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El verificador internacional, un 'notario' usado en medio mundo para acompañar la resolución de conflictos

El expresident de la Generalitat Carles Puigdemont en el Parlamento Europeo.

La discreción absoluta marcó durante semanas las negociaciones que culminaron con la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Y todo parece indicar que esa va a ser también la tónica que marque las futuras reuniones entre PSOE y Junts para seguir negociando. Por el momento se sabe que el primer encuentro entre ambas delegaciones se producirá este próximo sábado. También, que se llevará a cabo en la ciudad suiza de Ginebra. Y que las conversaciones serán seguidas de cerca por un verificador internacional. Al fin y al cabo, ambos partidos acordaron "dotarse de un mecanismo" que tenga las funciones de "acompañar, verificar y realizar seguimiento" del proceso negociador y los acuerdos alcanzados.

La participación de terceras partes intermediarias en la resolución de conflictos no es algo nuevo. Se ha utilizado desde hace décadas a lo largo y ancho del mundo. Ahora bien, este caso tiene ciertas particularidades que lo hacen especial. Porque ni los actores implicados ni el contexto son los habituales en la utilización de este tipo de figuras a nivel internacional. "Normalmente, suelen utilizarse en conflictos bélicos o políticos donde intervienen actores estatales o institucionales", explica en conversación con infoLibre el abogado Jordi Palou-Loverdos, mediador y consultor internacional especializado en la resolución pacífica de conflictos. Pero en este caso la negociación es entre dos formaciones políticas que representan al partido, no al conjunto de la ciudadanía.

Quienes más saben sobre cómo funciona la resolución pacífica de conflictos hacen una distinción clara sobre el tipo de figuras intermediarias que pueden participar en la misma. Porque no es lo mismo un mediador que un verificador. Todo depende, explican los expertos consultados, del grado de intervención que la tercera parte implicada vaya a tener en el proceso. "A la mediación se le da, generalmente, un poder de convocatoria, de influir en la agenda y cómo se trate o de hacer recomendaciones concretas para desenredar una conversación que se encuentra en un punto muerto", resume al otro lado del teléfono el director del Instituto Catalán Internacional para la Paz, Kristian Herbolzheimer.

En una escala inferior a esa se encontraría el facilitador, creando las "condiciones, sobre todo a nivel logístico, para que las conversaciones puedan tener lugar" pero sin llegar a intervenir, a diferencia del mediador, en el "diálogo". Y luego estaría el verificador, acompañante u observador. "Tiene un rol menos intrusivo o activo, lo cual no quiere decir, no obstante, que no pueda ser importante si la conversación toma un derrotero poco constructivo. En este caso, el papel que juega es más de testigo o notario de lo que se habla y de los acuerdos que se alcanzan", apunta en conversación con este diario Mabel González, consultora internacional experta en procesos de paz y asesora del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH).

Ahora bien, todo depende de las atribuciones que las distintas partes en conflicto acuerden otorgar al verificador al inicio y, sobre todo, a medida que avanzan las conversaciones. Herbolzheimer participó hace años como observador en las negociaciones que se desarrollaron entre el Gobierno de Filipinas y el Frente Moro para la Liberación Islámica. Al principio, cuenta, solo estaban sentados en la mesa. Callados, sin intervenir, únicamente observando cómo las distintas partes implicadas en el conflicto intercambiaban opiniones. Pero a medida que la confianza fue aumentando, la participación de este grupo de acompañantes en el proceso se fue incrementando. "Empezaron a pedirnos algunas cosas", resume al otro lado del teléfono.

Este tipo de figuras suelen utilizarse, por lo tanto, en aquellos conflictos en los que impera la desconfianza entre las partes. "Además, tienen que ser neutrales y aceptadas por los actores implicados", completa Mariano Aguirre, exdirector del Centro Noruego para la Resolución de Conflictos e investigador asociado del Chatham House. Un papel que pueden jugar personalidades de reconocido prestigio, como hizo el exsecretario general de la ONU Kofi Annan cuando medió entre el Gobierno de Kenia y la oposición tras el estallido de violencia surgido después de unas elecciones. O incluso Estados. De hecho, hace solo unos meses España se ofreció a ser "acompañante" en el proceso de paz entre el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Suiza, un país neutral experto en mediación

Pero también puede intermediar una organización. Y en Ginebra hay, precisamente, gran cantidad de especialistas en este tipo de procesos. Todos los expertos consultados ponen como referencia, en este sentido, el Centro para el Diálogo Humanitario (HD, por sus siglas en inglés). Puesta en marcha a finales de los años noventa y dirigida por David Harland, esta institución sin ánimo de lucro, financiada a través de fundaciones filantrópicas, donantes privados y Gobiernos –desde Suiza, Suecia y Noruega hasta Alemania, Países Bajos, Dinamarca o Canadá–, lleva más de dos décadas facilitando el diálogo entre partes en conflicto a lo largo y ancho del planeta para "construir una visión común de un futuro mejor".

