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El Gobierno recompone las alianzas con sus socios: salva el paquete fiscal y allana el camino de los presupuestos

VOTACIÓN CLAVE EN EL CONGRESO

Sánchez salva los decretos que bloqueaba Junts y tropieza con Podemos en un día de infarto

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante la votación en el pleno del Congreso.

“Este es otro capítulo más de Manual de resistencia. Otro más”. La frase salía de una ministra con una gran sonrisa. Y es que el Gobierno sacó adelante in extremis sus dos principales decretos en el primer gran examen parlamentario de la legislatura después de horas de vértigo e infarto que hicieron presagiar una derrota sin paliativos. Pero en las votaciones todo cambió.

Pedro Sánchez salvó en el Congreso este miércoles, gracias a la abstención de Junts, el decreto de medidas anticrisis, un gran paquete de medidas para el día a día de los ciudadanos que podía haber decaído en la medianoche si no tenía los votos suficientes, y el decreto ómnibus, una serie de reformas en materia judicial y de función pública necesarias para pedir el nuevo paquete de 10.000 millones de los fondos Next Generation de la UE. Sólo decayó el tercer decreto, destinado a las prestaciones de desempleo y elaborado por el Ministerio de Trabajo, tras el voto en contra de PP, Vox y Podemos.

La jornada del miércoles quedará en la retina de muchos políticos y periodistas. Una noria de emociones, donde pasadas las horas todo parecía encaminado a un triple fracaso del Gobierno. Todos miraban a Junts, que mantuvo esa negativa hasta en la tribuna. Pero, durante las horas antes de que se hiciera pública la votación telemática, en el PSOE se emplearon para lograr los votos: pilotando las negociaciones con Barcelona, la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, el titular de Presidencia, Félix Bolaños, y el secretario de Organización del partido, Santos Cerdán

Salían del hemiciclo, se aislaban en salas, los móviles ardían. Bolaños no dejaba de llamar en la zona de gobierno del Senado, donde se celebró el Pleno del Congreso por estar en obras el Hemiciclo de la Cámara Baja. Se trabajaba de manera frenética a varias bandas. “Yo llevo ya dos paquetes de tabaco”, deslizaba un miembro del PSOE para dibujar la situación que se vivía.

Una votación trepidante

En Junts, se resistían a favorecer los decretos. Querían dejar claro que no les había gustado la negociación hasta ese momento. El no ganaba peso. A las 15.30, se cerró la votación telemática con un horizonte muy oscuro. Nadie sabía qué habían hecho los de Carles Puigdemont. Y, pasadas las 18 horas, Francina Armengol despejó la incógnita de la votación: salía adelante el decreto ómnibus, caía el de Trabajo… ¡y empate a 171 en el de las medidas anticrisis! Había que repetir la votación porque Gerardo Pisarello, de Sumar, no había participado en esa votación por equivocación. Una hora y media más tarde se repetía, esta vez por votación por llamamiento, y el Gobierno lograba la victoria por un voto.

La negociación con Junts había dado sus frutos. En La Moncloa, según fuentes gubernamentales, sabían minutos antes que había un acuerdo pero no sabía cómo se comportaría concretamente el partido catalán para materializarlo. Los de Carles Puigdemont accedieron al final a abstenerse en los tres decretos tras un pacto explicado en un comunicado posteriormente por los posconvergentes. Las medidas acordadas incluyen el traspaso “integral” de la competencia de inmigración a la Generalitat, que se realizará a través de una ley, además de la publicación de manera inmediata de las balanzas fiscales.

Pero el pacto iba mucho más allá, con medidas generales, algo que hasta el momento Junts no había puesto sobre la mesa. En virtud del acuerdo, según Junts, se rebaja al cero por ciento el IVA del aceite y el Estado se compromete a pagar las subvenciones para el transporte público. Además, en materia del decreto ómnibus, logran los independentistas que se elimine la polémica disposición de la causa prejudicial europea, en virtud de la que se podría, en su opinión. paralizar la ley de amnistía. Esto forma parte de la jurisprudencia, pero el PSOE la había introducido en el decreto aduciendo que era una de las exigencias de la UE y condición para el desembolso de los diez mil millones de euros.

El 'no' de Podemos a Díaz

El otro gran foco estuvo en Podemos durante todo el día. Los morados llegaron al Senado con la idea de apoyar el decreto ómnibus, pero tenían reticencias tanto en el de medidas anticrisis (que incluye también la revalorización de las pensiones) como en el de desempleo. Durante el día llegaron a un acuerdo con los socialistas para apoyar finalmente el anticrisis con la inclusión de prorrogar hasta 2028 la suspensión de los desahucios hipotecarios de familias vulnerables.

Pero no se logró un acuerdo sobre el decreto de Díaz, que tiene polémica por la disposición que incluye la reducción de la base de cotización para desempleados mayores de 52 años (en junio pasará del 125% al 120% y se irá posteriormente disminuyendo en los próximos años). Desde Trabajo se había insistido en que esto no suponía un recorte, como dicen los morados, porque hay que tener en cuenta que había una sobrecotización que ahora se compensa con la subida del salario mínimo interprofesional. El resultado de las votaciones deja a la vicepresidenta segunda como la perdedora de la jornada en términos de votos, por lo que ahora tendrá que rehacer su decreto y volver a negociarlo (se trata además de una norma que pide la UE para desembolsar fondos).

El PSOE salva gracias a Junts dos de los decretos, pero Podemos tumba la reforma del subsidio de paro de Díaz

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Una de las lecciones que salen de la jornada, reconocen miembros del Gobierno y de los partidos de la coalición, es que se debe afinar la forma de negociar con una mayoría tan apretada. “Hemos tenido que trabajar duro, pero bien está lo que bien acaba”, resumió el propio Pedro Sánchez en los pasillos del Senado al acabar el Pleno. “Muy satisfecho”, comentó, a la vez que mandó un agradecimiento a los partidos que le apoyaron y mostró un “reproche” a la “oposición destructiva” que quería tumbar medidas como revalorizar las pensiones. En ese sentido, el presidente remarcó que es un “Gobierno humilde, laborioso, dialogante y con capacidad de acuerdo”. Prometió acto seguido que se reelaborará el decreto de Trabajo con el fin de garantizar medidas para el desempleo “justas y necesarias”.

La votación del Congreso era muy importante para el Gobierno porque suponía una prueba de fuego parlamentaria, pero sobre todo comprobaba la viabilidad de la legislatura y la capacidad del Ejecutivo para poder sacar adelante medidas. Los ciudadanos hubieran sufrido en primera persona el fracaso del Ejecutivo si hubiera decaído el contenido del decreto que el propio PSOE ha vendido como su razón de ser para ocupar La Moncloa y llegar a pactos para la ley de amnistía (se incluye la bajada del IVA de alimentos o de la luz y el gas).

Y también suponía testar el ambiente para la gran ley que tiene que sacar adelante estos meses: la de presupuestos generales del Estado, que será clave para aguantar en el Gobierno. y que el Ejecutivo quiere llevar en las próximas semanas al Congreso. Además, ha comprobado el PSOE que Junts va a imprimir su propio estilo negociador de llevar la tensión hasta el final, mientras que la relación está ya muy engrasada con otros socios como Esquerra y EH Bildu.

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