El PSOE celebró este lunes un Comité Federal extraordinario que, sobre el papel, debía centrarse en el análisis de los resultados electorales del 20-D y en las condiciones que el partido marca a los posibles pactos postelectorales si el PP no consigue formar Gobierno. Pero las disputas internas volvieron a centrar buena parte de los intercambios entre la dirección federal y los barones, toda vez que la primera cuestión, la de las líneas rojas para entenderse con Podemos, quedó prácticamente zanjada este domingo en un encuentro entre el equipo de Sánchez y los dirigentes territoriales.
El balance es el siguiente tras más de siete horas de reunión y casi una cincuentena de intervenciones: de puertas adentro el secretario general, Pedro Sánchez, gana tiempo al frente del PSOE. El Congreso Federal donde debe revalidar su liderazgo y al que ya anunció que se presentará se tenía que celebrar en febrero, cuatro años después del cónclave en el que Rubalcaba se impuso por la mínima a Chacón. A día de hoy sigue pospuesto sin fecha, como la Ejecutiva de Sánchez planeó y pese a que varias federaciones cuestionan esa decisión. Los críticos dan por seguro que se no se retrasará tanto como él quiere, pero no hay nada escrito.
Sobre la segunda cuestión, la de los los posibles pactos, Sánchez tiene oficialmente margen para actuar e intentar conformar una mayoría alternativa al PP, siempre y cuando los conservadores se demuestren incapaces de investir a su candidato. Pero lo cierto es que la resolución política aprobada por el comité [ver en PDF], la hoja de ruta a la que deberá atenerse en sus actuaciones, reduce a la mínima expresión las posibilidades de entendimiento entre el PSOE y Podemos, pues exige a estos últimos de forma previa, "innegociable" e "indispensable" que renuncie a la celebración de un referéndum en Cataluña.
Prórroga para Sánchez
En su discurso inicial, que pudo seguirse en abierto, el secretario general no dijo una sola palabra sobre la fecha del próximo Congreso Federal. Fuentes del partido señalan que sí lo hizo al término del comité de este lunes, cuando volvió al atril para responder a los dirigentes que se pronunciaron durante la reunión. Estas fuentes apuntan que Sánchez defendió que, por responsabilidad, la opción de aplazar el Congreso era la única viable. Que deben anteponerse los intereses generales y la formación del nuevo Gobierno a la vida interna de la organización. En resumen: primero España, luego el partido.
En esa línea, ejemplifican que Sánchez no podría dedicarse a recoger avales para revalidar su cargo mientras da la réplica a Rajoy en las sesiones de investidura en el Congreso o conduce las conversaciones con Podemos y otras fuerzas. Agregan, además, que la mayoría de intervenciones en la cita de este lunes apoyaron esa tesis y que el secretario general se sintió "ratificado" por el sentir mayoritario del Comité Federal, pese a que en ningún momento se votó ese punto. Y frente a las federaciones críticas, la dirección federal recuerda que en algunas comunidades los barones han aplazado hasta seis meses sus Congresos autonómicos.
El origen de la polémica en torno al Congreso Federal está en el día después del 20-D. Ese lunes el equipo de Sánchez afirmó que se postergaría hasta que se celebre la sesión de investidura. Varios dirigentes territoriales consideraron "un error" abrir ese debate. Otros, que el Congreso debía ser "cuando toca". En la práctica eso supondría organizarlo en febrero, una posibilidad para la que ya no hay margen porque entre la convocatoria oficial y su materialización deben pasar 60 días. En cualquier caso, la distancia era grande entre febrero o marzo –fecha deseada por estos cargos– y mayo –la que baraja el equipo de Sánchez–.
Barones piden la hora
Entre quienes se situaron frente a la dirección federal estuvo la presidenta andaluza, Susana Díaz. Fuentes consultadas por infoLibre confirman que Díaz llegó este domingo a la reunión con Sánchez con un "planteamiento duro": que el PSOE debía permanecer en la oposición y que la fecha para el Congreso debía marcarse ya. Este lunes Díaz insistió a su llegada a la sede de Ferraz en que ese cónclave debe celebrarse "cuando toque" de acuerdo con los estatutos. A esa tesis se sumaron Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Javier Fernández (Asturias) y Ximo Puig (Comunitat Valenciana). Pero finalmente este núcleo de dirigentes críticos con Sánchez concluyeron que era mejor no fijar este mismo lunes la fecha para el Congreso.
Ferraz lo celebra como una victoria y esgrime que el Congreso se programará para cuando se considere oportuno a la vista del "contexto político", sin más detalle. Insiste en que este lunes tampoco se podía tomar esa decisión bajo ningún concepto, porque el Comité Federal que se celebró era de carácter extraordinario y se convocó únicamente con un punto en el orden del día: el análisis de los resultados del 20-D. Y ello hacía imposible que se introdujeran otras cuestiones, sostiene el equipo de Sánchez.