El Centro para el Diálogo Humanitario ha intervenido en Colombia, en el Sahel, en el sur de Filipinas o en el Mar de China Meridional. También en Túnez, donde facilitó el acuerdo entre todos los principales grupos políticos que permitió el desarrollo pacífico de las elecciones de 2014. O en Senegal, donde ha participado en el proceso de diálogo entre el Gobierno de Senegal y las diferentes facciones del Movimiento de Fuerzas Democráticas de Casamanza. Y, por supuesto, en España, donde medió entre el Gobierno y ETA para poner fin a décadas de violencia terrorista. De hecho, David Harland fue el encargado de certificar la defunción de la banda hace casi un lustro. "Hoy día 3 de mayo a las 14.00 horas ETA ha dejado de existir", dijo el director del HCD en rueda de prensa.

Se espera que en las conversaciones entre PSOE y Junts sea una organización la encargada de acompañar las negociaciones. Pero, por el momento, no hay nada confirmado. A cuarenta y ocho horas del primer encuentro, la identidad del verificador sigue siendo la gran incógnita. "Eso no es necesariamente malo. En estos procesos uno de los requisitos es que todo se haga de manera discreta", dice González. Coincide el director del Instituto Catalán para la Paz: "Si funciona bien apenas sabremos quién es". Sin embargo, lo que sí se conoce ya es que ese primer encuentro se celebrará en suelo suizo. Una plaza "simbólica" para la consultora internacional: "Es un país históricamente neutral y con grandes capacidades en materia de mediación".

Un caso "singular"

La primera reunión entre PSOE y Junts con verificador internacional será este sábado en Ginebra

La primera reunión entre PSOE y Junts con verificador internacional será este sábado en Ginebra

Para Palou-Loverdos, además, la "visión suiza", con un federalismo que aúna varias "comunidades" y "lenguas" bajo "el mismo techo", puede servir para "aportar cosas complementarias" que puedan resultar "útiles" para resolver los problemas existentes entre Cataluña y España. Un conflicto que, coinciden varios de los expertos consultados por este diario, no entra dentro de los habituales a la hora de recurrir a esta clase de figuras de mediación internacional. "Esto es singular porque no estamos hablando ni de un proceso de paz tras un conflicto armado ni de un proceso de transición hacia una democracia, que son dos de los casos en los que más se suele recurrir a este acompañamiento internacional", afirma Herbolzheimer.

En este caso, Aguirre señala que lo que se sabe del llamado "verificador" al que se refieren las dos formaciones es aún "muy vago". Primero, porque se desconocen las atribuciones que se le van a otorgar a esa figura. Y segundo porque, en su opinión, el "proceso" o "acuerdo de diálogo" necesita aún "mucha definición". "Probablemente, lo primero que les pida el verificador es que fijen unos términos de referencia más claros de qué es lo que van a negociar", asevera el investigador asociado del Chatham House. El acuerdo de comienzos de noviembre contemplaba que Junts pondría sobre la mesa un referéndum de autodeterminación y una reforma de la ley de financiación autonómica que facilite la cesión del 100% de todos los tributos que se recaudan en Cataluña.

Y luego está la incógnita de si esas conversaciones entre partidos –también el acuerdo de ERC y PSOE hace mención a un "mecanismo" para "verificar, acompañar y hacer seguimiento de todo el proceso de negociación"– se acabarán institucionalizando. "Podría ser que, con la ayuda de ese verificador, surgieran propuestas de acuerdos y que las mismas se eleven a la Mesa de Diálogo para que se ratifiquen o para que se sigan negociando, recurriendo si es necesario a la intervención de un tercero. Una labor de mediación a la que podría incorporarse el verificador que ha estado en las conversaciones", desliza Palou-Loverdos. Pero, por el momento, eso es solo una idea. Porque pistas, las justas. Y discreción, la máxima.

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