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Begoña Gómez cambia de estrategia en un caso con mil frentes abiertos que se van desinflando

El turismo se lanza a competir por el cliente español para salvar la temporada en una reapertura llena de riesgos

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Ya empiezan a circular las primeras campañas. Y habrá muchas más. La mayoría con el mismo objetivo: el turista español, convertido en estrella del verano y objeto de deseo. No queda otra. El país de los 83 millones de visitantes está de facto cerrado. "Va a haber una competencia brutal por el turismo nacional, sobre todo entre comunidades. En España, dos de cada tres pernoctaciones son de turismo internacional. Ahora hay que repartirse el otro tercio de la tarta", señala el consultor Iñaki Gaztelumendi. El Gobierno trata de "armonizar intereses". Pero el mercado impulsa una puja tan urgente como arriesgada en tiempo de pandemia.

Como reclamo de los destinos se agitan en el aire dos palabras con luces de negón: "Turismo seguro". También "destino seguro". Pero, ¿seguro que es seguro? Son ideas delicadas cuando España acaba de comenzar una desescalada preñada de riesgos de recaída. Hay secuencias elocuentes. En Andalucía, mientras el consejero de Salud, Jesús Aguirre (PP), alerta de un posible "colapso" sanitario en caso de rebrote, se producen otros mensajes oficiales que urgen a la apertura de playas, hoteles y chiringuitos. En algún punto está el equilibrio entre las prisas económicas y las cautelas sanitarias, pero la búsqueda se produce todavía casi a ciegas.

"Guerra" entre comunidades

"Va a haber, entre comillas una guerra entre comunidades para captar el turismo nacional. No hay que olvidar que es un turista muy importante, aunque es más difícil de contabilizar que el internacional, y que va a querer salir este verano", señala Aurora Pedro, doctora en Economía por la Universidad de Valencia. El Barómetro Turístico Braintrust, publicado a finales de abril, pronostica que el 85% de los desplazamientos en la fase que ahora se abre y en cuanto sea posible viajar serán por el territorio nacional, con Andalucía en cabeza con un 21%.

El Gobierno andaluz (PP-Cs) prodiga mensajes oficiales dedicados al turismo. El Gobierno de Juanma Moreno (PP) insiste en abrir lo antes posible... Y pone presión sobre el Ejecutivo central. "Estamos volcados en conseguir que las playas sean un referente de turismo seguro", señaló este viernes Moreno, que reaccionó con críticas cuando Málaga y Granada, dos provincias con tirón, se quedaron en fase 0 la semana pasada. Los movimientos no son sólo a escala autonómica. La Diputación de Málaga activa una campaña específica para incentivar la llegada de turistas españoles a la Costa del Sol en junio y julio. Ayuntamientos como Sevilla y Granada ya han lanzado sus campañas centradas en el turista nacional. Canarias, la comunidad más avanzada en la desescalada, toma posiciones. ¿Mirando a quién? Exacto. El turismo nacional. El Gobierno de las islas ya hace cábalas sobre un verano aceptable gracias al visitante local y nacional y una recuperación progresiva del internacional a partir de finales del estío. El que no corre vuela.

"Hago un llamamiento a los madrileños, es el momento del turismo de proximidad", ha dicho la consejera de Turismo y Cultura de Madrid, Marta Rivera de la Cruz (Cs). Es una constante. El Ayuntamiento de Barcelona, junto con el sector turístico, prepara una campaña que fomente que los barceloneses gasten su dinero en su ciudad. También se apela al compromiso con lo propio. Y, en la otra cara de la moneda, está el temor a las malas artes. "Hemos de transmitir que somos un destino seguro dentro de un contexto de una competencia enorme entre capitales que dirán como reclamo: 'No vaya a Barcelona'", ha declarado a 20 minutos el regidor de Turismo de la ciudad, Xavier Marcé (PSC).

