¿Son viables las seis propuestas de Podemos para frenar la escalada bélica en Ucrania?

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Un año después de la invasión rusa sobre Ucrania la resolución del conflicto parece cada día más lejana. Esta guerra que se libra a las puertas de la Unión Europea ha generado un intenso debate entre los partidarios de apoyar a los agredidos suministrando armas para defenderse de las tropas enviadas por el presidente ruso, Vladímir Putin, y quienes se oponen a hacerlo porque, aseguran, sólo conseguirá alimentar una escalada militar que amenaza con derivar en una nueva guerra mundial. El Gobierno de coalición español encarna esas dos posturas: el PSOE defiende el envío de armas y Podemos se opone a ello. Los primeros apelan al derecho a la legítima defensa, los segundos defienden la diplomacia como la mejor herramienta.

El acuerdo suscrito para la investidura deja en manos de los socialistas la política exterior y de defensa, por lo que las discrepancias no han afectado a la toma de decisiones, pero no ha impedido que los morados critiquen las decisiones impulsadas por el presidente Pedro Sánchez. La tesis de la formación que lidera la ministra Ione Belarra es que esta estrategia no resuelve nada y sólo contribuye a sostener el conflicto durante más tiempo. 

Hace dos semanas, Podemos fue el partido anfitrión de la conferencia por la paz celebrada en Madrid que reunió a representantes de una veintena de partidos de izquierda, tanto de ámbito nacional como internacional. La propia Belarra firmó un manifiesto junto al presidente de Colombia, Gustavo Petro, su homólogo en Argentina, Alberto Fernández, y el líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, realizando un llamamiento a "redoblar los esfuerzos diplomáticos" para establecer "un alto al fuego". Pero ¿qué medidas proponen los morados realmente para desencallar el conflicto?

Una negociación bilateral

Tal y como trasladan desde la secretaría de relaciones internacionales de Podemos a infoLibre, la primera medida se basa en "abrir vías de diálogo y negociación que pongan fin al conflicto y conduzcan a una paz justa y duradera". En ese sentido, una de sus apuestas es volver a las negociaciones que se produjeron en marzo del pasado año. "Se consiguieron avances en exportación del grano y cereales o el intercambio de prisioneros. Hay que tomar esas negociaciones como ejemplo e incidir en esa vía diplomática y no en la militar como única forma de terminar la guerra", exponen. "La salida diplomática es complicada porque los acuerdos de Minsk, como afirmó Merkel y Macron, fueron una trampa para ganar tiempo. Pero eso no quita que haya que seguir haciendo el esfuerzo", completa Juan Carlos Monedero, exdirigente de Podemos.

Pablo del Amo, analista de Descifrando la Guerra, cree que ahora mismo "no se dan las condiciones para realizar una negociación porque ninguno de los bandos quiere negociar": "Ambos creen que pueden llevar mucho más a su favor la guerra en el campo de batalla", expone a este periódico. Del Amo también explica que en las negociaciones de marzo de 2022 Turquía fue el mediador. "Pero Turquía no tiene la capacidad de poner sobre la mesa a ninguno de los dos contendientes. A lo que está jugando Ankara es a poseer una actitud ambivalente e intentar ganar el máximo beneficio. Por una parte, ayudando a Ucrania enviándoles drones y, por otra, ampliando los vínculos económicos y comerciales con Rusia", analiza. 

Para Nerea Larrinaga, comunicadora experta en relaciones internacionales, este escenario de la negociación llegará "una vez los actores involucrados decidan que ya ha sido suficiente": "La situación final no distará mucho de la que ya había en la región allá por 2014, ya que este conflicto viene ya de largo y tiene sus causas en sucesos anteriores que venían calando en el panorama sociopolítico de la zona", rememora. En ese sentido, encuentra oportuno que Podemos se centre en la mediación y las vías de diálogo pese a que "el discurso hegemónico" esté dirigido al aumento militar.

Más poder para la ONU y la OSCE

Desde Podemos también defienden que organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas (ONU) o la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) "deben verse reforzados y jugar un papel capital": "El primer paso debe ser el establecimiento de un alto el fuego, la retirada de las tropas rusas de Ucrania, la suspensión de los envíos de armamento y la vuelta de Rusia al Nuevo START, entre otros", sintetizan. Un argumento que comparte Monedero. "China, Brasil, México, India, el Vaticano apuestan por una vía diplomática. Ellos pueden presionar a la ONU para que haga su tarea. Y la OSCE, más ceñida a Europa, también puede apoyar", mantiene. 

Del Amo es más pesimista y señala que organismos como la ONU o la OSCE "ya no tienen ningún papel en la resolución de conflictos": "Hemos llegado a un punto en el que son los actores estatales, las grandes potencias, los que llevan la batuta de las relaciones internacionales. Las asociaciones multilaterales cada vez tienen menos peso y es el Estado el que dirige los esfuerzos diplomáticos y militares", sostiene. En ese sentido, considera "ingenuo" pensar que la ONU o la OSCE va a tener un papel relevante en parar el conflicto: "El mundo no va por ese camino", zanja.

Detener el envío de armamento

La entrega de tanques Leopard por parte de España a Kiev reabrió las tensiones dentro de la coalición por la estrategia del Gobierno en la guerra en Ucrania. "Muchos expertos nos están alertando de que el despliegue de los Leopard solo contribuiría a la escalada bélica y podría tener una respuesta imprevisible y muy peligrosa por parte de Rusia" argumentó Belarra. El analista de Descifrando la Guerra señala que el hecho de apoyar a Ucrania persigue el objetivo de "conseguir una posición de fuerza para Kiev" de cara a unas negociaciones futuras. Sin embargo, Larrinaga no tiene claro que ese plan funcione. "¿Cuál es el plan? ¿Tensar la situación de violencia y que siga escalando de forma indefinida?", plantea.

