Pedro Sánchez no va a cambiar de opinión. La decisión de abrir un nuevo tiempo en Cataluña que contribuya a desactivar el conflicto político entre independentistas y no independentistas es firme. Y el presidente, con el respaldo del PSC, de su núcleo más próximo en el PSOE y el apoyo de su Gobierno —lo que incluye a Unidas Podemos— se dispone a indultar en las próximas semanas a los dirigentes políticos y sociales catalanes condenados por su participación en la declaración unilateral de independencia de Cataluña en octubre de 2017.
Lo hará, según fuentes de Moncloa, consciente de que viene tiempos “complicadísimos”, porque la derecha se va a movilizar a fondo para tratar de desacreditar la decisión y porque existe un riesgo cierto de que el Tribunal Supremo acabe anulando la medida. PP, Vox y Cs ya han anunciado que la recurrirán.
“Si nos cuesta el Gobierno, también habrá merecido la pena: tenemos que hacer algo con Cataluña”, resume una fuente del Gobierno. “No puede haber venganza sino la normalización de las relaciones. El paso que está dando el presidente es muy valiente y muestra una enorme normalización”.
Fuentes de Moncloa muy cercanas al presidente del Gobierno están seguras, por contra, de que el Ejecutivo no está en riesgo por la concesión de indultos. Sería una “barbaridad”, señalan, que no se concibe en el equipo más cercano a Sánchez, decidido a explicar con firmeza un gesto de “concordia”.
A favor de los indultos está la mayoría del PSOE, también de sus barones. Aunque con muchos matices. Son muchos los dirigentes y cargos públicos socialistas que entienden la necesidad de dar ese paso, pero una parte de ellos echan en falta un debate dentro del partido y una estrategia de comunicación eficaz para explicarlos. Casi todos lamentan, además, que el independentismo no esté “ayudando”. Aunque el nuevo president de la Generalitat, el republicano Pere Aragonès, fue investido defendiendo que su ruta hacia la independencia pasa por “un referéndum acordado”, lo que significa que no está en su horizonte repetir ningún intento de declaración unilateral, son muchas más las voces que insisten en la voluntad de repetir un choque institucional. Especialmente por parte de Junts —el partido que controla Carles Puigdemont—y de la CUP.
El coste que la medida de gracia va a tener para el PSOE es “salvaje”, en opinión de una de las fuentes de Moncloa consultadas por infoLibre. Porque no todos los votantes socialistas “entienden la diversidad política de España”. Es el caso de Andalucía, Extremadura o Castilla-La Mancha.
Los barones más críticos con Sánchez ya han dejado clara su discrepancia. Lo han hecho Javier Lambán, presidente de Aragón; Emiliano García-Page, su homólogo en Castilla-La Mancha; y Guillermo Fernández Vara, jefe del Gobierno extremeño. Y lo piensa, aunque no lo haya dicho todavía, Susana Díaz, embarcada estos días en las primarias que decidirán la candidatura del PSOE a la presidencia andaluza en las elecciones que celebrará esa comunidad como muy tarde a finales del año que viene. A ellos se ha sumado también el expresidente Felipe González, a pesar de que en abril de 2018 se había mostrado a favor:
En Moncloa ya han pasado a la ofensiva. Quieren plantear la decisión como un “ejercicio de sentido político y de Estado, una decisión valiente” que nada tiene que ver con la precaria mayoría del Gobierno en el Congreso y que obedece exclusivamente a su voluntad de crear un clima político que haga posible la reconstrucción de la convivencia política en Cataluña.
Argumentario socialista
En Ferraz también se han puesto manos a la obra. Los principales dirigentes de la Ejecutiva Federal del PSOE se están movilizando para hacer ver la necesidad de “sanar heridas”, ser “valientes” y trabajar por “el bien común por encima del bien propio”
“España necesita sanar heridas. Necesita estabilidad, confianza y diálogo. Y ese es el compromiso del Gobierno y el Partido Socialista Obrero Español”, escribió en Twitter Adriana Lastra, la número dos del partido. La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, la secundó: “Para alcanzar sueños que parecen imposibles se requiere determinación, capacidad de asumir riesgos y voluntad de entendimiento”. “Nuestro empeño es una Cataluña libre de fracturas: plena confianza y apoyo a Pedro Sánchez. El PSOE ha ganado ya otras batallas, mantengamos la unidad” pidió.
La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, dejó clara la voluntad del Ejecutivo de “intentar por todos los medios tomar decisiones que ayuden”. Ya no se trata de un “debate jurídico” sino de una cuestión política “que decide” el Ejecutivo, subrayó.
