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El extremismo en las Fuerzas Armadas

Vox ya ha triunfado en los cuarteles: un estudio acredita la expansión de la extrema derecha en el Ejército

El rey Felipe VI frente a militares participantes en un desfile del Día de la Fiesta Nacional, en Madrid.

"En sociología política no estamos acostumbrados a ver brechas de este tamaño", afirma, sin disimular cierta perplejidad, Stuart Turnbull-Dugarte, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Southampton. ¿A qué se refiere? Turnbull-Dugarte y sus colegas José Rama y Francisco Villamil se propusieron estudiar hasta qué punto los militares son más proclives a las ideas de extrema derecha que el resto de la población. Su hipótesis era coincidente con lo que indica el sentido común: este ideario cala más entre los soldados. Pero había que pasar del análisis teórico a la comprobación empírica. Sorprendentemente, señalan los autores, era algo que no se había abordado a fondo en el campo académico, ni en España ni en el resto de Europa, a pesar de la función crucial del ejército en la sociedad, el acceso a armas de sus miembros y las ideas autoritarias de la extrema derecha. Los tres investigadores eligieron España para el estudio. Y lo hicieron analizando las respuestas a encuestas de más de 140.000 personas entre 2018 y 2021.

El resultado es lo que lleva a la perplejidad a Stuart-Turnbull.

La "laguna" que existía antes del estudio se rellena ahora con datos contundentes. Si el 4,5% de los no militares declaran voto a Vox, entre los militares el porcentaje sube hasta un 23%. Más de cinco veces más. Las diferencias también son enormes cuando se miran las inclinaciones según la autoubicación ideológica. Entre los civiles que se ven a sí mismos "centristas", sólo un 2,9% votan a Vox. En el mismo caso, entre los militares, un 12,6%. Tiene especial interés observar qué pasa entre la población de derechas, es decir, en una autoubicación ideológica a partir de 7, siendo 1 extrema izquierda y 10 extrema derecha: ¿Apoyo al partido de Santiago Abascal en la franja 7-10? No militares: 19,5%. Militares: 49,3%.

"Cuando trabajamos con preferencias electorales, no solemos encontrar diferencias de este tipo. Por ejemplo, con diferencias entre trabajadores manuales y otro tipo de profesionales. No, no suelen verse", incide Stuart-Turnbull, que ya había investigado antes junto a Rama Caamaño las claves de la irrupción de Vox, concluyendo que las fundamentales eran el hartazgo con la política y el nacionalismo exacerbado, sobre todo a raíz del procés.

Campo de valores comunes

No está claro si en esta afinidad es antes el huevo o la gallina. Es decir, si es más determinante que: 1) dentro de la población que elige la vida militar hay mayor abundancia que en el conjunto de la sociedad de inclinados a la extrema derecha, o 2) que la socialización que se establece en los cuarteles empuja en esa dirección. En realidad, se da una mezcla de ambos fenómenos, aderezados por el amplio margen de coincidencia entre ideas de extrema derecha y cultura militar tradicional, con un campo de valores comunes delimitado por el autoritarismo, la exaltación de la masculinidad, la visión patrimonialista del Estado, el rechazo de las minorías consideradas antipatriotas, la sacralidad de la unidad nacional... "Los miembros de las fuerzas armadas son más propensos a apoyar a los partidos de extrema derecha debido a la afinidad entre la cultura militar y las principales características de la extrema derecha", resumen los autores.

Stuart-Turnbull considera que el fenómeno se ha amplificado y agravado por la irrupción de Vox. Se trata, al fin y al cabo, de un partido que ha sublimado el discurso de orden, jerarquía, patria, familia, tradición y religión históricamente hegemónico en la institución militar. ¿Es que no existían antes de Vox este tipo de inclinaciones a la extrema derecha entre los militares? "Sí, pero las preferencias quedaban satisfechas con el PP. Al llegar Vox, presenta una oferta política concreta, específica, que satisface plenamente sus demandas", explica el profesor, que recalca la gravedad democrática de un efecto añadido: "En el Ejército siempre ha habido elementos con preferencias ultras. Lo que ocurre es que cuando hay un partido que las representa de ese modo, son más fáciles de percibir como legítimas. Por ejemplo, es más probable que ahora alguien que tiene puntos de vista positivos sobre la dictadura los revele y los comparta, y más probable desarrollar y compartir la idea de que hay alternativas a la democracia que pueden ser interesantes, según esta visión". El investigador cree que las simpatías por las ideas de extrema derecha tienen ya un importante arraigo en el estamento militar, que no será fácil de revertir incluso si Vox sufre electoralmente. El partido de Abascal, tras su decepción del 23J, puede consolarse con la pletórica imagen de su penetración en los cuarteles.

Riesgos democráticos

El trabajo no entra a detallar los riesgos democráticos de la expansión de ideas de extrema derecha en los cuarteles españoles. Lo que sí hacen los autores es recordar que el fenómeno ya muestra efectos concretos en otros países. El estudio funciona como recordatorio de una idea sencilla: conviene estar alerta.

