Susana Díaz, debilitada tras su derrota en las primarias del 21 de mayo ante Pedro Sánchez, revalidará sin sobresaltos el liderazgo en la federación andaluza del partido, la mayor de España y la más madrugadora en la convocatoria de su congreso regional. No tendrá enfrente un candidato apoyado por el secretario general y sus referentes en la comunidad, al contrario que lo que previsiblemente le ocurrirá a Ximo Puig en la Comunidad Valenciana y a Javier Lambán en Aragón, presidentes de gobierno autonómico que podrían quedarse sin el liderazgo regional, dando lugar a situaciones de bicefalia de incierto desenlace. Si el ignoto precandidato Francisco Tirado, militante de Linares (Jaén) sin relevancia orgánica, no logra los casi 5.000 avales que necesita para presentarse a las primarias, la presidenta revalidará su cargo de la misma manera en que lo obtuvo, sin un rival con apoyos suficientes para enfrentarse a ella en las urnas. Tirado no lo tendrá fácil. Para presentarse necesita que el 10% del censo del PSOE andaluz, que suma un total de 45.848 militantes, avale antes del 1 de julio a un precandidato que cree que la presidenta de la Junta debe "dimitir" y que gestiona el partido como "un cortijo".
Esta falta de alternativa viable para el liderazgo regional no significa que el PSOE andaluz vaya a entrar en fase de balneario. Los afines a Sánchez, que son la mayoría dominante de los órganos del partido a nivel federal pero son una minoría exigua en los órganos andaluces, darán previsiblemente la batalla en los cónclaves provinciales que se celebrarán entre septiembre y octubre, informan a infoLibre responsables próximos a Sánchez. La razón esgrimida es que un candidato alternativo a Díaz podría debilitar aún más su posición, a dos años como máximo de las elecciones autonómicas y con la oposición crecida, por lo que es aconsejable "dejar pasar" el congreso regional. Al mismo tiempo, no habría justificación para "no llevar a las direcciones provinciales el pluralismo que se ha visto que existe en las ocho provincias", señala un sanchista.
El voto a Pedro Sánchez superó en las primarias el 30% en Cádiz (38,97), Almería (36,56), Granada (35,48) –cuyas capitales tienen secretarios locales afines a Sánchez– y Málaga (34,6). En ninguna de esas provincias llegó Díaz al 60%. El oficialismo aguantó con mayor margen en la Andalucía interior –Sevilla, Jaén, Córdoba– y en Huelva, por encima del 60%. Los afines a Sánchez también subrayan la dificultad que suponía armar una candidatura para enfrentarse a Díaz con tan poco tiempo, ya que el PSOE-A apuró los márgenes para adelantar su congreso y este mismo martes –con el cónclave federal casi sin terminar de recogerse– era el último día para presentar las precandidaturas. Además se da la circunstancia de que un candidato crítico se expondría a una campaña dura y a una más que probable derrota, sin que estén muy claras las contrapartidas que se obtendrían. El que más cerca ha estado de dar el paso ha sido el histórico de Izquierda Socialista José Antonio Pérez Tapias, pero finalmente no se lanzó.
Así que la contienda se trasladará al ámbito provincial. Actualmente los ocho secretarios provinciales están alineados con Díaz, por la que se movilizaron en la campaña de las primarias y se volverán a movilizar ahora. No obstante, en la situación actual los alineamientos con Díaz ya no son expresamente contra Sánchez, como ocurría en las primarias. Han sido frecuentes las declaraciones de secretarios provinciales que han insistido en que, una vez celebradas las primarias, todos son sanchistas. "Yo soy más de Pedro que Pedro", ha dicho el líder del PSOE en Huelva, Ignacio Caraballo. Son sólo palabras, pero evidencian una realidad: los líderes provinciales no quieren señalarse como críticos con un secretario general que ha arrasado en las primarias y que –al menos en sus primeras semanas– genera ilusión en importantes sectores de la militancia. Este impulso conciliador ya se materializó en la elección de los delegados de las provincias en los conocidos como congresillos, donde con algún sobresalto hubo un cierto entendimiento entre las distintas corrientes. No es descartable que ocurra algo parecido en la conformación de las direcciones provinciales.
Acuerdos o contiendas
No obstante, hay provincias en las que, por los difíciles equilibrios existentes y el deterioro de la confianza mutua, es previsible una contienda electoral. El secretario local del PSOE de Granada y afín a Sánchez, José María Rueda, ya ha anunciado que se presentará. El nivel de enconamiento de los críticos contra el secretario provincial en Málaga, Miguel Ángel Heredia, hace difícil prever una solución de entendimiento en la provincia. Un destacado miembro del círculo de confianza de Sánchez en Andalucía da por hecho que en todas las provincias habrá o bien competición electoral o bien direcciones de integración entre las distintas corrientes, una práctica que tiene tradición en el seno del PSOE andaluz. Todos los consultados consideran que es pronto –salvo en el caso de Granada– para saber quién se puede presentar como alternativa a los secretarios generales afines a Susana Díaz. Además de los ocho andaluces en la ejecutiva de Sánchez, hay figuras que han adquirido relieve en el sanchismo casi en cada provincia. Aparte de Rueda en Granada, los secretarios locales del PSOE en Almería (Fernando Martínez) y Cádiz (Francisco González) también se alinearon con el secretario general en tiempos en que el sanchismo en Andalucía era un exotismo.