Ismael de la Villa, politólogo y profesor asociado de geopolítica en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), considera "legítima" la posición de querer seguir enviando armamento pesado a Ucrania, formar a sus tropas y que haya cooperación en inteligencia militar para que Ucrania parta de una posición negociadora mejor, pero apunta que "en ningún caso" va a ser la última solución: "Hay que asumir otras consecuencias que acarrea", expone, y cita algunas como el mayor endeudamiento del país, una mayor posibilidad de que Rusia lance nuevas contraofensivas incorporando más territorios, y un agravamiento de la crisis humanitaria.

Rendición de cuentas por los crímenes cometidos

Desde Podemos defienden que hay que "fortalecer" los mecanismos internacionales de justicia y rendición de cuentas por los crímenes de guerra cometidos en Ucrania. Específicamente, señalan que se tiene que abordar el delito de agresión "para que los responsables no queden impunes". Según expone del Amo, eso únicamente se hará "en caso de que haya una derrota decisiva de uno u otro bando", un escenario que no considera que se vaya a dar y que correspondería, en todo caso, a los tribunales del "país ganador": "La justicia internacional poco va a tener que decir", mantiene.

Un punto en el que coinciden tanto Monedero como De la Villa. "A largo plazo nadie va a ganar esta guerra porque los dos ya la han perdido y la ha perdido también Europa", señala el primero. "Se trata de una guerra en la que no va a darse ni una derrota total ni por parte de Rusia ni de Ucrania, el acuerdo de paz y el correspondiente memorándum es lo que establecerá el fin del conflicto", completa el segundo, que pone especial atención a dos puntos: la propuesta territorial que salga de la contienda y el modelo de Estado-nación que se desee para Ucrania.

El papel 'mediador' de Brasil y China

Desde la formación dirigida por Ione Belarra se fijan en "los llamados internacionales a la paz" donde  se vislumbran actores "como el Brasil de Lula da Silva, o más recientemente China, con voluntad y capacidad de mediar para poner fin al conflicto". "En Podemos celebramos todas las iniciativas que hablen de paz y no de seguir escalando el conflicto", mantienen. Sin embargo, el analista de Descifrando la Guerra cree que Brasil "no se va a meter a mediar en la guerra a no ser que tenga incentivos para ello" y considera que Lula no los tiene. Por su parte, señala que lo que ha ofrecido China no es "un plan de paz" sino doce principios "muy abstractos”, salvo en lo que respecta a la integridad territorial de Ucrania. "Yo personalmente no creo que a China le interese mediar, sino mostrar que son un actor responsable y que los belicosos están en occidente", apunta.

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Por su parte, el profesor de geopolítica de la Complutense señala que la opción de avanzar hacia una federalización de Ucrania, que se contemplaba en los acuerdos de Minsk, ya "no está encima de la mesa y es la menos probable". "Es de lamentar porque se podían haber dado respuesta tanto a las demandas de mantener la integridad territorial ucraniana como la del reconocimiento de las particularidades históricas, políticas y sociales de la cuenca del Donbass y los territorios del Mar Negro", explica. De la Villa no descarta que, en caso de una contraofensiva, Rusia pueda incorporar más territorios como Dnipropetrovsk, Jarkov, Chernigov, Odessa o Nikolaev "como elementos de cambio en la futura negociación".

Manifestaciones en contra de la guerra y un llamado a la UE

Las manifestaciones contra la guerra también forman parte de la estrategia de Podemos. Al inicio de la contienda, los morados confiaban en la misma contestación pública que tuvo la guerra de Irak en el año 2003. "Seguiremos llamando a la movilización popular para detener esta barbarie y sus consecuencias globales. También seguiremos haciendo un llamado a la UE para que se convierta en un actor global al mismo nivel que otras potencias y marcar su propia agenda", explican. Sobre el papel de Bruselas, Monedero considera que la UE tiene que negociar "conjuntamente" la paz al margen de Estados Unidos. "Obliguemos a las partes a negociar asuntos vinculados a los derechos humanos: alimentarnos, calentarnos, cuidar a la población civil", plantea. A su juicio, el Gobierno de Joe Biden sigue manteniendo una organización internacional  "basada en reglas "que en realidad significa "las reglas de EEUU y las grandes corporaciones".

Larrinaga, por su parte, considera que se puede criticar a Podemos por "abusar de eufemismos" y "dar vueltas al discurso" y hablar de la UE como "un actor global más" tratando de "camuflar lo que esto realmente significa": "Un gasto militar europeo mucho mayor que no mirara tanto a la OTAN como hace", apunta. Sin embargo, cree que "a pesar de todo" es un discurso que va "en coherencia" con sus valores. Todos los analistas consultados coinciden en que hay que esperar para ver cómo evoluciona el conflicto y temen que Ucrania se vea en un escenario que agrave su situación interna frente a la que tenía antes de la invasión.

Un año después de la invasión rusa sobre Ucrania la resolución del conflicto parece cada día más lejana. Esta guerra que se libra a las puertas de la Unión Europea ha generado un intenso debate entre los partidarios de apoyar a los agredidos suministrando armas para defenderse de las tropas enviadas por el presidente ruso, Vladímir Putin, y quienes se oponen a hacerlo porque, aseguran, sólo conseguirá alimentar una escalada militar que amenaza con derivar en una nueva guerra mundial. El Gobierno de coalición español encarna esas dos posturas: el PSOE defiende el envío de armas y Podemos se opone a ello. Los primeros apelan al derecho a la legítima defensa, los segundos defienden la diplomacia como la mejor herramienta.

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