Podemos nació al calor de unas europeas y, una década después, busca su supervivencia en Bruselas. El 17 de enero de 2014, un profesor universitario conocido por sus apariciones en tertulias televisivas y llamado igual que el fundador del PSOE, Pablo Iglesias, convocó una rueda de prensa en el madrileño Teatro del Barrio para presentar su candidatura. “Dijeron en las plazas que ‘sí se puede’ y nosotros queremos decir que podemos”. Fue el arranque de una presentación en la que además de él, participaron Juan Carlos Monedero, Teresa Rodríguez, Miguel Urbán e Íñigo Errejón. Querían "convertir la indignación ciudadana en cambio político": "No queremos ser un partido, no queremos ser una coalición de partidos", decía entonces Iglesias —acabaron siendo ambas cosas—, que pidió 50.000 apoyos para dar el paso. Los obtuvo rápidamente.
La campaña de las europeas, inspirada en la del presidente norteamericano Barack Obama y su “Yes we can”, fue de bajo coste: sin apenas presencia en medios, mítines en teatros y también en la calle –a veces megáfono en mano– y carteles apelando a la "ilusión". Su espacio de trabajo era un piso. La controvertida decisión de presentar una papeleta con la cara de Iglesias fue un éxito electoral. Los morados obtuvieron cinco eurodiputados en esos comicios y se convirtieron en la sorpresa de la noche. “Podemos no nació para jugar un papel testimonial”, aseguró Iglesias. En 2024, buscan conseguir, al menos, un acta: la de Irene Montero, número dos del partido y exministra de Igualdad. De ello depende su futuro.
En solo una década de vida, Podemos ha conseguido gobernar en todas las instituciones del Estado: en el Gobierno central de la mano del PSOE, al igual que en varias autonomías y en las principales alcaldías del país. Ahora afronta una compleja situación, tras quedarse fuera del reparto ministerial, lo que contribuyó a su salida del grupo parlamentario de Sumar., dirigido por Yolanda Díaz. infoLibre ha contactado con sus fundadores para realizar un balance de lo ocurrido —los aciertos y los errores— y reflexionar sobre el futuro.
Miguel Urbán fue una de las tres personas que participó, en agosto de 2013, en una cena en la que se alumbró Podemos. Es eurodiputado, líder de Anticapitalistas y se marchó formalmente del partido en febrero de 2020 —aunque llevaba años distanciado de la cúpula—, al no compartir la decisión de Iglesias de gobernar con el PSOE. Juan Carlos Monedero es uno de los cofundadores de la formación, aunque también fue uno de los primeros en dejar la dirección de Podemos —en abril de 2015— y actualmente es profesor de Ciencia Política en la Universidad Complutense y tiene un programa en Canal Red, el medio dirigido por Iglesias. Jorge Lago fue uno de los impulsores del círculo de Cultura de Podemos desde su fundación y formó parte del equipo de campaña para las europeas de 2014, dirigió el instituto 25M pero se acabó marchando tras la victoria de Iglesias en Vistalegre II.
Por su parte, Pablo Echenique lo fue—casi— todo en Podemos. Se enfrentó a Iglesias desde la corriente de Anticapitalistas en el primer Vistalegre, fue eurodiputado, secretario general de Podemos en Aragón y número tres del partido. Estuvo en la secretaría de organización hasta junio de 2019 y, con la entrada de los morados en el Ejecutivo de coalición, pasó a ser el portavoz parlamentario, en sustitución de Irene Montero, hasta que Yolanda Díaz decidió no incluirle en las listas de las generales de 2023. Además, también participa la actual dirección de Podemos, dirigida por Ione Belarra, que fue elegida como líder del partido tras la salida de Iglesias de la política institucional. Estos son sus testimonios.
¿Podemos cambió el panorama político español?
Pablo Echenique no tiene ninguna duda. “Es una de las cosas que nadie en todo el espectro político, sea amigo o enemigo, puede negar”, asegura en declaraciones a infoLibre. “Cuando un partido que no existía acaba con el bipartidismo y logra formar el primer gobierno de coalición desde la recuperación de la democracia y el único de toda Europa con las ideas de la izquierda transformadora en su seno, creo que no es opinión sino hecho que ese partido ha cambiado el panorama político español de una forma que no se había visto antes en las últimas décadas", señala. Coinciden desde la dirección del partido: "Podemos cambió el panorama político español en tanto que terminó con el bipartidismo en España. A nivel interno, Podemos instauró una nueva forma de hacer política mucho más democrática con primarias y transparencia", señalan fuentes del equipo de Belarra.
