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Las universidades españolas rompen con los centros israelíes y reforzarán sus acuerdos con Palestina

Universitarios de Granada se manifiestan por la ruptura de relaciones con Israel.

Era 1997 cuando Ismael Serrano compuso su canción más emblemática: Papá, cuéntame otra vez, un homenaje nostálgico a aquel mayo del 68 —o mayo francés— protagonizado por estudiantes que, en el contexto global de la guerra de Vietnam, levantaban la voz contra el imperialismo. Este jueves, esos mismos acordes salieron de nuevo de la guitarra del cantautor que, presente en la acampada universitaria de Ciudad Universitaria (Madrid) en apoyo al pueblo palestino, ha querido denunciar la masacre y, al tiempo, solidarizarse con la causa que defienden ya desde los campus de gran parte de España. No ha sido una mera casualidad el tema escogido para hacerlo. El protagonismo en este mayo de 2024 ha vuelto a ser de la universidad que, esta vez, se levanta contra la falta de una acción decisiva que condene el "genocidio" de Israel sobre Palestina. "Ahora mueren en Gaza los que morían en Vietnam", ha cantado, modificando la letra original.

Ismael Serrano no ha estado solo. Junto a él, otras personalidades del mundo de la cultura como Vetusta Morla, Marwán o Juan Diego Botto se han presentado en la protesta de las seis universidades madrileñas para denunciar la masacre. Y mostrar su apoyo a las movilizaciones. "Debe haber un cese inmediato y permanente del fuego y que haya una movilización para que haya sanciones contra Israel y para la creación y reconstrucción de un Estado palestino", ha dicho el cantautor en declaraciones a TVE. "Naciones Unidas ya está hablando de genocidio y cuando se habla de genocidio en curso, todo lo que no sea romper relaciones comerciales o diplomáticas está por debajo de lo exigible", ha añadido el actor. "Los atentados de Hamás en octubre no pueden justificar el asesinato de más de 30 mil palestinos, ni la vulneración de los derechos humanos e internacionales", completó el grupo de Tres Cantos en sus redes sociales.

A los pocos minutos, llegó la noticia. Las universidades españolas han cogido el testigo de las protestas y, diez después de que las primeras tiendas de campaña aparecieran en el campus de la Universitat de València, han anunciado que revisarán y suspenderán sus colaboraciones con centros israelíes que no estén "comprometidos con la paz". Así lo ha expresado mediante una nota la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) tras la Junta celebrada este jueves —en la que el asunto no estaba, inicialmente, entre el orden del día— y que también ha acordado que se intensificará "la cooperación con el sistema científico y de educación superior palestino".

En su comunicado, las universidades han querido dejar constancia de "su hondo pesar por los gravísimos acontecimientos que en estos momentos se están produciendo en la Franja de Gaza" y han mostrado su apoyo a las diferentes acampadas, reiterando su compromiso "con la paz, la convivencia, la justicia y con la defensa del derecho internacional humanitario". Han exigido también "la liberación de las personas secuestradas por Hamás" y su compromiso con que "en el ejercicio de la libre expresión no se produzcan conductas, igualmente reprobables, de antisemitismo o islamofobia, así como cualquier otro tipo de odio".

Desde el Gobierno ya han mostrado su apoyo a la posición de los rectores. Lo ha hecho en boca de la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que ha señalado que hay un "clamor social" que reclama que la sociedad no puede permanecer inactiva ante un "ataque flagrante a los derechos humanos". "El conjunto del sistema universitario está apostando por parar la guerra y porque no haya más situación de conflicto en un lugar donde a todos nos duele que haya más de 35.000 personas que hayan fallecido", ha señalado.

"El sentir de nuestros campus"

"Hcemos nuestro el sentir de nuestros campus", arrancaba el comunicado de la CRUE. Las movilizaciones exigían eso: romper todos los lazos con Israel acabando, por ejemplo, con los proyectos de investigación que unen a los centros españoles con los israelíes, algunos de los cuales, señalan los manifestantes, participan activamente con el Gobierno de Benjamin Netanyahu. Desde las propias protestas habían señalado, por ejemplo, las colaboraciones entre la Universidad de Granada y el Ministerio de Salud Israelí. O las de la Universitat de València con las del Instituto Tecnológico Israelí. O los acuerdos de movilidad de algunos centros como la Complutense de Madrid con las universidades de Technion, Ben-Gurion, la Hebrea de Jerusalén y la de Tel Aviv.

