El ex secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha reaparecido. Después de ser derrotado en el Comité Federal del 1 de octubre y presentar su dimisión aquella misma noche, pasó más de veinte días ausente y alejado de los focos, en los que sólo escribió un puñado de tuits. Pero ese tiempo terminó. Sánchez se dejó ver por primera vez este miércoles y jueves en el Congreso. Y ahora todos los focos están puestos sobre él, a la espera de ver qué hace en la definitiva votación del sábado. O incluso antes.
Varios cargos próximos al que fuera líder socialista creen que no irá el sábado a votar y que renunciará al acta de diputado este mismo viernes. Es el escenario que algunos de los pedristas barajan, aunque a última hora de este jueves, aseguran, Sánchez no les había comunicado su decisión. De confirmarse que abandona el escaño, apuntan fuentes consultadas por infoLibre, Sánchez aprovecharía el anuncio para proclamar que se presentará a las primarias del PSOE cuando se convoquen y pedir a los suyos que se abstengan por disciplina.
Algunas de las fuentes consultadas por este diario apuntan que la dimisión sería la salida más viable para Sánchez si quiere tener alguna opción a liderar nuevamente el partido en el futuro. La desventaja más evidente es que perdería la posibilidad de utilizar el Congreso como altavoz, lo que previsiblemente mermaría su presencia mediática. También que renunciaría a votar no en el último minuto.no El lado positivo, por contra, sería evitar convertirse en el secretario general que hizo caso omiso a los órganos del partido.
Los defensores del 'no'
El segundo escenario para Sánchez lo impulsan otros diputados de su círculo de confianza, que le piden que vote no. Por "coherencia" y también porque, como le han dicho al propio Sánchez, si abandona se le podría acusar de preocuparse "sólo por sus intereses personales" y "aspiraciones futuras". De hecho, estas voces apuntan que el origen del rumor de que Sánchez dimitirá está en cargos cercanos al exlíder que quieren evitar decidir entre votar no y afrontar las posibles consecuencias y retratarse con la abstención: si Sánchez deja el escaño y les pide que acaten la disciplina de voto, no se verían obligados a responder a esa disyuntiva. Algunos quedarían aliviados.
En lo que todos coinciden es en que Sánchez no les desvela siquiera a ellos su decisión. Este jueves en el Congreso no dio titulares: acudió al debate de investidura, se sentó en su nuevo escaño en la cuarta fila del hemiciclo y, como el resto de sus compañeros, votó no a Rajoy. Preguntado por los periodistas por la intervención, horas antes, del portavoz socialista Antonio Hernando, se limitó a decir de aquel que "es un buen parlamentario". No avanzó qué hará el sábado: "Lo veréis", replicó a los periodistas. El presidente de la gestora, Javier Fernández, aseguró que no le exigirá ni que se abstenga ni que dimita.
A última hora de este jueves, los críticos daban por seguro que al menos 15 diputados desacatarán la orden de abstenerse emitida por el Comité Federal: el primero es el propio Sánchez, que vote en contra o se ausente no pasará a la abstención; después están los siete diputados del PSC, partido cuyo máximo órgano entre congresos ordenó votar contra Rajoy; también figuran en el listado Susana Sumelzo, Rocío de Frutos, Odón Elorza, los baleares Pere Joan Pons y Sofía Hernánz y las independientes Margarita Robles y Zaida Cantera.
Hay, además, otros siete nombres en duda: la presidenta de la gestora del PSdeG, Pilar Cancela; tres diputadas de Castilla y León –Mar Rominguera, Mari Luz Martínez Seijo y Esther Peña– que según las fuentes consultadas decidirán su voto en función de lo que les indique el secretario general de la federación, Luis Tudanca; el secretario general del PSOE de la provincia de Valencia, José Luis Ábalos; Chano Franquis, secretario general del partido en Las Palmas de Gran Canaria y Jesús Fernández Díaz, diputado por Navarra. En el peor escenario para la gestora, los díscolos podrían llegar a ser 22.