A juicio de Jorge Lago, Podemos “tuvo la capacidad de cambiar el sistema o régimen político español, pero no supo enfrentar o resolver —“quizá no se podía”, añade— su relación con los dos ejes estabilizadores del régimen del 78, izquierda-derecha y centro-periferia, en crisis desde 2008”. Esa incapacidad, a su juicio, acabó dando lugar al segundo Podemos. "Este abandonó la hipótesis populista, que pasaba por desbordar el eje izquierda y derecha desde una apuesta plurinacional frente al centralismo del régimen del 78”. Lago cree que ese segundo Podemos "no solo no cambió el panorama político español sino que lo reforzó".La actual etapa, que define como el tercer Podemos, "es el resultado de negarse a comprender y aceptar la profunda derrota política e intelectual que supuso el paso del primer al segundo Podemos".
Urbán: Podemos no nació para cambiar el panorama político, sino para conseguir una ruptura del régimen del 78. Y no lo ha conseguido
Juan Carlos Monedero asegura que Podemos "consolidó los cambios que había señalado el 15M": "Un primer empujón al régimen del 78 y su agotamiento. Juan Carlos I estaba amortizado, aunque no la monarquía, Rubalcaba y Rajoy también, pero no el PSOE ni el PP. Hubo que remozar las fachadas, incluir primarias, acercar las instituciones a la gente, lograr que la política se pareciera un poco más a la gente", rememora. Sin embargo, se muestra crítico sobre esa capacidad de cambio. "Se sentaron las bases para el cambio, pero no se logró el cambio", opina. Para Urbán es "indudable" que Podemos cambió el panorama político español, pero sostiene que no nació para eso, sino "para conseguir una ruptura con el régimen del 78: "Y eso no lo ha conseguido", zanja.
¿Qué es lo mejor que ha aportado?
Echenique cita algunos ejemplos, como la subida histórica del salario mínimo, la ley de eutanasia, la nueva ola de derechos feministas en forma de leyes con la ley trans, la nueva ley del aborto o la ley solo si es sí, el aumento histórico en la inversión pública en dependencia, la ley Rhodes, el ingreso mínimo vital —"con todos sus defectos que deberán ser mejorados", añade—, la primera ley de vivienda de la democracia o las primeras leyes de protección animal. Para Podemos su fortaleza reside en su capacidad de transformación. "Cuando hacíamos una propuesta, nuestros socios decían que era una locura, después se estudiaba como posible y finalmente se acababa aprobando", señalan fuentes del partido.
Monedero alude a las mismas conquistas que Echenique y señala que la propia existencia del gobierno de coalición "mandó al basurero de la historia la frase de Alfonso Guerra de que a su izquierda, el abismo": "Resulta que, vistas sus amistades actuales, a la izquierda de Guerra estaban los monárquicos e, incluso, los españolistas rancios y reaccionarios de Vox".
Jorge Lago: Se pasó del perdemos ergo tenemos razón al solo si ganamos tendremos razón
Lago señala, entre otros factores, el abandono del pesimismo, el derrotismo y la nostalgia en favor de la voluntad de poder. "Se pasó del ‘Perdemos ergo tenemos razón’ al solo si ganamos tendremos razón", reflexiona, destacando también la capacidad de los morados de construir un "sujeto político transversal" más allá de "las viejas identidades de la izquierda: "Eso, que fue lo mejor que aportó, se ha convertido con el actual Podemos en la imagen invertida de lo que fue", sostiene.
Urbán considera que lo mejor que aportó fue la participación. "El desborde ciudadano expresado en los círculos", afirma. Además de destacar el carisma de sus liderazgos, asegura que ese desborde ciudadano "iba más allá de ganar unas elecciones". Sin embargo, considera que los líderes del partido "tuvieron miedo" de que esa autoorganización "les eclipsara".
¿Qué le ha faltado?
Monedero considera que Podemos "se basó en exceso en las televisiones": "Nunca creyó en el partido y fue rehén de lo que pasaba en Madrid, que es donde están los medios de comunicación. Al final, se volvió demasiado personalista y cuando Iglesias se fue, dejó el regalo de Yolanda Díaz que no había pactado nada con el partido que iba a representar", critica. A su juicio, ese personalismo "sigue lastrando a todo lo nuevo" y también está presente en Más País, en Sumar o en Más Madrid. "En mi idea de lo que tenía que haber sido Podemos, ha fallado la democracia interna, es verdad que como en todos los partidos, pero en uno tan joven, esa falta se paga muy cara", lamenta.
Monedero: "En mi idea de lo que tenía que haber sido Podemos, ha fallado la democracia interna"
Urbán alude a la decisión de cogobernar de la mano del PSOE, aunque también considera que ya desde el primer Vistalegre Podemos se convirtió en "una maquinaria de guerra electoral" que "construyó una cultura política de enfrentamiento nefasta". Sobre lo primero, señala que "no hay nada que te normalice más" que gobernar con el PSOE: "No hay nada que te modere más que asumir su programa socioliberal", expone. "Tener las manos libres para conseguir mejoras, no tener que comer sapos y, sobre todo, decir que están ricos".