No es la única preocupación. También los precios. Así lo explicaba el secretario autonómico de Turismo de la Comunidad Valenciana, Francesc Colomer, en una entrevista en Valencia PlazaValencia Plaza. "Si todas las regiones vamos a ir a por el mercado nacional en el corto plazo, me preocupa sobre manera que compitamos en precio. Que todo aquello que hemos ido ganando con sangre, sudor y lágrimas estos, donde la rentabilidad ha sido un objetivo que hemos ido poco a poco escalando y remontando, que ahora, como todas las autonomías hablamos de lo mismo, del turismo nacional, entremos en una guerra de precios". El propio Colomer, realista, añadía: "El mercado manda".

El consultor Iñaki Gaztelumendi, con 20 años de experiencia en el sector, observa cómo destinos habitualmente típicos de turismo internacional, como Andalucía, la costa de Cataluña y los dos archipiélagos, tienen ahora que centrarse en disputar el turista local a otros normalmente más acostumbrados a trabajar con él, caso del interior y el norte. "La competencia en términos de mercado doméstico se hace mucho más dura", señala. También indica que las autoridades con competencias en turismo y promoción están esperando a que haya "una cierta desescalada" para lanzar sus campañas, pero muchas ya trabajan en las mismas. Se prevé aluvión.

Hay algunas ya en el aire. Pronto se ha lanzado la entidad que une a las Ciudades Patrimonio de la Humanidad: Alcalá de Henares (Madrid), Ávila, Segovia, Salamanca (Castilla León), Córdoba, Baeza, Úbeda (Andalucía), Cuenca, Toledo (Castilla La Mancha), Santiago de Compostela (Galicia), Cáceres, Mérida (Extremadura), Ibiza (Baleares), San Cristóbal de La Laguna (Canarias) y Tarragona (Cataluña). Estas ciudades se han coordinado en búsqueda del "turismo nacional". Ya han suspendido todas sus acciones en Alemania, Francia, EEUU, Canadá y Japón. Turespaña, que nació para la promoción internacional de la marca turística española, se ha implicado en esta estrategia, lo que supone –como señala Iñaki Gaztelumendi– un "replanteamiento de su propio modelo". Las circunstancias mandan.

Destino "seguro"

El mercado, con la competencia lanzada, se adapta. Si lo que hay es turista nacional, a por él. Los gobiernos locales y autonómicos están acudiendo a un reclamo tradicional de los destinos nacionales: que transmiten confianza, sensación de seguridad y control. El Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) ha lanzado el sello Safe Tourism Certified para sectores turísticos españoles, un distintivo de los establecimientos que cumplan las medidas de prevención ante el covid-19. Se trata de "transmitir el concepto de turismo seguro certificado". La Junta de Andalucía ha anunciado un certificado propio.

Colgar en la puerta de tu local la palabra "seguro" es una posibilidad de gran atractivo. Demasiado, quizás. La patronal de hostelería ya ha advertido de que se estaba produciendo un "uso fraudulento" del distintivo Hostelería Segura, que otorgan las propias asociaciones del sector a los establecimientos que acreditan cumplir todos los requisitos sanitarios exigidos. "Siempre hay actuaciones digamos, mejorables. Pero hemos mandado cartas de servicios jurídicos y todo el mundo ha respondido pidiendo disculpas y retirándolo", señala José Luis Yzuel, presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería de España, que no ve riesgo en la utilización de los sellos: "Es para empresas cumplidoras, que quieren dar a conocer cómo se aplica la totalidad de las medidas".

Rubén Sánchez, portavoz de la asociación de consumidores Facua, considera inadecuado el uso de la palabra "seguro" en cualquier formato. "Es vender una seguridad irreal. Imagina que llega una empresa acreditadora. Bien, puede acreditar que está todo bien hoy. Pero, ¿y al día siguiente?", indica. Vender "seguridad", afirma, es "irresponsable". "No es riguroso ni serio trasladar la idea de que aquí no hay riesgo. Cualquier mensaje covid free es temerario. Hay que impedir sellos y cartelitos. Lo que hay que hacer es cumplir la ley y hacerla cumplir". Pero lo cierto es que el latiguillo del "turismo seguro" se oye ya por todas partes.