Pero no se quedaban ahí. También han elevado sus demandas al Gobierno, al que reclaman pasar de las palabras a los hechos y romper, también, cualquier tipo de relación con Israel. Y un alto el fuego. La CRUE, este jueves, se sumó a la petición, exigiendo que se adopten las medidas necesarias para poner "freno a la escalada de violencia que se está produciendo". En este sentido, instan al cese "inmediato y definitivo de las operaciones militares del ejército israelí, así como de cualquier acción de carácter terrorista, y la liberación de las personas secuestradas por Hamas".

El camino lo marcó este miércoles la Universitat de Barcelona. Por la tarde, el claustro de la institución aprobó una moción de apoyo a Palestina en la que exigía además a su Consejo de Gobierno romper todas las relaciones institucionales y académicas con Israel hasta que detenga el "genocidio". Pero sus estudiantes en las protestas ya dijeron que eso no les frenaría. Porque la "cadena de complicidades internacionales que hacen posible que Israel cometa el genocidio con impunidad, violando todas las leyes y tratados del derecho internacional" continúan presentes.

Este jueves, después de la CRUE publicase su comunicado, el sentir era el mismo. "Las acampadas seguirán hasta que las universidades apliquen de forma clara y efectiva el fin de la complicidad", escribió un profesor de València en X. Por su parte, en Madrid, los estudiantes han anunciado que también continuarán las protestas ante las "promesas y palabras vacías" de los rectores y han exigido la ruptura total de relaciones con Israel y no tan solo a una "revisión de los contratos", tal y como se indicaba en el comunicado de la CRUE.

Desalojos en Europa

Todas las acampadas en las universidades españolas se han inspirado en el mismo referente: el de Estados Unidos. Allí fue donde empezaron a organizarse las primeras movilizaciones que, al contrario que en España, han sido reprimidas con una violencia que se ha saldado, por ahora, con la detención de más de 2.000 estudiantes y profesores. Pero también se han replicado en otros países europeos, algunos de las cuales también han calcado los desalojos estadounidenses.

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Ha pasado en Francia, Alemania y Francia. La policía detuvo en la noche de este martes a 86 personas en la Sorbona por ocupar un anfiteatro y a otras 79 en la Universidad Libre de Berlín por tratar de acampar en uno de los patios del recinto y parte de los edificios. En la Universidad de Ámsterdam, fueron los antidisturbios los que desalojaron a los estudiantes acusados por el rectorado de allanamiento, vandalismo y coacciones.

Distinto ha sido el caso de las protestas en Irlanda. Este miércoles, la dirección de la universidad Trinity College de Dublín llegó a un acuerdo con los manifestantes propalestinos por el que desinvertirá en compañías israelíes, medida que llevó a desinstalar los campamentos instalados hace cerca de una semana en el campus universitario. "Estamos contentos de que se haya alcanzado este acuerdo y estamos comprometidos a seguir participando de manera constructiva en las cuestiones planteadas. Agradecemos a los estudiantes por su compromiso", celebró el decano, Eoin O'Sullivan. También ha habido acampadas en Canadá, Australia, Suiza o Reino Unido.

En Estados Unidos, el primer efecto de las movilizaciones ha sido la decisión de su presidente, Joe Biden, de amenazar con dejar de enviar llamamiento a su socio israelí en caso de que inicie una incursión a gran escala en Rafá, en el sur de la Franja de Gaza, donde se refugian más de 1,4 millones de palestinos desplazados, al considerar que podría utilizarse para matar a civiles. En los últimos tres días, alrededor de 80.000 palestinos han huido de la ciudad, cuyo lado palestino ya ha sido tomado por el Ejército, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA). Las autoridades de la Franja de Gaza han elevado ya a más de 34.900 los palestinos muertos por los ataques israelíes.

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