Es exactamente el argumento que están trasladando sus socios en el Gobierno. Fuentes de Unidas Podemos sostienen que el informe del Supremo contrario a los indultos “pone punto y final al tiempo de los jueces y abre de una vez por todas el tiempo de la política”. Este Gobierno no puede tener “complejo de inferioridad ante una derecha que lo único que propone es venganza”. En la investidura, recuerdan, “Pablo Iglesias dijo algo muy relevante: ‘La derecha no va a juzgar a este gobierno por lo que haga, sino por lo que son”.
Lo que está en juego, sostienen los morados, “no es el Gobierno del Estado, sino la desconexión de una parte muy grande de la sociedad —especialmente la catalana— si no se van cumpliendo aquellos compromisos” por los que se invistió a Pedro Sánchez. El Gobierno “tiene que tomar la iniciativa” y “los indultos son un buen primer paso. Es una condición imprescindible para abrir una nueva etapa en la cual la política recupere su protagonismo”.
El presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, sigue la misma línea argumental. “Ahora es el tiempo de la política”. “El tiempo de la Justicia fue, y la respetamos, pero ahora es el tiempo de la política porque este es un conflicto de naturaleza política que debe tener una solución política y para eso sí que ayuda que el Gobierno promueva los indultos”.
Un dirigente socialista de la época de José Luis Rodríguez Zapatero con el que ha hablado infoLibre respalda las intenciones de Sánchez, igual que el expresidente. En Cataluña hay que “rebajar la tensión y “buscar un punto de encuentro. Y el punto de partida es resolver el tema de los indultos”. Se puede perder el Gobierno por este asunto o por cualquier oro, pero entretanto “lo que queremos es desactivar el conflicto, no mantenerlo vivo”.
Y resta importancia a la ofensiva de la derecha y a los barones críticos. De un lado, sentencia, “ya sabemos que con la derecha no se puede contar para nada”. Y “siempre hubo fuego amigo”, recuerda en referencia a Lambán, Page y Vara. “También en el tema de ETA”, en referencia a las dificultades que afrontó Zapatero para tratar de poner fin a la banda terrorista. “Siempre son los mismos”. Se quejan, pero “nunca ponen encima de la mesa una propuesta para arreglar las cosas”.
No hay plan alternativo
En eso insisten muchos otros interlocutores. Si no se favorecen el diálogo y la convivencia, pregunta uno de ellos, “¿cuál es el plan para solucionar el problema? ¿La porra todo el rato? Hay que pensar en la mejora de la convivencia y en el bienestar de las personas”.
Este tema, concluye el antiguo dirigente de la época de Zapatero, “hay que afrontarlo en algún momento. Porque no va a desaparecer. O haces algo o nada pasará”. Eso sí, advierte: “Hay que explicarlo”. Y no repetir el error de enredarse en debates internos en lugar de explicar las cosas a la sociedad, como ocurrió con el diálogo con ETA. “Al final”, recuerda, “se acabó con ETA y no se rompió España ni se entregó Navarra”, como la derecha aseguraba que iba a ocurrir. “Hay que hacerlo, pero también hay que explicarlo”, concluye.
Ese es uno de los problemas. Porque el hecho de que la decisión se haya tomado sin contar con el partido ha decepcionado incluso a los dirigentes del PSOE que, en principio, apoyan los indultos. En la Ejecutiva Federal este asunto ni siquiera se ha mencionado. “Es “lamentable”, reconocen a infoLibre dos de sus miembros.
El president valenciano, Ximo Puig, respalda sin reservas a Sánchez en este asunto, pero eso no le impide pedir que el debate de los indultos se acometa también en el PSOE. Y con todos los ciudadanos, porque es “una conversación pendiente dentro de la sociedad española”. Hace falta pedagogía, defiende, porque “hay mucha gente con buena voluntad que no lo entiende y puede pensar que se está subvirtiendo la Constitución, cuando es todo lo contrario”.
Odón Elorza, diputado por Gipuzkoa, dejó claras sus dudas en Twitter. “Los indultos del procés”, escribió, “son una decisión controvertida. A Sánchez no le darían votos sino problemas” porque “no puede haber dudas” sobre si los indultados volverán a quebrantar la ley y no tiene constancia de que vaya a ser así. La medida de gracia, si finalmente se produce, tiene “muchos riesgos para el presidente”, advierte, “a la vista de la polarización de la sociedad y la crispación que agitan las derechas. Y solo actuando desde la responsabilidad de Estado y la transparencia política se podrá avanzar y moderar el conflicto”
Por eso defiende que Sánchez explique los indultos “con claridad en el Congreso”. Y que los “interesados” colaboren “en normalizar la vida política” no despreciándola medida.