El problema de fondo que no debe olvidarse, indica Aurora Pedro, es que "todavía puede haber focos de contagio", algo que afecta de lleno al turismo. Los riesgos casan mal con una reapertura urgente. "Mientras el virus no esté controlado, puede ocurrir un desastre", advierte Pedro, consultora de la Organización Mundial de Turismo, que subraya que "todos debemos asumir que va a ser una temporada diferente, diferente con mayúsculas". El anhelo de un verano parecido a otros puede llevar a ilusiones vanas, explica Pedro, que comprende las urgencias de un sector muy castigado pero pide ponderar muy cuidadosamente "costes y beneficios". Entre otras cosas, porque flotan en el aire muchos interrogantes. "Imaginemos que a través de un pasillo turístico teóricamente seguro llegan unos turistas también en apariencia sanos pero entre los que resulta que hay infectados asintomáticos. Y hay contagios. ¿Cómo se gestiona esa situación? ¿Cómo afecta al resto de clientes del hotel? ¿Quién asume los costes?", se pregunta. "El riesgo sanitario es todavía muy fuerte", expone. A su juicio, los términos de la reapertura deben estar claros.

Un sector machacado

No es raro que el sector turístico busque algo a lo que agarrarse. El mazazo del coronavirus a la primera industria nacional ha sido tremendo. Los datos facilitados por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo son descriptivos. Con información de 30 de abril, más de 1,7 de los 3,3 millones de trabajadores protegidos por ERTE son de los sectores del comercio, la hostelería y el turismo. El 43% de los autónomos están beneficiados por la prestación por cese de actividad. El caudal de créditos ICO alcanza los 8.700 millones. El sector servicios español, especialmente el turismo, del que cuelga un 12,7% del empleo del país, sufre un golpe inédito que hunde su presente y puebla de nubarrones su futuro. Hoy vive con respiración asistida, boqueando en búsqueda de un poco de aire.

La avidez por la reapertura crece por días. Hacen visible la urgencia no sólo las patronales. También alcaldes, concejales y consejeros de ramo, presidentes autonómicos... Todos dejan al Ministerio de Sanidad el papal de poli malo. No es agradable dar malas noticias. El arranque de la desescalada había abierto una rendija al optimismo de una tímida recuperación gradual. Y, de repente, dos nuevos directos a la mandíbula. Uno, el estudio de seroprevalencia, que muestra lo lejos que estamos de la inmunidad de grupo y evidencia el elevado riesgo de rebrortes. Y dos, la cuarentena obligatoria de 14 días a visitantes extranjeros.

Turismo internacional "muerto"

La patronal exceltur Exceltur ha expresado su "estupor" ante la cuarentena para extranjeros, que interpreta como un mensaje disuasorio justo en el momento en que se planifican las vacaciones. Su oposición a la medida es frontal. Y cuando habla Exceltur se escucha una voz que abarca compañías aéreas (Iberia, Air Nostrum), tecnología (Amadeus), hoteles (Melia, Palladium, Riu), finanzas (American Express), transporte marítimo (Balearia), sanidad (Hospiten), alquiler de vehículos (Europcar, Hertz), parques de atracacciones y el grupo Globalia (Halcón Viajes, Viajes Ecuador, Travel Plan, Air Europa), entre otros. Una voz potente, sin duda.