Para Echenique el problema está en su política de alianzas. "Demasiadas veces hemos tratado como aliados estratégicos a personas y a organizaciones que no nos han dispensado recíprocamente el mismo trato", señala, al tiempo que asume el error "en primera persona". "Yo también he cometido ese fallo y he formado parte de decisiones con las cuales hemos dado poder a gente que realmente lo único que quería era eso, poder", señala. Por su parte, desde la dirección del partido reconocen que "no ha dado tiempo a llevar a cabo una implantación territorial más fuerte" por los múltiples procesos electorales vividos en tan poco tiempo.
¿Por qué no ha funcionado a nivel territorial?
Los resultados de Podemos siempre han sido mejores a nivel nacional que a nivel autonómico. El motivo, según Jorge Lago, es que "nunca se dio el tiempo de construir una organización democrática, porque apostó demasiado a la rapidez del ciclo electoral y quiso dirigir desde Madrid una organización que necesitaba ser federal, plurinacional y democrática", señala. Y añade que la formación "quiso ganar en el Estado español sin parecerse al Estado español, Y era imposible", zanja.
Monedero considera que Iglesias no peleó por la implantación territorial. "Hubo un conato de rebelión territorial, promovido por idiotas, que llevó a la dirección de Iglesias a reforzar el centralismo y el personalismo", asegura. "Es un clásico: te atacan, te encastillas y empiezas a equivocarte. Y en el diseño inicial, tanto Errejón como Iglesias no creían en el partido, lo que terminó con mi salida de la ejecutiva en 2015", añade. Una tesis que respalda Urbán, que alude a la "hipercentralización" de la formación morada.
Pablo Echenique: Lo mediático es crucial en las mediocracias del siglo XX
Para Echenique el "determinante principal" es el mediático, aunque también cita otros como la juventud del partido o las dificultades logísticas: "Lo mediático es crucial en las mediocracias del siglo XXI y, en España, en cada territorio, hay dos ecosistemas que conviven, el estatal y el autonómico", afirma. En este sentido, considera que el segundo es "más conservador" lo que sitúa a las federaciones territoriales como Podemos "en clara desventaja respecto de la operativa estatal".
¿Qué futuro tiene Podemos?
Lago es contundente en su respuesta: "Podemos no tiene futuro". El profesor de Teoría Política en la Universidad Carlos III de Madrid considera que los morados podrán "seguir vivos" si tácticamente "juegan bien sus cartas" y consiguen el escaño de Montero en Bruselas, pero considera que será siempre "mirando al pasado": "Podemos ya fue, solo tiene pasado", abunda. Echenique, por el contrario, se muestra optimista sobre sus perspectivas: "El futuro lo va a decidir la gente votando y no vamos a tener que esperar mucho para eso".
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Urbán señala que el futuro de Podemos está en manos de sus dirigentes y asegura que "sigue teniendo maravillosos amigos" dentro. Aun así, confiesa que hay una losa que siempre le perseguirá "por lo que pudo ser y no fue": "Mi lección es hay que volver a intentarlo, aprender de los errores y hacerlo sin atajos. Tenemos que reconstruir el tejido social para que pueda haber un nuevo ciclo de luchas y de impugnación".
Monedero sostiene que solo es "un observador preocupado de la pelea entre todos los fragmentos de la izquierda" que hace diez años fueron capaces de juntar. "Los partidos tienen sentido cuando son útiles para los pueblos y son los pueblos los que deciden si los partidos son útiles o no. Podemos tuvo cinco millones de votos, hoy está en el grupo mixto y tiene pendiente una asamblea donde discuta qué es lo que ha pasado. De momento, lo está basando todo en Irene Montero y las elecciones europeas", señala.
Monedero: "En política no basta tener razón, tienes que convencer"
El cofundador de Podemos plantea las siguientes cuestiones sobre el futuro de los morados: "Si se consigue el escaño en Europa, ¿empezará un diálogo con el resto de la izquierda o seguirá el enconamiento? En política no basta tener razón, tienes que convencer. Y si bien eso es complicado cuando tienes a los medios en contra, si no te haces explicar, no vas a ser útil. Lo decía Anguita: 'queredme menos y votadme más'. Hay que ver si el nuevo Podemos es capaz de hacerse querer", zanja.
Podemos nació al calor de unas europeas y, una década después, busca su supervivencia en Bruselas. El 17 de enero de 2014, un profesor universitario conocido por sus apariciones en tertulias televisivas y llamado igual que el fundador del PSOE, Pablo Iglesias, convocó una rueda de prensa en el madrileño Teatro del Barrio para presentar su candidatura. “Dijeron en las plazas que ‘sí se puede’ y nosotros queremos decir que podemos”. Fue el arranque de una presentación en la que además de él, participaron Juan Carlos Monedero, Teresa Rodríguez, Miguel Urbán e Íñigo Errejón. Querían "convertir la indignación ciudadana en cambio político": "No queremos ser un partido, no queremos ser una coalición de partidos", decía entonces Iglesias —acabaron siendo ambas cosas—, que pidió 50.000 apoyos para dar el paso. Los obtuvo rápidamente.