Un posible escaño vacío
Tercera y última opción: un Sánchez ausente. El de no acudir a la votación es el último de los escenarios que podría elegir el ex secretario general. Si decidiera faltar a la sesión del sábado, las ventajas para el exlíder socialista serían no someterse a la abstención y mantener su puesto en el Congreso. Pero algunos diputados próximos a él dicen que le haría quedar como un "cobarde". En las últimas semanas, estos pedristas han echado de menos la presencia de su jefe de filas. Le han pedido que hable, se pronuncie, dé un paso adelante. Hasta ahora, sin éxito.
Si decidiera ausentarse de la votación sin más, los diputados que ya han confirmado públicamente que desacatarán la orden del Comité Federal se quedarían "huérfanos" de algún modo. Sánchez, por ahora, se ha limitado a pronunciarse en Twitter. En uno de esos mensajes afirmó que "pronto llegará el momento en que la militancia recupere y reconstruya su PSOE. Un PSOE autónomo, alejado del PP, donde la base decida". "Fuerza", remató. Algunos lo tomaron como el anticipo de un anuncio de que competirá en las primarias, pero de la boca de Sánchez todavía no han salido esas palabras.
Lo que los próximos a Sánchez descartan con mayor intensidad es que se siente en su escaño y se abstenga. Los críticos consideran que eso sería una auténtica "humillación". Fuentes de este sector también apuntan que la negativa de la gestora a una abstención técnica responde al deseo de la cúpula provisional del PSOE de "llevar al precipicio" a Sánchez para obligarle a renunciar y complicarle cualquier aspiración futura. Este miércoles fueron varios los diputados que pidieron, en la reunión del grupo socialista, que sólo 11 parlamentarios se abstengan y el resto voten no. La dirección del grupo y el partido lo rechazaron.
El 'papelón' de Hernando
Un diputado crítico señala que el "verdadero propósito de la gestora" al forzar la abstención total es "que aflore toda disidencia para laminarla y así cargarse a Sánchez". "La abstención técnica sería la mejor solución para no romper el partido y la más ajustada al mandato del Comité Federal: evitar terceras elecciones con el mínimo aval posible a Rajoy", añade. Este miembro de la bancada socialista califica de "tremendas" las formas de la comisión gestora y acusa a la dirección provisional de "despreciar el impacto social" de la decisión de abstenerse.
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Otras fuentes de este mismo sector se muestran muy duras con el portavoz del PSOE, Antonio Hernando, que este jueves defendió la abstención por "obligación" y "responsabilidad", y que pasó de puntillas sobre la corrupción del PP. "Ha sido una autoenmienda a nuestra posición política y ha entregado el papel de la oposición a Podemos. Estamos desnudos, sin relato, acobardados por unas posibles elecciones", lamenta. Otro diputado dice que debería haber sido "alguien con más credibilidad" quien defendiera la abstención, teniendo en cuenta "la hemeroteca" de Hernando, que durante meses dio la cara por el no.
"La verdad es que Antonio tenía un papelón"papelón, admite un diputado favorable desde el inicio a la abstención, que no oculta que Hernando "era perfectamente consciente de la fuerza de la hemeroteca y la imagen". "Pero creo que lo ha salvado bien, la impresión general de los compañeros ha sido positiva", añade. Sobre Podemos, critica duramente su "puerilidad" al abandonar el hemiciclo durante unos minutos, después de que la presidenta de la Cámara, Ana Pastor, se negara a conceder la palabra a Iglesias por alusiones del portavoz del PP, Rafael Hernando.
"Pablo tiene una doble vara de medir: él ha llamado casi delincuente a todo el PP, pero luego tiene la mandíbula de cristal y no aguanta un puñetazo", añade este diputado socialista, para quien "viene muy bien al PSOE" que Podemos "se eche al monte". "Así no van a conseguir ser la verdadera oposición", concluye.
El ex secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha reaparecido. Después de ser derrotado en el Comité Federal del 1 de octubre y presentar su dimisión aquella misma noche, pasó más de veinte días ausente y alejado de los focos, en los que sólo escribió un puñado de tuits. Pero ese tiempo terminó. Sánchez se dejó ver por primera vez este miércoles y jueves en el Congreso. Y ahora todos los focos están puestos sobre él, a la espera de ver qué hace en la definitiva votación del sábado. O incluso antes.