El turismo internacional "ha muerto", ha solemnizado esta semana el vicepresidente andaluz, Juan Marín (Cs), con competencias de turismo, tras conocer la cuarentena. En la mañana de este viernes, Yzuel, de la patronal de hostelería, todavía se hacía ilusiones pensando que la medida no se implantaría. "No puede ser una decisión firme. Sería aislarse de la Unión Europea, que aboga por políticas comunes", señalaba a este diario. "[Con restricciones máximas] es posible que alguno no pille el coronavirus, pero algunas empresas se van a morir de hambre", añade. Gobiernos autonómicos como los de Madrid y Andalucía, ambos del PP, han pedido al Ejecutivo de Pedro Sánchez que dé marcha atrás en la medida, que el secretario general del PP, Teodoro García Egea, ve "una barbaridad". En ningún sector como en el turístico se ven más claras las urgencias. Ni es más evidente que ningún gobierno quiere aceptar el coste de unas medidas de impacto elevado e inmediato.

El Gobierno ha resistido las presiones. La medida ya se ha convertido en letra del BOE en forma de orden en vigor. La medida también restringe a una serie de aeropuertos –Madrid, Barcelona, Gran Canaria, Málaga, Palma de Mallorca– y puertos –Barcelona, Bilbao, Las Palmas de Gran Canaria, Málaga, Palma de Mallorca, Tenerife, Valencia y Vigo– los puntos de entrada. El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, ya había mandado este viernes una carta al ministro de Fomento, José Luis Ábalos, pidiéndole su inclusión. La dinámica es siempre la misma.

Un solo amortiguador

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Mientras tanto, el sector tiembla ante cada mensaje que llega de Alemania, con el Gobierno de Merkel muy pendiente de la evolución de la situación en el destino preferido de los alemanes. También se teme que España, con la imagen marcada por los elevados números de incidencia sanitaria, apenas disfrute de los "corredores turísticos" que impulsa la Comisión Europea. Austria, Alemania y Suiza reabrirán sus fronteras comunes el 15 de junio. En España las cautelas son mayores. Es previsible que continúen las presiones sobre el Gobierno para que afloje.

Si el turismo nacional era antes la principal esperanza, ahora mismo es la única. Al menos a corto plazo. No pasa sólo en España. Francia, que también prevé una cuarentena de 14 días para visitantes, ha anunciado un plan de 18.000 millones centrado en el turismo nacional. Italia proyecta "bonos vacaciones" de 500 euros para gastar en destinos domésticos. "En España va a ser difícil, porque la situación económica es la que es... Pero hay que hacer todo lo posible incentivar el mercado interior y que los destinos no fallezcan", señala Yzuel.

Las autoridades a todos los niveles son conscientes de que sólo el turista nacional amortiguará la caída. Pero es el Gobierno el que más subraya que el criterio sanitario jamás puede perderse de vista. La recuperación, señala Industria, Comercio y Turismo a preguntas de este periódico, se hará "siempre en función de la evolución de la pandemia y de los criterios sanitarios y de movilidad". "A corto plazo", añade del departamento de Reyes Maroto, "el objetivo es la recuperación del turismo nacional". ¿Cuándo? No hay fechas seguros. El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, afirmó en el Senado que podría haber "una recuperación", aunque no total, a finales de junio. El discurso político se adapta a la nueva realidad. “Queremos incentivar que los españoles conozcamos más España", dijo en una reunión con las Ciudades Patrimonio de la Humanidad la secretaria de Estado de Turismo, Isabel Oliver.

Ya empiezan a circular las primeras campañas. Y habrá muchas más. La mayoría con el mismo objetivo: el turista español, convertido en estrella del verano y objeto de deseo. No queda otra. El país de los 83 millones de visitantes está de facto cerrado. "Va a haber una competencia brutal por el turismo nacional, sobre todo entre comunidades. En España, dos de cada tres pernoctaciones son de turismo internacional. Ahora hay que repartirse el otro tercio de la tarta", señala el consultor Iñaki Gaztelumendi. El Gobierno trata de "armonizar intereses". Pero el mercado impulsa una puja tan urgente como arriesgada en tiempo de pandemia.

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