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La sequía antes de 'Ana': once comunidades tienen sus embalses a menos del 50% de su capacidad

La borrasca Ana, que desde este fin de semana ha sobrevolado España, ha traído una bajada de las temperaturas, viento y, sobre todo, la tan esperada lluvia. Después de un seco mes de noviembre, las precipitaciones se esperaban para revertir la situación de los embalses, bajo mínimos desde hace meses. Sin embargo, todo apunta a que esto no será suficiente. En Galicia, por ejemplo, la cantidad de precipitaciones que los meteorólogos pronostican para esta semana no serán capaces de acabar con la situación de sequía que se ha provocado tras meses sin caer una gota.

Esto tiene una explicación. España ha sufrido la primavera más cálida desde el año 1965, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), y una de las más secas, con una precipitación media sobre España de 133 mm, valor que queda un 23% por debajo del valor medio del trimestre según el periodo de referencia 1981-2010. 

España tiene actualmente 20.575 hectómetros cúbicos de agua embalsados, lo que supone poco más de un tercio de la capacidad de toda la península, concretamente el 36,5%. En los últimos diez años, el porcentaje era del 54,8%. Son datos del último informe del Observatorio de la Sostenibilidad, que recoge datos hasta el 5 de diciembre de este año. Según resalta, nuestro país está sufriendo "una situación de crisis de extraordinaria gravedad respecto al agua", explicada en parte por la "falta de contención de la demanda producida por el aumento de regadíos, el incremento de la superficie urbana y los millones de turistas y visitantes", unido todo esto a "periódicas situaciones de escasez de lluvias y a los efectos acumulativos de las malas prácticas en la gestión de nuestros sistemas hídricos". 

El propio escenario español ya marca el peligro de sequía. Según el Observatorio, hubiera sido necesario el ahorro de agua desde siempre, pues de continuar con la tendencia actual serán frecuentes los "cortes de agua, los problemas de abastecimiento" o, incluso, los incendios, tal y como sufrieron las comunidades de Galicia y Asturias durante este mes de octubre, cuando llegaron a estar activos más de 50 focos

 

La Rioja, Castilla-La Mancha y Murcia, las más afectadas

De quince comunidades, once tienen los embalses a menos del 50% de su capacidad –Baleares y Canarias no tienen grandes pantanos y el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente no ofrece datos actualizados de sus reservas, por lo que quedan excluidas del ránking–. De ellas, La Rioja, Castilla-La Mancha y Murcia son las más afectadas, no alcanzando ninguna de ellas ni al 20% de agua embalsada. 

La Rioja tan solo llega al 13,2% de su capacidad, mientras que Murcia y Castilla-La Mancha mantienen prácticamente los mismos niveles, con el 17,8% y 17,9% respectivamente. En términos absolutos, La Rioja y Murcia también son las regiones que tienen menos reservas de agua, con 18 y 28 hectómetros cúbicos cada una. Castilla-La Mancha, por su parte, cuenta con 1.027. 

El territorio de La Rioja es muy reducido. Aún así, se trata de la tercera comunidad autónoma de toda España con un mayor porcentaje de riego, lo que resulta especialmente destacable para el Observatorio de la Sostenibilidad. En concreto, son 41.975 hectáreas, lo que supone un 22,8% del total de superficie agraria de la región y un 1% del total de regadío de toda España

Por el contrario, las regiones con un mayor porcentaje de agua embalsada son País Vasco (con sus embalses al 63,1% de su capacidad), Cataluña (55,3%), Asturias (51%) y Madrid (50,9%). Tan sólo estas cuatro regiones tienen una reserva superior al 50% de la capacidad de sus pantanos. En este sentido, el País Vasco es "la segunda comunidad más eficiente en pérdidas de los sistemas urbanos", pues las pérdidas reales en los sistemas de suministro municipal tan sólo son del 8,9%, lo que significa 21 litros por habitante al día. Solo la supera Madrid, con una pérdida del 4,6%, es decir, diez litros diarios por persona. 

