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Sánchez plantea el año electoral como una batalla entre su agenda social y la "crispación" de la derecha

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Fernando Varela

El PSOE gobierna “en coalición” con la sociedad. Ese es, al menos, el mensaje que los socialistas se han propuesto que cale entre los ciudadanos en el intenso debate electoral que ya ha comenzado con la convocatoria andaluza del 2 de diciembre y que, después de pasar por el superdomingo del 26 de mayo —autonómicas, municipales y europeas—, culminará con toda probabilidad en otoño del año que viene con elecciones generales anticipadas.

El presidente Pedro Sánchez quiere hacer pleno y ganar todos los partidos: primero en Andalucía, después en los ayuntamientos, las Comunidades Autónomas y en Europa y finalmente en el Congreso de los Diputados. Ese es el objetivo que se ha marcado. Y en esa evaluación permanente a la que sabe que se enfrentará en los próximos doce meses tiene claro que el escenario mas favorable a sus intereses es el mismo en el que cree que lleva semanas instalado el debate político en España: la agenda social de su Gobierno, por un lado, y la crispación protagonizada por Partido Popular y Ciudadanos, del otro. Los socialistas están convencidos de que si consiguen imponer esa lectura de lo que está ocurriendo, los ciudadanos no tendrán ninguna duda de a quién deben votar.

De ahí que el Gobierno insista en llevar al Congreso su proyecto de Presupuestos para 2019 aún a sabiendas de que será derrotado —si PP, Ciudadanos y el independentismo catalán votan en contra, Sánchez no tendrá más remedio que gobernar prorrogando la cuentas que Mariano Rajoy negoció con el PNV y Ciudadanos para 2018—. De ese debate el PSOE espera conseguir que la opinión pública visualice el compromiso de los socialistas con algunas de sus medidas más relevantes y, por oposición, la “irresponsabilidad” de la derecha y de Esquerra y el PDeCAT al negarles el apoyo.

Sánchez no dejó lugar a dudas sobre ello en su comparecencia del miércoles a raíz de la decisión de modificar la ley para repercutir el impuesto sobre actos jurídicos documentados en la banca y no en los clientes de las hipotecas e insistió en la misma idea este sábado en su intervención en Fuenlabrada, en un acto de partido en el cual volvió a subrayar su nivel de compromiso con las banderas sociales que quiere agitar en los próximos meses y que se propone sacar adelante con o sin presupuestos.

La primera de ellas, la subida del salario mínimo interprofesional a 900 euros, que pretende tener en vigor a partir del 1 de enero. Pero también “cinco transformaciones” que se propone completar en los próximos meses: la nueva ley educativa, la eliminación de los artículos “más lesivos” de la reforma laboral impulsada por el PP, la defensa del Estado de Bienestar y de las pensiones —cuya actualización automática en función del IPC se comprometió a blindar—, la lucha contra el cambio climático y una reforma constitucional “para reconocer más derechos, libertades y garantizar la convivencia” sobre la que, sin embargo, no dio más detalles que una referencia a la inminente tramitación de la norma que propone acabar con el aforamiento de los políticos.

En esa misma línea, Sánchez reafirmó su voluntad de “abrir el debate de la fiscalidad justa”, para que “el que tiene más pague más y el que tiene menos pague menos”. Y recordó, en referencia a la reciente crisis abierta sobre el impuesto hipotecario que el Tribunal Supremo endosó a los clientes y no a las entidades financieras, que si “la sociedad fue solidaria con la banca” cuando pasaba dificultades, “la solidaridad es recíproca” y por eso el Gobierno ha decidido que, a partir de ahora, sean los bancos quienes paguen el impuesto.

Nuevos impuestos

Ni siquiera la imposibilidad de aprobar los Presupuestos modificará esta hoja de ruta. Sánchez ya ratificó que su intención es sacar adelante igualmente las normas que hagan posibles los nuevos impuestos con los que espera financiar sus políticas redistributivas, entre ellos el que gravará determinadas transacciones financieras y el que obligará a contribuir a la Hacienda pública a las empresas digitales que presten determinados servicios, especialmente aquellas que hagan negocio a partir de los datos que recopilan de sus usuarios.

Una cuestión, la de la justicia fiscal, que Sánchez vincula a la construcción de una “sociedad más fuerte y más solidaria” en contraposición a los herederos de Margareth Thatcher, que reivindican el “individualismo”, en alusión directa a Pablo Casado y Albert Rivera, principales valedores de las políticas neoliberales en España. Un objetivo al que también conduce, subrayó, la universalización de la sanidad y la educación públicas, la apuesta por la ciencia y la construcción de Europa. “No vamos a consentir que nadie muera en el Mediterráneo porque no tiene la solidaridad de ninguno de los países”, proclamó. El PSOE, se comprometió, estará “frente a aquellos que enarbolan la bandera del individualismo y del egoísmo, que es al final la simiente del discurso autoritario y de odio que estamos viendo en muchas partes de Europa”.

El presidente tampoco tiene intención de rehuir el debate al que le invita constantemente la derecha en torno a la moción de censura. “Teníamos que dar un paso adelante y asumir nuestra responsabilidad” para “devolver la confianza en la política” y “poner fin” a un Gobierno pendiente de los tribunales, “asediado por la corrupción” y con un “proyecto político agotado”, denunció Sánchez. “No teníamos claro si íbamos a ganar la moción”, admitió. “Tenía pinta de que no iba a salir”. Pero “en la vida y en la política hay ocasiones en las que no hay que mirar el coste o el beneficio, hay que hacer lo que se debe”. Gracias a esa moción, concluyó Sánchez, “hace casi cinco meses salió de la Moncloa la resignación y entró la esperanza”.

El Gobierno se enreda con la fecha de las elecciones y la presentación de los Presupuestos

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Mientras tanto, “a algunos se les ha parado el reloj”. “Han confundido la discrepancia con la crispación” y se dedican a hacer oposición a costa de “socavar los pilares de la convivencia y la paz social. Nosotros no vamos a participar de esa política pendenciera”, advirtió.

Sánchez repitió que, además de tener “proyecto político”, el PSOE ha “entendido que la nueva política es acordar”. Y, de hecho, tanto su intervención como la de la mayoría de los intervinientes en el acto de Fuenlabrada de este sábado —los candidatos autonómicos del 26 de mayo— incluyó referencias al diálogo, piedra angular de un Gobierno que sólo tiene garantizado el respaldo de 84 diputados. Pero también ha entendido el poder que otorga el Boletín Oficial del Estado. “Nuestra principal fortaleza es el extraordinario apoyo social que reciben las medidas que llevamos al Consejo de Ministros”, subrayó.

Es de ahí, del respaldo que esperan obtener de los ciudadanos a su agenda social, de donde Sánchez confía en obtener una victoria completa en las cinco convocatorias electorales que se avecinan. “El 26 de mayo, a ganar y a ser la primera fuerza política de este país”, concluyó.

El PSOE gobierna “en coalición” con la sociedad. Ese es, al menos, el mensaje que los socialistas se han propuesto que cale entre los ciudadanos en el intenso debate electoral que ya ha comenzado con la convocatoria andaluza del 2 de diciembre y que, después de pasar por el superdomingo del 26 de mayo —autonómicas, municipales y europeas—, culminará con toda probabilidad en otoño del año que viene con elecciones generales anticipadas.

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