En 2020 Alemania llegó a disolver una unidad de las fuerzas especiales por sus vínculos con la extrema derecha. El alemán es un caso en el que lo que casi todo el mundo intuye, que en los ejércitos abunda el pensamiento exaltado y ultranacionalista, se exterioriza de forma extrema, incluso con conexiones formales entre uniformados y grupos civiles radicales. En Austria causa polémica el activismo extremista de las organizaciones de veteranos. Y en Francia un grupo de militares ha publicado una carta en una revista denunciando lo que consideraban concesiones al islamismo por parte del Gobierno de Emmanuel Macron y advirtiendo del riesgo de una "guerra racial". La fecha de publicación de la carta era simbólica, en el 60º aniversario del golpe de Argel, un golpe de Estado fallido de generales retirados del ejército en 1961.

El chat de la XIX del Aire y las incógnitas que plantea

El artículo de Turnbull-Dugarte, Rama y Francisco Villamil, que se publicará en la revista The journal of politics, cita el caso español del chat de militares retirados, desvelado por infoLibre, en el que antiguos altos mandos del Ejército compartían comentarios a favor de fusilamientos y golpes de Estado, evidenciando una línea de pensamiento de extrema derecha autoritaria. Este periódico hizo público un mensaje memorable compartido en aquel chat: "No queda más remedio que empezar a fusilar a 26 millones de hijos de puta".

La gran pregunta, claro, es hasta qué punto las ideas expresadas en ese chat tienen calado en los cuarteles hoy. No es fácil saberlo. Para hacer públicas sus ideas más radicales, los militares esperan a estar retirados, para evitar consecuencias. Más de 270 mandos retirados firmaron un manifiesto en 2020 alertando del “grave riesgo para la unidad de España y el orden constitucional” que suponía el Gobierno. Impulsaba el manifiesto la Fundación Francisco Franco. Nada menos que un tercio de los firmantes del texto contra el Gobierno habían apoyado antes otro manifiesto a favor del dictador.

Un ideario arraigado

El estudio de los tres investigadores alimenta la sospecha de que, camino de las cinco décadas de democracia, en el Ejército aún mantiene fuerte arraigo el ideario autoritario. Tiene lógica que no sea fácil de neutralizar. Lleva siglos ahí. En el ensayo Por el bien de la patria. Guerras y ejércitos en la construcción de España (Pasado y Presente, 2019), donde el historiador Carlos Arenas narra siglos de evolución de las las fuerzas armadas, se encuentran y siguen las hondas raíces del pensamiento ultranacionalista y excluyente en el Ejército, que históricamente se ha autopercibido como una "unidad autónoma", llamada a extirpar "cuerpo social infectado" de "ideas antiespañolas". El soldado se ve a menudo a sí mismo, siguiendo a Arenas, como un "salvador de la patria", llamado a socorrerla en momentos de dificultad, tradicionalmente vinculados a emergencias comunistas o separatistas y a crisis económicas. Durante casi dos siglos, estas ideas fueron fundamentales para la interrupción de procesos que amenazaban la rígida jerarquía social: 1843, 1854, 1868, 1923, 1936... Lo intentaron de nuevo, ya sin éxito, en 1981.

Defensa pide a la Fiscalía que investigue el chat de 'la XIX del Aire'.

Visto en perspectiva, el sometimiento de de las fuerzas armadas al control democrático es quizás el principal logro de la transición democrática, cuando los líderes del cambio político se encontraron una clase militar en la que aún sobresalía en importancia el ideario de la corriente africanista –Franco, Sanjurjo, Cabanellas, Queipo, Mola–, para quienes la institución militar era depositaria de la "única portavocía de la nación, de la patria, del honor". Aunque desde la óptica democrática se observe con admiración a la Unión Militar Democrática, lo cierto es que en los albores de la democracia su sensibilidad era minoritaria. Datos en mano, es razonable pensar que el acervo democrático sigue encontrando fuertes resistencias.

Más voto a Vox cerca de los cuarteles

Además de constatar el mayor apoyo a la extrema derecha entre los militares, los tres investigadores comprueban, con datos de abril y noviembre de 2019, que en las secciones del censo electoral que albergan instalaciones militares hay mayores niveles de apoyo electoral a la extrema derecha. ¿En datos? El apoyo a Vox fue de 3,5 a 4 puntos porcentuales superior que en el resto. Dado que la media del nivel de apoyo total a Vox es de alrededor del 10%, esto significa un aumento del 40% cuando hay cuarteles cerca.

Ojo, esto no ocurre sólo porque los militares que allí votan lo hagan más a Vox. Los autores concluyen que existe un efecto de "difusión", vinculado a la presencia militar y su simbología. Si a la presencia militar se suma una renta alta en el barrio, el apoyo al partido de extrema derecha sube aún más.

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