No era un cambio cualquiera. El vacío que dejaba Nadia Calviño era muy complicado. El presidente tenía que encajar piezas muy sensibles. Clave de bóveda de su Gobierno: Vicepresidencia primera y Ministerio de Economía. Son áreas que obsesionan a Pedro Sánchez, según reconocen sus más cercanos. No puede haber errores en unos tiempos tan complicados y mirando el complejo horizonte que se avecina especialmente en el terreno económico europeo.
El nuevo mapa del Gobierno diseñado por el presidente deja como grandes movimientos el ascenso de María Jesús Montero a la Vicepresidencia primera, la designación de Carlos Cuerpo como responsable de Economía, Comercio y Empresa y el traspaso de las competencias de Función Pública para reforzar el Ministerio de Transición Digital que está en manos de José Luis Escrivá.
Todo ello propiciado por la marcha de Nadia Calviño para ser la primera mujer en la historia que presida el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el mayor organismo financiero multilateral del mundo. Para Sánchez es un orgullo y se ha empleado al máximo en la escena internacional para conseguir esa plaza, pero a la vez le suponía un problema en el Gobierno de enormes dimensiones y una pérdida personal. La hasta ahora vicepresidenta primera fue un fichaje del socialista al llegar a La Moncloa y la desconocida alta funcionaria europea se fue ganando su absoluta confianza, además de sorprender a muchos en los últimos tiempos por su faceta política y parlamentaria. Del frío recibimiento pasó al aplauso caluroso del partido y a encabezar las lista del CIS de los ministros mejor valorados. “Nosotros tenemos a Nadia y ellos no tienen a nadie”, presumía contra la oposición.
Y es que además siempre está el miedo al roce entre los ministros de Economía y de Hacienda, una pugna mítica en casi todos los gobiernos. Sánchez no quiere esa dualidad que sí han fomentado otros presidentes. Hasta ahora, como han confesado las protagonistas, María Jesús Montero y Nadia Calviño se llamaban “mellizas”. Muchas veces en las reuniones del Consejo de Ministros o de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos sólo con mirarse se entendían perfectamente. Por lo que Sánchez ha ordenado al nuevo ministro que también se trabaje esa relación con la titular de Hacienda.
La todopoderosa Montero
La reestructuración del Gobierno supone un ascenso todavía mayor de María Jesús Montero sumando la Vicepresidencia primera, la persona que debe asumir el Consejo de Ministros cuando no esté el presidente. Y materializa la simbiosis total con la calle Ferraz, ya que la sevillana es orgánicamente la ‘número dos’ del PSOE como vicesecretaria general tras la marcha de Adriana Lastra.
Montero, que durante sus años al frente de consejerías la Junta de Andalucía había rehuido los puestos orgánicos, se convierte de esta forma en la segunda persona con más poder político del país después de Pedro Sánchez. Es de su absoluta confianza. El presidente sólo consultó con ella, Félix Bolaños, Santos Cerdán y Óscar López en la madrugada tras el fracaso de las elecciones del 28M el adelanto electoral. Además, ha sido la encargada junto con el ministro de Justicia y Presidencia de armar el complicadísimo sudoku con los grupos parlamentarios para la investidura de Pedro Sánchez.
Tiene por delante algunos de los retos para que aguante la coalición cuatro años. El principal: sacar adelante los presupuestos generales del Estado. Ya está manos a la obra cuadrando con los ministerios su confección, pero a la vez estudiando cómo solventar un posible veto del PP en el Senado con su mayoría absoluta a los objetivos de déficit de las administraciones. Y será vital su papel para encauzar una nueva ley de financiación autonómica, que quiere sacar con los populares, y para ejecutar la condonación de la deuda pactada con Esquerra para Cataluña pero extensible al resto de autonomías (estén adheridas o no al FLA).
Pero detrás también hay varios factores políticos de mucha importancia. Su designación es un guiño para Andalucía, una comunidad clave para el PSOE y la federación con el mayor número de militantes de España (más de 40.000 personas tienen el carné en el sur). Ella encabezó la papeleta por Sevilla, una provincia donde el PSOE se impuso en las urnas. A muchos en esa federación les gustaría verla como candidata en las próximas autonómicas, pero ella se siente cómoda en su puesto en Madrid y apoya cerradamente al actual líder del PSOE-A (“mi Juan”, le dice cariñosamente).
Otro punto muy importante para este ascenso a la Vicepresidencia primera es que Pedro Sánchez quiere en esta etapa, con tan dura oposición, tener pararrayos. Ese fue uno de los puntos débiles en los pasados años, como le dijeron muchos en el partido. Faltaban escuderos, figuras de peso político saliendo todos los días a defender al presidente y al Gobierno. Ahora Montero encabezará ese equipo para responder en el Parlamento y ante los medios, en el que también están Félix Bolaños, Óscar Puente y Pilar Alegría.
Y Montero tiene la intención además de darle una impronta muy progresista a ese discurso económico. Rigor pero con el puño y la rosa. La línea la dejó marcada de manera muy clara durante el traspaso de cartera con Calviño: “La política es lo mejor que le puede ocurrir a uno. Es realmente la única herramienta que tenemos la gente normal y que no es poderosa para cambiar la vida de nuestro entorno y para cambiar el futuro de las próximas generaciones. Ser político y dedicarse a la política en tu propio país es uno de los orgullos más importantes”. Con una máxima: “Que haya oportunidades para todos, pero sobre todo para los que no han tenido la suerte de nacer en un entorno familiar que les da seguridad y confianza. A esa gente nos dirigimos”.