Acción conjunta para paliar el problema

Este es ya el cuarto año de una "muy dura sequía en algunas zonas de España", según lamenta el informe del Observatorio de la Sostenibilidad. Los embalses del Tajo y Segura tan solo están al 9% de su capacidad, toda Galicia se ha declarado en alerta, el Tajo tiene cientos de kilómetros colapsados, y ciudades como Vigo o Mérida presentan ya problemas graves de escasez. Esto, según denuncia la organización, no ha hecho más que empezar.

Las consecuencias, además, ya empiezan a notarse. Y no afectan solo a un área. Los efectos de la sequía perjudican al medio ambiente –con efectos sobre la flora y la fauna, pérdidas de biodiversidad o incremento del peligro de incendios–, a la economía–con subidas en el precio de la luz y en los alimentos o con una mayor dependencia energética exterior que haría aumentar el número de importaciones de combustibles fósiles– y a la sociedad – una menor dispersión de la contaminación atmosférica podría tener graves consecuencias en la salud, efecto que ya se está notando en grandes ciudades como Madrid–.

Por ello, según apuntan desde el Observatorio, es importante que se tomen medidas urgentes que ayuden a paliar el problema. Estas, no obstante, tienen que abarcar varios ámbitos: las administraciones centrales, autonómicas y locales, las instituciones, las empresas y los ciudadanos. 

En este sentido, una de las principales demandas para las administraciones central y autonómica es la recuperación del Plan Nacional de Reutilización de Aguas aprobado en 2010. Además, se solicita el desarrollo de campañas de concienciación, la clausura inmediata de pozos ilegales y la utilización del big data y nuevas tecnologíasbig data "para realizar una gestión inteligente del agua", utilizando datos masivos sobre la situación de las precipitaciones, las reservas y los consumos. 

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En cuanto a las demandas dirigidas a las administraciones locales, el Observatorio también resalta la necesidad de revisar los pozos ilegales existentes en cada municipio, además de iniciar actuaciones para la depuración total de las aguas, campañas de ahorro masivo en diferentes infraestructuras y de concienciación en centros educativos. En el ámbito institucional, por su parte, se solicita la creación de una Comisión de Emergencia "sobre la gestión inteligente de la sequía en el Congreso de los diputados", transparencia en el control de la ejecución de las emergencias de sequía en los Planes de Cuenca y el tratamiento de la sequía como política de Estado. 

A las empresas, por su parte, solicitan la implantación de Sistemas de Gestión Ambiental y Ecoauditorías, además de actuaciones para minimizar vertidos y la incorporación de actuaciones e inversiones de adaptación al cambio climático. Por último, se demanda a los ciudadanos que ahorren en el riego de los jardines privados, que se evite el llenado de piscinas y que se inicien campañas de ahorro con mensajes prácticos. 

Sin embargo, a pesar de todas estas recomendaciones, el Observatorio no se muestra nada optimista. Aunque se apliquen, "lo normal va a ser convivir con estas situaciones climáticas que hasta ahora eran 'anormales'". "Vamos a ver más sequías, más inundaciones y, en general, mayor irregularidad en las precipitaciones y menor cantidad de agua en los ecosistemas por el aumento de la temperatura atmosférica, mayor evotranspiración y el uso intensivo al que sometemos el recurso agua", concluye el informe. 

La borrasca Ana, que desde este fin de semana ha sobrevolado España, ha traído una bajada de las temperaturas, viento y, sobre todo, la tan esperada lluvia. Después de un seco mes de noviembre, las precipitaciones se esperaban para revertir la situación de los embalses, bajo mínimos desde hace meses. Sin embargo, todo apunta a que esto no será suficiente. En Galicia, por ejemplo, la cantidad de precipitaciones que los meteorólogos pronostican para esta semana no serán capaces de acabar con la situación de sequía que se ha provocado tras meses sin caer una gota.

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