La dirección federal tuvo a su lado al PSOE de Madrid, a la presidenta de Baleares, Francina Armengol, y al PSC, fuentes de cuyo entorno indicaron que el primer secretario, Miquel Iceta, consideró más "prudente" esperar a que se despeje el panorama político antes de decidir el calendario interno. En un punto intermedio, la federación extremeña de Guillermo Fernández Vara apuntó que tiene "dudas" sobre el mejor momento para celebrar el Congreso: no es partidaria de postergarlo hasta mayo pero tampoco quiere que el proceso interfiera con la formación del nuevo Gobierno, así que apuesta por un "término medio".
Manos casi atadas
Pero la prórroga conseguida por Sánchez no implica que vaya a disfrutar de libertad para desenvolverse en las negociaciones para alcanzar la Presidencia del Gobierno. Todo lo contrario, porque el texto aprobado por el Comité Federal de este lunes establece líneas rojas férreas incluso para iniciar esas conversaciones. Aunque reitera que "el PSOE votará en contra de la investidura de Rajoy y de un nuevo Gobierno del PP" y que "las nuevas elecciones deben ser la última opción", pone muy difícil el entendimiento con Podemos, que ha marcado como "irrenunciable" el referéndum en Cataluña.
Frente a esa exigencia, los socialistas reivindican ser "los únicos" que plantean una solución al auge del independentismo –una reforma constitucional que "actualice el marco de convivencia" y permita avanzar "hacia un modelo de Estado de estructura federal"– y cierran de un portazo las opciones de transigir con el derecho a decidir que reclaman los de Iglesias: "La renuncia a esos planteamientos es una condición indispensable para que el PSOE inicie un diálogo", asegura la resolución aprobada. "No gobernaré a cualquier precio", dijo durante el comité Pedro Sánchez, que planteó en cambio ocho grandes ejes para el acuerdo.
Fuentes de la dirección del partido admiten que Podemos les sacó ventaja al exponer rápidamente sus condiciones para el pacto. También reconocen que no les benefició "lo ocurrido esta semana": el ruido de declaraciones cruzadas de múltiples dirigentes sobre los puntos que habría que imponer a un pacto con el partido morado. En cambio, albergan la esperanza de que con la aprobación de la citada resolución, al explicitar definitivamente sus condiciones, la pelota vuelva al tejado de Podemos. Sin embargo, en una primera reacción, Pablo Iglesias mantuvo la exigencia del referéndum y acusó al PSOE de "hacer teatro".
Dudas de fondo
Ver másLa dirección del PSOE desoye a los barones que piden celebrar el Congreso Federal cuanto antes
A la vista del estrecho carril por el que deberá transitar el secretario general, hay quien este lunes admitió abiertamente que es más probable el escenario de repetición de elecciones que ver al líder del PSOE presidente. Es el caso del castellanomanchego Emiliano García-Page, que no quiso pronunciarse sobre si Pedro Sánchez debería repetir como candidato. "Abrir ese debate ahora le perjudica", admitió sin ir más allá. Pero el cuestionamiento de fondo está ahí, e incluso fuentes de la dirección socialista reconocer que el nombre del candidato en ese escenario no está resuelto.
Los críticos con Sánchez dan por seguro que en enero se convocará un nuevo Comité Federal. Las fechas que se barajan son los días 9, 16 o 23. Sea cual sea, esperan que de ahí salga la convocatoria definitiva del Congreso Federal, donde el actual líder socialista anunció que competirá por revalidar su cargo pero donde no se descarta otra candidatura para dirigir el PSOE: la de Susana Díaz. Si hay elecciones, subrayan dirigentes consultados por infoLibre, la presidenta andaluza tiene que dar el paso tras amagar en varias ocasiones con disputar el liderazgo del partido.
Como corresponde a la dirección federal de Sánchez poner en marcha la convocatoria del Congreso, cabe la posibilidad de que intente negarse. Si eso ocurriera, sólo un tercio de los 250 integrantes del Comité Federal podrían imponer una fecha. Si se diera esa situación no quedaría otra salida que acatar las normas y convocarlo, admiten fuentes de la dirección federal del PSOE.
El PSOE celebró este lunes un Comité Federal extraordinario que, sobre el papel, debía centrarse en el análisis de los resultados electorales del 20-D y en las condiciones que el partido marca a los posibles pactos postelectorales si el PP no consigue formar Gobierno. Pero las disputas internas volvieron a centrar buena parte de los intercambios entre la dirección federal y los barones, toda vez que la primera cuestión, la de las líneas rojas para entenderse con Podemos, quedó prácticamente zanjada este domingo en un encuentro entre el equipo de Sánchez y los dirigentes territoriales.