En la dirección de Sánchez están el propio Fernando Martínez (Almería), Carmen Calvo (Córdoba), María Luisa Faneca (Huelva), Francisco Salazar (Sevilla), María Jesús Castro (Cádiz), Ignacio López (Málaga), José Antonio Rodríguez (Granada) y el sevillano Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, que no parece en absoluto inclinado al protagonismo en las batallas orgánicas del PSOE andaluz, donde durante años ha transitado espacios minoritarios que ahora ha dejado atrás para integrarse en una dirección federal renovada y cargada de legitimidad interna. En Córdoba ha tenido un perfil destacado Teba Roldán, así como en Málaga Ignacio López.
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Si en la dirección todos los andaluces son afines a Sánchez, en el comité lo son casi la mitad: 13 de 27, ya que están en dicho órgano los ocho secretarios provinciales, todos de la cuerda de Díaz. El más destacado apoyo andaluz de Sánchez en dicho órgano es Francisco Toscano, alcalde de Dos Hermanas (Sevilla), enfrentado desde hace años a la presidenta. Desde las filas del sanchismo se atribuye a Toscano gran proximidad e influencia sobre el secretario general. Él mismo le dijo a Juan Cornejo, número dos del PSOE andaluz, que podía garantizarle que no habría candidato avalado por Sánchez de cara a unas hipotéticas primarias andaluzas, pero que no podía asegurar que un militante no se tirase al barro por su cuenta. La posición oficial de la dirección federal es que le toca seguir hablando a los militantes. Toscano también le dijo que nada se podía garantizar a estas alturas para los congresos provinciales.
Manuel Chaves, que apoyó a José Bono, acabó alineado con José Luis Rodríguez Zapatero. José Antonio Griñán, que empujó a Carme Chacón, terminó detrás de Alfredo Pérez Rubalcaba. Está por ver si Susana Díaz, que en su día fue fundamental para aupar a Pedro Sánchez y luego para descabalgarlo, y que finalmente fracasó en su intento de derrotarlo en las urnas, acaba tragando con el actual secretario general. La dirección de Sánchez está multiplicando los mensajes que invitan a los barones –o ex barones, más bien– a tener "capacidad de adaptación". Es decir, a asumir que ha llegado un nuevo tiempo y que ya no son ni poder ni contrapoder a nivel federal. De momento los mensajes que lanza el PSOE andaluz sobre elementos nucleares de la propuesta política de Sánchez, como la "plurinacionalidad", son de un gélido escepticismo. No es una cuestión menor. En las batallas orgánicas entre sanchistas y susanistas en Andalucía no sólo hay en juego cargos y espacios de poder, como de forma simplona se hace ver a veces, también se determina ahí el rumbo de los discursos y de las políticas provincia a provincia.
Al hacer este martes oficial su precandidatura, Díaz afirmó que esperaba "respeto recíproco", el sentido de que ella no ha entrado en cómo hacía Sánchez su ejecutiva, por lo que ahora espera lo mismo. Es menos probable que cuente con ese "respeto" cuando llegue la hora de las provincias.
Susana Díaz, debilitada tras su derrota en las primarias del 21 de mayo ante Pedro Sánchez, revalidará sin sobresaltos el liderazgo en la federación andaluza del partido, la mayor de España y la más madrugadora en la convocatoria de su congreso regional. No tendrá enfrente un candidato apoyado por el secretario general y sus referentes en la comunidad, al contrario que lo que previsiblemente le ocurrirá a Ximo Puig en la Comunidad Valenciana y a Javier Lambán en Aragón, presidentes de gobierno autonómico que podrían quedarse sin el liderazgo regional, dando lugar a situaciones de bicefalia de incierto desenlace. Si el ignoto precandidato Francisco Tirado, militante de Linares (Jaén) sin relevancia orgánica, no logra los casi 5.000 avales que necesita para presentarse a las primarias, la presidenta revalidará su cargo de la misma manera en que lo obtuvo, sin un rival con apoyos suficientes para enfrentarse a ella en las urnas. Tirado no lo tendrá fácil. Para presentarse necesita que el 10% del censo del PSOE andaluz, que suma un total de 45.848 militantes, avale antes del 1 de julio a un precandidato que cree que la presidenta de la Junta debe "dimitir" y que gestiona el partido como "un cortijo".