Mucha más tensión en el plató, pero pocas novedades respecto a los argumentarios escuchados en esta campaña de las elecciones andaluzas del 22 de marzo. Bofetadas de ida y vuelta, sobre todo, entre PP y PSOE a cuenta del paro, la corrupción y las políticas sociales. Los ejes del segundo y último debate televisivo antes de la cita con las urnas, esta vez en TVE y presentado por María Casado. El careo, aunque en ocasiones quedó revestido como una sucesión de monólogos, sí contó, a diferencia del encuentro de la semana pasada en Canal Sur, con mucho más fuego cruzado, más interrupciones... y algo menos de y tú más en cuestiones como la corrupción, ya que la socialista Susana Díaz, presidenta de la Junta, evitó arrojar a la cara de su oponente del PP, Juanma Moreno, los casos que lastran a su partido.
Moreno acusó a Díaz de "soberbia", de necesitar una "cura de humildad", de tejer un discurso que "se parece" mucho al de sus dos antecesores en el cargo, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, ambos citados a declarar como imputados ante el Tribunal Supremo por el caso de los ERE. Díaz, a su vez, interrumpió reiteradamente a su rival del PP cada vez que le lanzaba un dato que, a su juicio, era falso. "Miente, miente", "falta a la verdad", le iba tirando ella, queriendo mostrar autoridad y firmeza. La moderadora incluso le amonestó en varias ocasiones, a lo que la presidenta se revolvía porque consideraba que no podía dejar pasar una "mentira" de su principal contrincante. "Continúe, continúe", replicaba la presidenta de la Junta, visiblemente contrariada, al líder del PP andaluz, a quien se dirigía siempre como "señor Moreno Bonilla".
Aunque también hubo reproches y ataques entre Díaz y Antonio Maíllo, el candidato de IU. Ella le llamó "resentido" y él la acusó de haber roto el pacto de Gobierno por tener "miedo" a una gestión de izquierdas y por hacer favores a "sus amigos banqueros". Y a ambos, a Moreno y a Díaz, les afeó que se dedicasen a hacer "teatro" y de lanzarse "puñaladitas", con la intención de marcar distancias con los dos.
Propuesta de supresión de los aforamientos
La corrupción salió incluso antes de que comenzara el bloque específico de regeneración democrática, sacada a colación por Moreno, aludiendo a que además de los problemas económicos, "encima" Andalucía tiene la "corrupción", que ha "machacado" la comunidad. Lo siguiente que hizo fue una propuesta que se sacó de la manga: acordar entre todas las fuerzas políticas la retirada del aforamiento a los 109 diputados del Parlamento andaluz, subrayando que no tiene "ningún miedo" a que se haga. "Llega tarde", le respondió Maíllo, advirtiendo de que ya IU lo había propuesto, defendiendo "siempre" el fin de los privilegios políticos para todos los niveles, desde el Congreso hasta el estrato autonómico. Díaz dijo que "comparte" lo dicho sobre los aforamientos, pero recordó a Moreno que rompió ese acuerdo a nivel nacional "cuando IU, PSOE y más fuerzas pidieron a [Mariano] Rajoy que lo hiciera y no quiso".
Moreno proclamaba su voluntad de "abrir puertas y ventanas", acusaba a Díaz de no comparecer en el Parlamento andaluz, de tener a su Gobierno "investigado", de haber "perdido" 5.205 millones de euros de dinero público en los diversos casos de corrupción. La presidenta, mientras, insistió en su estrategia para combatirla: "Prevención, persecución y ejemplo". Línea que ha seguido "desde el primer día" al frente de la Junta, actuando "con determinación". "Si quiere dar ejemplo, hágalo con su comportamiento", le espetó Moreno, que en varias ocasiones subrayó que el euros presuntamente malversado se han hecho cosas como "ir a prostíbulos, karaokes, consumir cocaína o dar clases de salsa", ante lo que "nadie asume responsabilidades".
El candidato del PP quería traer a la memoria de los espectadores los casos de Chaves y Griñán, para refrescar la imagen de lo peor del pasado. Por eso le dijo a Díaz que su discurso se parecía al de ambos expresidentes. "Probablemente su equipo habrá tirado de argumentario de otra época". La presidenta insistió en que su comportamiento "es nuevo" frente a la corrupción, que pretende "combatirla de verdad", acusó a Moreno de "mentir" al decir que todas las consejerías están siendo investigadas. E, intentando no caer en el y tú más –según contó, los andaluces le piden lo mismo que su padre: que se dedique a "solucionar" los problemas de los ciudadanos, y no a entrar en el reproche al otro–, recordó que la corrupción es un lastre que se vive en Valencia (caso Gürtel, caso de los trajes), Cataluña (caso Pujol), Baleares (caso Palma Arena) o Madrid (el ático del presidente Ignacio González). "No es una cuestión de Andalucía, es una cuestión de toda España". Sí hizo acto de contrición: ha habido casos que "avergüenzan a todos".
No a que se "arrastre" el nombre de Andalucía
La aspirante socialista presumió de no llevar imputados en las listas y recalcó que no permitirá que se "arrastre el nombre de Andalucía" para "arañar un puñado de votos", cuando lo que sucede, a su juicio, es que al PP "llevan muchos años los andaluces diciéndole que no", dándole la espalda en las urnas. Díaz volvió a evocar el ejemplo de su padre, el que le marcó la medida de la "honradez": que nadie le hiciera "agachar la cabeza" por algo que ella hiciera. "Arrastrar a Andalucía por el suelo es robarles 3.000 millones", replicó Moreno.
