El reglamento de elecciones primarias que el Comité Federal del PSOE aprobó el pasado mes de febrero —sin oposición visible, más allá del malestar que los principales barones críticos dejaron caer ausentándose del debate interno— consagró el poder de los militantes del PSOE a la hora de decidir quién debe encabezar las listas autonómicas y aspirar a la Presidencia de cada comunidad.
La democratización del proceso, sin embargo, se ha visto alterada por la decisión del secretario general, Pedro Sánchez, de intervenir activamente en el debate de primarias de cada territorio señalando a los militantes con toda claridad cuáles son sus preferencias.
El primero en contar con el aval del líder fue Adrián Barbón, el secretario general del PSOE asturiano. Barbón, que en septiembre ganó las primarias orgánicas por un amplio margen (60,5%) frente al candidato del actual presidente autonómico, Javier Fernández, uno de los más destacados opositores al sanchismo, fue señalado a finales de marzo por Sánchez como su candidato en una entrevista publicada por el diario El Comercio mucho antes incluso de que se pusiera en marcha el proceso.
El caso de Asturias
Si hay varios candidatos, la primera vuelta de las primarias tendrá lugar el 10 de junio, pero los críticos del PSOE todavía debaten si se organizan para dar la batalla y disputar a Barbón la candidatura a la Presidencia del Principado. Como número uno se están debatiendo varias opciones, entre ellas la del consejero de Infraestructuras, Fernando Lastra, y la del de Presidencia, Guillermo Martínez, ambos en el Gobierno de Fernández. La fecha límite para decidirse es el 12 de mayo.
En el caso de Madrid ni siquiera se ha aprobado todavía el calendario de primarias, pero Pedro Sánchez ya ha dejado claro en repetidas ocasiones, igual que el secretario general del PSM, José Manuel Franco, que su candidato es el actual portavoz en la Asamblea, Ángel Gabilondo. El frustrado intento de auparle a la Presidencia mediante una moción de censura apoyada por Podemos y Ciudadanos no ha hecho sino consolidar la apuesta, que ya nació en 2014 de una decisión con la que el propio Sánchez pasó por encima de las primarias al defenestrar a Tomás Gómez, que entonces era el candidato de los militantes.
Tampoco en La Rioja hay calendario de primarias, pero como ocurre en la comunidad madrileña, Sánchez ya se ha anticipado mostrando su preferencia por la diputada autonómica Concha Andreu como candidata a la Presidencia. Andreu ya fue cabeza de cartel en las elecciones regionales de 2015.
Otro de los señalados por el líder del PSOE como su preferido es Pablo Zuloaga, el secretario general del partido en Cantabria, aunque en este caso todo apunta a que los militantes sí tendrán oportunidad de votar. Los críticos en esta comunidad, liderados por la vicepresidenta Eva Díaz Tezanos, perdieron las primarias orgánicas el año pasado por 167 votos (no pasaron del 46,1%), pero aún así han decido dar la batalla. Autodescartada la propia Tezanos, su candidato es el diputado en el Congreso Ricardo Cortés. La votación será el 27 de mayo.
Siguiendo la regla no escrita de que el candidato sea el secretario general —sólo rota en Madrid y La Rioja—, Sánchez señaló el 15 de abril a la responsable del partido en Navarra, María Chivite, como su aspirante favorita para las primarias. En la comunidad foral la votación había sido prevista para el 19 de mayo, pero la ausencia de rivales hará innecesaria la consulta a los militantes y facilitará su proclamación en cuanto concluya el trámite de presentación de avales.
El procedimiento ha sido muy parecido en Castilla y León. Aprovechando la celebración del día de la comunidad, Sánchez indicó la semana pasada su preferencia por Luis Tudanca para disputar al PP la Presidencia autonómica. Teóricamente existe la posibilidad de que otro militante socialista le dispute el puesto —el plazo no concluye hasta el 11 de mayo— pero si, como es más que probable, Tudanca es el único que se presenta, será proclamado a finales de mes sin necesidad de votación.
Murcia, la última en apuntarse
Este domingo, la Región de Murcia se convirtió en la séptima de las trece comunidades que tienen elecciones en mayo de 2019 en la que Sánchez ya se ha mojado designando a su favorito: el secretario general en la región, Diego Conesa. Si hay más de un candidato, la votación se celebrará el 23 de junio, pero de nuevo todo apunta a una proclamación, porque no hay indicios de que el sector de la diputada María González Veracruz, derrotada el año pasado en las primarias orgánicas por un estrecho margen (alcanzó el 47,3% de los votos, apenas 220 papeletas menos que el ganador), quiera probar suerte de nuevo. Si se deciden a hacerlo, deben presentar un candidato antes del 16 de mayo. En caso contrario, Conesa será proclamado en la primera semana de junio.
Pendiente de calendario para designar a su aspirante a la Presidencia autonómica, como en el caso de Madrid y La Rioja, está Canarias. En este caso, el secretario general, Ángel Víctor Torres, ya anunció en diciembre su deseo de ser el candidato. Su alineación con el sanchismo hace más que previsible que Pedro Sánchez también le designe como su favorito en las primarias que habrá que convocar en el archipiélago.
Ninguno de los cinco procesos de primarias autonómicas convocados hasta ahora estará abierto a los simpatizantes del partido, por decisión tanto de las direcciones territoriales como de la ejecutiva de Sánchez.
La idea original aprobada en el 39º Congreso, hace apenas diez meses, era aplicar la propuesta que la militancia socialista respaldó al devolver a Sánchez a la Secretaría General: que los candidatos a las presidencias autonómicas fuesen elegidos mediante primarias abiertas a todos los simpatizantes.
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La dirección del partido, sin embargo, rebajó esta exigencia en el reglamento interno aprobado en febrero y la dejó en una simple posibilidad: que haya o no primarias abiertas depende ahora de lo que decidan las ejecutivas de las federaciones autonómicas y, en su caso, la dirección federal.
La implicación personal de Sánchez apostando públicamente por un candidato no es la única circunstancia que, en la práctica, limita la capacidad de los militantes de tomar decisiones. Una de las más significativas es el blindaje que asiste a los candidatos que ya gobiernan en sus respectivas comunidades, gracias al cual es prácticamente imposible que nadie pueda disputarles el número uno de la candidatura —sería necesario el voto a favor de la mayoría del Comité Regional de la federación o una petición firmada por más de 40% de los militantes—.
En virtud de los requisitos exigidos por el reglamento interno del partido, cinco presidentes autonómicos del PSOE tienen garantizada la candidatura: Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Francina Armengol (Balears), Javier Lambán (Aragón) y Ximo Puig (Comunitat Valenciana).
El reglamento de elecciones primarias que el Comité Federal del PSOE aprobó el pasado mes de febrero —sin oposición visible, más allá del malestar que los principales barones críticos dejaron caer ausentándose del debate interno— consagró el poder de los militantes del PSOE a la hora de decidir quién debe encabezar las listas autonómicas y aspirar a la Presidencia de cada comunidad.