Esa es una de las preocupaciones que más repiten los dirigentes y cargos socialistas con los que ha hablado infoLibre. “Los más interesados no están haciendo nada por facilitar” las cosas. “Debería haber una actitud más respetuosa y menos provocadora” por parte del independentismo, se queja uno de ellos. Siguen “dando a entender que lo volverán a hacer. Una cosa es que no quieran desistir de sus objetivos” y otra muy distinta “dar a entender que tienen voluntad de volver a poner en cuestión el Estado”. Si toma la decisión, “el presidente sabrá si después habrá agua en la piscina”.
Lo que nadie cree es que, como busca el PP estos días, este asunto vaya a quebrar la unidad del PSOE. Pero sí hay quien señala que la mejor manera de luchar contra el “estado de confusión y de malestar” que hay entre algunos dirigentes sería explicar “los argumentos, los porqués, con valentía y transparencia”.
La estrategia del PSC
En el PSC están en sintonía total con Sánchez. Los indultos, defiende un diputado de este partido, son “una estrategia del PSC”, no del independentismo. Ellos quieren amnistía, recuerda. Y los socialistas no están de acuerdo. Se trata de “desactivar el conflicto y de recuperar la normalidad”, no de favorecer la “impunidad”. “Nosotros lo que queremos es quitarles el único argumento que les queda”.
No es casualidad que el primero en hablar de los indultos como una contribución indispensable a la distensión política en Cataluña fue el hoy ministro de Política Territorial, Miquel Iceta, cuando era candidato a la Presidencia de la Generalitat por el PSC en las elecciones de diciembre 2017, las que convocó Mariano Rajoy al amparo del artículo 155. Desde entonces, de forma más o menos explícita, ha formado parte del debate político y se ha integrado en el arsenal que los socialistas han ido acumulando para tratar de resolver el conflicto con el independentismo catalán.
La estrategia del propio Pedro Sánchez en esta materia siempre ha ido de la mano de Iceta y del PSC. De hecho, su defensa del diálogo con los partidos independentistas está en parte en el origen de la operación de derribo que en 2016 provocó su defenestración como secretario general del PSOE. Y fue una de las ideas sobre las que construyó su victoria en las primarias que le permitieron recuperar el control del partido ya sin tener que rendir cuentas a la vieja guardia.
El referéndum de 1 de octubre y el 155 le obligaron a demorar la búsqueda de una solución negociada pero la apuesta de Sánchez por el diálogo no es de ahora. Aunque sea ahora cuando tiene la oportunidad de llevarla a la práctica.
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El mismo parlamentario del PSC con el que ha conversado infoLibre resta importancia a la ofensiva de la derecha. Si lo hicieron cuando se produjo la negociación para acabar con ETA, ¿cómo no lo van a hacer cuando de lo que se trata es de acabar con el conflicto independentista?”, se pregunta. “Para ellos cualquier solución a los problemas que hay en España y que permita la convivencia les parece mal”. Así que no tiene miedo a las inclemencias electorales: “El desgaste que tenga que darse ya se ha producido”, porque la derecha lleva años en el mismo argumento.
“¿Dentro de dos años y medio?” ¿Recuerdas dónde estábamos hace dos años y medio?”, pregunta una de las fuentes de Moncloa consultadas para esta información. “Llevábamos seis meses en el Gobierno, gobernábamos en solitario con 85 diputados y no se habían producido las dos elecciones generales de 2019. Dos años y medio es mucho tiempo y tiempo es lo que necesita esta decisión”.
No todo el mundo piensa igual. Y aunque falta mucho para las generales hay mucho vértigo. Los indultos “pueden activar aún más a la derecha. Y reforzar a Vox”, señala un senador socialista. Así que, sobre lo que no hay dudas, es acerca de la voluntad de Sánchez de agotar la legislatura hasta finales de 2023. La recuperación económica, piensa todo el mundo en el PSOE y en Moncloa, será su gran baza.
Pedro Sánchez no va a cambiar de opinión. La decisión de abrir un nuevo tiempo en Cataluña que contribuya a desactivar el conflicto político entre independentistas y no independentistas es firme. Y el presidente, con el respaldo del PSC, de su núcleo más próximo en el PSOE y el apoyo de su Gobierno —lo que incluye a Unidas Podemos— se dispone a indultar en las próximas semanas a los dirigentes políticos y sociales catalanes condenados por su participación en la declaración unilateral de independencia de Cataluña en octubre de 2017.