"¿Cómo pueden tener tanta cara?", se indignó Maíllo, refiriéndose a sus dos contrincantes, criticándoles por montar un "numerito" cuando "blindaron" la composición de la Cámara de Cuentas en el último pleno del Parlamento esta legislatura. "Están como en una especie de Pimpinela, con el tiqui-taca". Díaz se irritó: "En el tiqui-taca hemos estado hasta hace dos meses", le soltó, para recordarle que ambas fuerzas, PSOE e IU, compartieron Gobierno hasta hace dos meses, y se quebró porque IU quiso preguntar a su militancia sobre la continuidad del pacto, y ella prefirió dar la palabra a los ciudadanos. "No se crea la dueña del debate", le replicó el candidato de la federación, enfatizando que mientras IU estuvo en el Ejecutivo no hubo casos de corrupción.
Debate elecciones andaluzas 2015
Maíllo, como ya hiciera en el debate de la semana pasada en Canal Sur, instó a Moreno y a Díaz a pedir "perdón", y remarcó que la corrupción hay que combatirla "con el que coge el sobre, el que lo da y con el gobernaba a favor de grandes empresas", metiendo en el mismo saco a José María Aznar o Felipe González, contraponiéndoles a quienes son sus referentes, Pepe Mujica o Julio Anguita. "Estáis pringados de corrupción", dijo a ambos. Díaz se indignó: "No voy a permitir que nadie ponga en cuestión mi honestidad, honor y decencia". Y no se lo toleraría por mucho que estuviera "resentido" por la disolución anticipada de la Cámara. "Soy una persona decente, honesta, con lo que tengo es con lo que he venido y con lo que tengo me iré".
"La presidenta del paro"
Moreno también buscó el titular en la primera parte del asalto a tres en TVE. Dijo de Díaz que es "sin lugar a dudas, la presidenta del paro", ya que la comunidad se está quedando "descolgada" por la falta de "ambición" de los Gobiernos socialistas y la "incapacidad" del bipartito de PSOE-IU. El candidato del PP machacó que la Junta no ha invertido 809 millones destinados al empleo (582 de los presupuestos y 227 millones recibidos del Estado para las políticas activas de empleo).
La presidenta de la Junta lo negó y atacó al Ejecutivo central de "maltratar" a Andalucía". "Lo que ha pasado ha sido grave", señaló, en alusión a los recortes en partidas destinadas a dependencia o empleo. Ella insistió en que quiere una recuperación "justa", que el PP, aunque habla de una "Andalucía bonita", siempre "coge el mismo carril, el de la Andalucía ceniza y sombría", y que aunque ha "problemas", se siente "orgullosa" de los logros conquistados desde 1980. Díaz reiteró su promesa de bajada de impuestos en la próxima legislatura. "Lo que no voy a ir es con cuentos al ciudadano ni a prometer la felicidad, como hizo Rajoy, porque con el sufrimiento de la gente no se juega", atizó. Moreno criticó que la presidenta no haya "podido evitar" hablar de Rajoy en el debate porque "sueña con ser la presidenta de España".
Ambos coinciden en bajar impuestos
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Maíllo rubricó que el paro "es la primera preocupación de la gente", así que pidió abordarlo con "seriedad y rigor". Defendió la apuesta por el turismo y las energías renovables, por un crecimiento sostenible y trabajo "de calidad". Luego lamentó el "teatro" protagonizado por los dos candidatos y señaló cómo ambos habían coincidido en la necesidad de reducir los impuestos, entrando en una competición –"una especie de saldo"– por ver quién los baja más, cuando lo importante es que paguen más quienes más ganan. Y siguiendo con la idea de la impostura, criticó las "puñaladitas" entre Díaz y Moreno.
El último bloque estuvo dedicado a las políticas sociales. Nuevos reproches y más tensión en el debate. Para Moreno, era Díaz la que estaba recortando en políticas sociales, mientras para Díaz era el Gobierno central (y el propio Moreno, en su época de secretario de Estado, a las órdenes de Ana Mato) el que recorta en dependencia y en prestaciones. La presidenta insistió en que si sigue al frente del Ejecutivo la sanidad "seguirá siendo pública", porque es una joya, y acusó a su rival de mentir sobre las listas de espera: "Yo no voy a acabar con ellas como usted, dejando morir a 117.000 personas", le atacó. El candidato del PP le pidió "hechos y no palabras" y le acusó de haber expulsado a 8.000 profesionales sanitarios y 4.500 docentes.
El aspirante de IU aseguró que la federación garantizará suministros vitales de agua y luz si llega al Gobierno y condenó a PSOE y PP: ninguno puede hablar, reprobó, de políticas sociales. Ninguno tiene "legitimidad", recordó, porque juntos reformaron el artículo 135 de la Constitución, que pidió derogar. "Su credibilidad es cero", espetó a ambos oponentes.
Mucha más tensión en el plató, pero pocas novedades respecto a los argumentarios escuchados en esta campaña de las elecciones andaluzas del 22 de marzo. Bofetadas de ida y vuelta, sobre todo, entre PP y PSOE a cuenta del paro, la corrupción y las políticas sociales. Los ejes del segundo y último debate televisivo antes de la cita con las urnas, esta vez en TVE y presentado por María Casado. El careo, aunque en ocasiones quedó revestido como una sucesión de monólogos, sí contó, a diferencia del encuentro de la semana pasada en Canal Sur, con mucho más fuego cruzado, más interrupciones... y algo menos de y tú más en cuestiones como la corrupción, ya que la socialista Susana Díaz, presidenta de la Junta, evitó arrojar a la cara de su oponente del PP, Juanma Moreno, los casos que lastran a su partido.