presupuestos, a sus socios en el Ejecutivo y en el Congreso y a su política de diálogo para intentar encontrar una solución al conflicto catalán.

En estos términos se expresó la ministra portavoz, María Jesús Montero, al término de la reunión que mantuvieron en La Moncloa el presidente Pedro Sánchez y el líder de la oposición, Pablo Casado.

Montero emplazó a Casado a explicar qué propone el PP si no le sirve el diálogo como método para intentar de encontrar soluciones. Si lo que quiere es “un 155 permanente”, que el Tribunal Constitucional ya ha dicho que es inconstitucional.Y se preguntó además qué hubiese pasado si en 2017 el PSOE hubiese condicionado su respaldo a la aplicación del 155 en Cataluña a que Mariano Rajoy aplicase el programa socialista en los presupuestos generales.

La ministra aseguró que el PP siguen instalado en “el bloqueo”, exactamente igual que al comienzo de la legislatura, sin entender que los españoles decidieron hasta en dos ocasiones que querían un Gobierno progresista liderado por Pedro Sánchez. “Sigue en el bloqueo como si no se hubiesen celebrado dos elecciones consecutivas”, lamentó. Su actitud ha sido “de contumacia”.

El PP, recordó, tiene “un papel clave” a la hora de llegar a acuerdos en materia de pensiones, de financiación autonómica y local y de renovación de órganos tan relevantes como el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas, el Defensor del Pueblo o el consejo de administración de la corporación RTVE.

Casado, aseguró Montero, no ofreció nada al presidente durante su reunión. Se limitó a plantear que “o se hace su política”, en relación con Cataluña y con los presupuestos, “o no se puede contar con el PP”. Una actitud con la que, advirtió, no está boicoteando al Gobierno, que sigue pudiendo tomar decisiones, sino a las instituciones cuyos órganos de gobierno han completado sus mandatos.

El Gobierno, precisó, nunca ha pretendido obtener el apoyo del PP, pero sí “que aporte” en todos estos asuntos. Pero Casado lo que quiere es que el Gobierno “renuncie a su programa y aplique el del PP; sería un fraude. Sigue sin entender que los españoles quieren que esté en la oposición”.

Pese al fracaso de la reunión, Sánchez no se rinde. La ministra portavoz aseguró que el Ejecutivo mantiene la mano tendida y seguirá intentando persuadir al PP de la necesidad de cumplir la ley y renovar los órganos que están pendientes de poder iniciar nuevos mandatos, algunos de ellos desde hace más de un año, lo aque está “perjudicando a su normal funcionamiento”.

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La cita ha servido para constatar que la formación conservadora “no ha variado ninguna de sus posiciones, a pesar de su responsabilidad como principal partido de la oposición”, han informado fuentes de Moncloa antes de que cmpareciese el dirigente popular ante la prensa.

Sánchez, pese a la actitud de Casado, mantiene su compromiso de que ésta sea “la legislatura del diálogo” entre las fuerzas políticas para desbloquear asuntos tan importantes para la ciudadanía como "la financiación autonómica, el Pacto de Toledo sobre las pensiones, o la renovación de puestos en organismos de gran trascendencia para el país", añade el Gobierno en su breve comunicado.

Superada la investidura, a la que el PP se negó a contribuir pese a la insistencia del PSOE, el presidente quiso hablar con Casado para tantear hasta dónde iba a insistir en la estrategia de confrontación y pulsar en primera persona si era posible el escenario de cooperación imprescindible para intentar llegar a los acuerdos de Estado que el sucesor de Mariano Rajoy ofreció en otras ocasiones. Entre ellos se contaban una nueva ley electoral para evitar que en el futuro se puedan reproducir los bloqueos de los últimos años —algo que también defiende Sánchez, aunque discrepan sobre las fórmulas—, un pacto educativo, un plan contra la despoblación, un nuevo impulso contra la violencia de género, la renovación del Pacto de Toledo sobre las pensiones, un pacto “nacional” sobre el agua y un acuerdo sobre infraestructuras.

El líder del PP, Pablo Casado, ha tomado como “rehenes” a las instituciones cuyos órganos de gobierno deben renovarse para intentar obligar al Ejecutivo de Pedro Sánchez a aplicar el programa político y ecomómico con el que los conservadores perdieron las elecciones. Lo que Casado pretende, según el Gobierno, es condicionar cualquier acuerdo a que Sánchez renuncie previamente a sus presupuestos, a sus socios en el Ejecutivo y en el Congreso y a su política de diálogo para intentar encontrar una solución al conflicto catalán.

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