Cuerpo: las claves europeas y el reto doméstico
Ese tono tan social y de experiencia del ascensor social también utilizó el nuevo ministro de Economía en su toma de posesión. En primera persona relató su historia familiar: “Soy consciente de que las oportunidades que he ido teniendo porque estoy sentado a hombros de gigantes. Mi abuelo nació en los años veinte y cuando era muy pequeño estalló la Guerra Civil. Apenas pudo estudiar y con nueve años tuvo que empezar a trabajar arrimando arena y subiéndola a su burro o haciendo de pinche en la mina de wolframio. Era de Valle de la Serena, en Extremadura. La obsesión de mi abuelo era poder dar una educación a sus hijos. A fuerza de sacrificio consiguió mandar a mi madre y a mi tío también con nueve años al colegio a la capital. A Madrid no, a Badajoz”.
“Siguiente generación: este sentimiento queda marcado a fuego en mi madre. Junto con mi padre, tiene la valentía de tomar la decisión importante de emigrar. Nos vamos a Suiza. Nos quisieron dar las oportunidades que ellos no habían tenido como aprender idiomas y tener una visión del mundo más abierta. Yo tenía nueve años también”, comentó, para luego deducir que su hija tiene hoy nueve años.
De esta manera ponía palabras a su historia familiar y aterrizaba en la primera línea política española. Toda una declaración de intenciones de un hombre acostumbrado a las frías hojas de cálculo y los pasillos del complejo ministerial de Cuzco y de las instituciones europeas. Pero un técnico con la impronta de haber pasado por la educación pública, como reconoció el propio presidente en su declaración institucional en La Moncloa al anunciar su nombre.
Cuerpo es una prolongación de Calviño. Significa la continuidad de la política de la que ha sido su gran valedora estos años. Su mentora. Y ella misma fue la que puso su nombre sobre la mesa de Pedro Sánchez. El nuevo ministro supone dar a una generación más joven la llave del poder económico, pero con mucha experiencia ya sobre sus espaldas.
Con varias claves para entender su nombramiento. Cuerpo (Badajoz, 1980) conoce perfectamente los entresijos del Ministerio, al haber trabajado codo con codo con Calviño, desde 2021 era el secretario general del Tesoro. Ella fue quien le llamó en 2020 para formar parte de su equipo más cercano a través de la Dirección General de Análisis Macroeconómico del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. Una de las cosas que más llamó la atención de Pedro Sánchez fue precisamente su currículum, uno de los aspectos que siempre ha tenido más en cuenta para los miembros de la cuota socialista. Cuerpo, entre 2014 y 2020, trabajó para la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AiReF), primero como subdirector general de Endeudamiento Público y posteriormente como director de la División de Análisis Económico.
Además, fue analista económico en la Dirección General de Asuntos Económicos y Financieros de la Comisión Europea (2011-2014) y fue también analista en la Dirección General de Análisis Económico y Economía Internacional del Ministerio de Economía y Competitividad, entre 2008 y 2014. Es por oposición economista del Estado, algo que también ayuda mucho para los equilibrios dentro de la Administración General del Estado y el respeto entre los funcionarios. Es uno de ellos.
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Para Sánchez también era vital la vertiente internacional del Cuerpo y el conocimiento de los idiomas. Esto es algo imprescindible para moverse con éxito en los despachos de Bruselas, donde se cuece el futuro económico. Allí se decide y allí se debe tener capacidad de influencia. Él ha participado en muchas reuniones internacionales junto a Calviño y ha sido uno de los negociadores en la sombra para el acuerdo de las nuevas reglas fiscales de la UE. Este será uno de sus principales retos precisamente: una política económica acorde con los números que exige Bruselas. Entre sus puntos a favor: conoce a casi todos los ministros europeos y España tiene unas cuentas ahora más saneadas que las de Francia e Italia.
Si el siempre difícil flanco europeo lo tiene cubierto, sus grandes retos también vendrán en lo doméstico. Llega en un momento de máxima crispación económica con la oposición desplegando una ofensiva sin precedentes contra el Ejecutivo y con un terreno parlamentario lleno de insultos. El PP y Vox le esperan con ganas. Pero tampoco el Consejo de Ministros es un resort caribeño, sino que esta remodelación también quiere ser aprovechada por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, para ganar más poder en el terreno económico una vez que ha puesto rumbo a Europa Nadia Calviño, que ha sido durante esos años su principal enemiga interna.
¿Y el partido? Cuerpo, a pesar de no ser un hombre del PSOE, se ha encontrado con un primer y valioso aliado: el PSOE de Extremadura. Esta federación, que ganó las elecciones el 28M pero no pudo gobernar, se sentía un poco arrinconada después de que no hubiera ningún ministro de esa tierra. Ahora los socialistas extremeños, que tienen un fuerte componente emocional dentro de la formación, han celebrado con entusiasmo su llegada al Consejo de Ministros.
No era un cambio cualquiera. El vacío que dejaba Nadia Calviño era muy complicado. El presidente tenía que encajar piezas muy sensibles. Clave de bóveda de su Gobierno: Vicepresidencia primera y Ministerio de Economía. Son áreas que obsesionan a Pedro Sánchez, según reconocen sus más cercanos. No puede haber errores en unos tiempos tan complicados y mirando el complejo horizonte que se avecina especialmente en el terreno económico europeo.