El año no empieza con buen pie para el Partido Popular. Los primeros pasos de la precampaña electoral que Alberto Núñez Feijóo espera culminar el 28 de mayo situando a su partido como la fuerza política más votada por primera vez desde las elecciones de 2016 han tropezado con una zancadilla inesperada: el intento de Vox de introducir medidas en la sanidad pública de Castilla y León para presionar a las mujeres que deseen abortar y tratar de que no lo hagan. Una maniobra favorecida, para disgusto de Génova, por el silencio del presidente de la comunidad, Alfonso Fernández Mañueco (PP), que sólo intervino para rectificar cuando su partido fue consciente de alcance que la medida anunciada estaba teniendo a todos los niveles.
La consecuencia ha sido una grieta bajo la línea de flotación que ha obligado a Feijóo y a los suyos a transitar la semana achicando agua, incapaces de colocar sus mensajes en una agenda mediática dominada por la ambigüedad con la que Mañueco gestionó este asunto. Y que sigue sin aclararse completamente: Juan García-Gallardo, el líder autonómico de Vox y vicepresidente de la Junta que lidera el PP, mantiene que el acuerdo existe y que su partido exigirá que se cumpla enviando a los sanitarios castellanos y leoneses un protocolo de actuación para mostrar a las mujeres que quieren abortar el latido fetal e imágenes de la gestación.
Los sucesivos intentos de Feijóo y sus principales colaboradores por hablar de las consecuencias de la aplicación de la ley del sólo sí así, de Cataluña, de los precios de la cesta de la compra o del sector turístico han resultado inútiles. Vox reventó el inicio de la precampaña del PP con el anuncio que el vicepresidente de Castilla y León hizo el pasado jueves y le dará este sábado la puntilla con la manifestación que tendrá lugar en Madrid.
Será en la Plaza de Cibeles, pero dará continuidad a las protestas organizadas en la plaza de Colón en 2019 y 2021 contra la política de Pedro Sánchez y, una vez más, pondrá al PP en situación de subordinación con Vox, arrastrado por las organizaciones ultraconservadoras afines a la extrema derecha. En ausencia de Feijóo, que evita las protestas en la calle, la representante del PP más conocida volverá volverá a ser Cayetana Álvarez de Toledo, todo un icono de la facción radical del partido. Así que será el líder de Vox, Santiago Abascal, el que una vez más acapare todo el protagonismo.
Sábado 14: “Libertad absoluta”
Dos días después de que su gobierno anunciase la puesta en marcha de un protocolo contra el aborto, el presidente Mañueco no tiene más remedio que salir al paso de este asunto mientras Feijóo y la cúpula del partido guardan silencio. Lo hace a la entrada de la convención del PP de Zaragoza, que ha pasado a un segundo plano, y sin dar explicaciones claras. “Libertad y respeto absoluto” a los derechos de la mujer embarazada y de los sanitarios. “Estas medidas no van de eso. Van de fomentar la natalidad y la mujer que lo solicite lo podrá escuchar", intentó zanjar en referencia al latido del feto. “Lo que queremos”, añadió a continuación dando alas al protocolo de Vox, “es que directamente el ginecólogo derive (a la mujer embarazada) al psicólogo”.
Sobre su número dos en la Junta, ni un reproche. Como si no fuese con él. “Mire, yo no voy a entrar en lo que dijo o no dijo, o la intencionalidad, porque no soy yo quien tiene que analizar ni las palabras ni la intencionalidad de nadie”, señaló.
Domingo 15: “Ataque intolerable”
El vicepresidente castellano y leonés, Juan Garcia-Gallardo (Vox), atiza la polémica, ignora a Mañueco y promete no dar “un paso atrás” en el protocolo que él mismo anunció para coaccionar a la mujeres de la comunidad que deseen abortar.
El presidente autonómico deja hacer a su socio, pero replica con dureza al Gobierno central cuando Moncloa anuncia que enviará un requerimiento a la Junta pidiéndole que confirme o niegue las medidas anunciadas. “El Gobierno de Sánchez miente y lo hace para tratar de esconder su incompetencia con la aprobación de la ley del sólo sí es sí que reduce las condenas y pone en libertad a los agresores sexuales”, acierta a escribir Mañueco en su cuenta de Twitter.
Lunes 16: “Es una guerra”
El primer día de la semana se hace evidente que el incendio provocado por el anuncio de la Junta de Castilla y León no se va a apagar solo. Génova trata de atajarlo ese mismo día y para eso hace que Mañueco salga a leer un comunicado sin preguntas en el que dice que no habrá cambios en el protocolo actual. Borja Sémper, el recién estrenado portavoz electoral del partido, espera a que el presidente castellano leonés termine su intervención para salir él en rueda de prensa y dar el asunto por zanjado.
Ese día las preguntas de los periodistas que acuden a la sala de prensa de la calle Génova se centran en este asunto. Sémper trata de señalar a Vox y al Gobierno de España como los únicos culpables de que se hable de este asunto, pero pronto se hace evidente que no es capaz de dar una respuesta clara a la responsabilidad de Mañueco. El portavoz insiste en los temas que interesan al PP (la ley del sólo sí es sí, Bildu, Esquerra, la sedición…) pero no consigue desviar la atención.
Martes 17: “Un requerimiento gaseoso”
Feijóo rompe cuatro días de silencio sobre este asunto en una entrevista en Telemadrid. Es mucho más claro que Mañueco y condena expresamente cualquier intento de coaccionar a las mujeres que deseen abortar. Pero en vez de responsabilizar a Vox —y al barón castellano y leonés de su partido— culpa al Gobierno central. Niega la evidencia de que el protocolo fue anunciado oficialmente y acusa al Ejecutivo de Pedro Sánchez de aprobar un “requerimiento gaseoso” para exigir a la Junta que anule unas medidas que, según él, no existen.
El malestar del líder del PP por tener que dedicar tiempo a este asunto se hace evidente durante la entrevista. El aborto es un tema incómodo para él porque está a favor de la ley vigente (a diferencia de Vox, su única discrepancia tiene que ver con el derecho a decidir sobre su propia maternidad a las menores de más de 16 años). Sabe que está resuelto socialmente, incluso entre los votantes de la derecha.
A continuación, Feijóo se concentra en lo que de verdad le interesa: la sedición, la malversación, el Tribunal Constitucional, el modelo de elección del Consejo General del Poder Judicial y el supuesto control de las instituciones puesto en marcha por Pedro Sánchez. Los titulares de los medios, sin embargo, ignoran estos asuntos.
Miércoles 18: “Si Vox se quiere marchar, que se marche”
Génova había preparado un recorrido completo de Feijóo por la provincia de Cuenca con varias actividades y un mitin de cierre en el paraninfo de la universidad, pero hasta allí le persiguió la polémica sobre el aborto en Castilla y León. De nuevo trató de centrar la mirada en otros asuntos, pero las preguntas de la prensa le obligaron a hablar de las relaciones con la extrema derecha: ”Si Vox se quiere marchar del Gobierno, que se marche, es una decisión suya”, aseguró para tratar de zanjar la cuestión.
La salud de la coalición PP-Vox en Castilla y León, sin embargo, siguió en siendo el centro de atención. El intento de conseguir la complicidad de la Comisión Europea contra Sánchez acabó en fracaso y las denuncias de mala gestión de los fondos europeos apenas tuvieron eco.
Jueves 19: “Nada se ha aprobado”
Para cambiar de conversación, el PP revela que el día anterior había intentado abrir una vía de negociación con el Ministerio de Hacienda en torno al real decreto ley aprobado por el Gobierno para, entre otras cosas, reducir el IVA de varios productos básicos de la cesta de la compra. El Ejecutivo remitió a los conservadores al grupo parlamentario socialista, lo que dio al PP la oportunidad de quejarse de falta de voluntad de diálogo, uno de los argumentos que utiliza desde hace meses para intentar desacreditar a Pedro Sánchez.
Ese día Feijóo no se expone a los periodistas en ningún acto y el PP aprovecha para presentar en Génova el fichaje, anunciado el lunes, de los tránsfugas de UPN, los diputados en el Congreso Sergio Sayas y Carlos García Adanero. A este último lo han hecho candidato a la Alcaldía de Pamplona.
Tampoco surte efecto. La posibilidad de que el gobierno de Castilla y León se rompa y de que Mañueco convoque elecciones anticipadas se hace con la atención de los medios y entierra las quejas del PP por el real decreto de la cesta de la compra. Mientras tanto, la Junta responde al requerimiento del Gobierno, el mismo que Feijóo consideraba sin fundamento, que, en contra de lo dicho la semana pasada, “nada se ha aprobado”. “No se ha producido vía de hecho, ni acto tácito alguno, pues nada se ha efectuado ni aprobado en su seno” y “tampoco nada se ha transmitido posteriormente a los profesionales del sistema público sanitario al respecto, ni por escrito ni verbalmente”.
Viernes 20: “España tiene otros conflictos”
Ver másFeijóo profundiza la ruptura del PP de los pactos de Estado al negociar el fichaje de los tránsfugas de UPN
Ya con la semana perdida, Feijóo visita en Madrid la feria internacional de turismo Fitur. Lleva en el guion reclamaciones de grueso calibre: un PERTE de 12.000 millones de euros para el sector y la creación de una tarifa plana de tren “para que todos los españoles” puedan conocer lo que hicieron “los antepasados” y la “riqueza patrimonial, cultural, histórica y paisajística de una de las naciones más bonitas del mundo”.
Pero el tema de Castilla y León le persigue. También allí. Su reencuentro con Mañueco en el pabellón de su comunidad se convierte en el centro de todas las miradas. Los dos abrazos que se dan ante las cámaras tratan de escenificar una sintonía que lleva toda la semana puesta en cuestión.
La prensa no pregunta sobre el sector turístico, lo hace sobre el aborto. El líder del PP habla de “conflicto inexistente explícitamente aclarado oral y por escrito” por Mañueco y cambia rápidamente de tema. “No tenemos mucho tiempo que perder”. España, aseguró, tiene “otros conflictos” y “sería bueno” que el Gobierno se dedicase “en primer lugar a solucionar los conflictos internos del Gobierno, a solucionar los conflictos con sus socios y a hablar de sanidad, de mujeres y de Constitución en serio”.
El año no empieza con buen pie para el Partido Popular. Los primeros pasos de la precampaña electoral que Alberto Núñez Feijóo espera culminar el 28 de mayo situando a su partido como la fuerza política más votada por primera vez desde las elecciones de 2016 han tropezado con una zancadilla inesperada: el intento de Vox de introducir medidas en la sanidad pública de Castilla y León para presionar a las mujeres que deseen abortar y tratar de que no lo hagan. Una maniobra favorecida, para disgusto de Génova, por el silencio del presidente de la comunidad, Alfonso Fernández Mañueco (PP), que sólo intervino para rectificar cuando su partido fue consciente de alcance que la medida anunciada estaba teniendo a todos los niveles.