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Vox apunta contra el autogobierno y los inmigrantes con un plan para Andalucía que desborda la Constitución

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Letra grande, con el marchamo extremista de Vox, para escribir sobre la nación, los símbolos, la religión, la identidad, la moral y la familia, los temas estelares del partido de Santiago Abascal, aquellos en los que quiere diferenciarse por la derecha hasta el punto de desbordar los límites de la Constitución y el Estatuto de autonomía. Y letra pequeña para escribir sobre impuestos, educación y recorte institucional, donde su margen de entendimiento con el PP y Ciudadanos es amplio y donde la repercusión mediática es menor. Vox puso este martes encima de la mesa, concretamente de la mesa del PP nacional aunque indirectamente también en la de Ciudadanos, sus "19 propuestas" para apoyar una investidura de Juan Manuel Moreno como presidente de la Junta de Andalucía. En el marco de una negociación estatal que margina a la dirección autonómica del PP, la formación ultraderechista sacó su catálogo completo de cara al debate de investidura. La inmigración, el Islam, el feminismo y la autonomía están en su punto de mira. Vox demostró no tener el menor miedo a que se diga que son extremistas, como ya señalan con creciente insistencia los socios liberales europeos de Cs.

El cumplimiento de estas "propuestas" supondría empezar a deshacer el proyecto autonómico andaluz, así como apuntar hacia un modelo político de inspiración nacionalcatólica en lo social y orientación ultraliberal en lo económico. Y, en paralelo, vendría a rebajar el grado de protección de la mujer ante la violencia de género y a criminalizar abiertamente a los inmigrantes. Vox, además de ampliar su reclamación de derogación de la legislación de igualdad, acusa ahora a la Junta de "encubrir la inmigración irregular" y de "no compartir" con la Policía la"documentación necesaria" para expulsar a 52.000 extranjeros. Es decir, Vox quiere que la Junta se convierta en denunciante de los inmigrantes, asumiendo un rol eminentemente policial. Todo ello está en un documento de 19 puntos entregado este miércoles en Madrid por el número dos de Vox, Javier Ortega Smith, a su homólogo del PP, Teodoro García Egea. Como estaba previsto, Cs no se sumó a la reunión, manteniendo el discurso de que su acuerdo es únicamente con el PP, a pesar de que ya es obvio que es imposible un gobierno PP-Cs que no quede en buena medida en manos de Vox. Su líder, Santiago Abascal, afirmó este mismo miércoles que sus propuestas son "negociables", al contrario del acuerdo entre los partidos de Albert Rivera y Pablo Casado. Es decir, Abascal presenta el programa más radical, al mismo tiempo que se presenta como un dirigente dialogante, por contraste sobre todo al presidente de Ciudadanos. 

En algunos de los elementos más llamativos, el texto de Vox es de casi imposible aplicación. Propone acabar con la consideración como "realidad nacional" de Andalucía y pasar el Día de Andalucía del 28 de febrero, fecha del referéndum de autonomía de 1980, al 2 de enero, día de la conocida como Toma de Granada, colofón de la Reconquista, cuya celebración anual suele convertirse en cita habitual de ultraderechistas y nostálgicos del nacionalcatolicismo franquista. Ambas propuestas exigen modificaciones del Estatuto de autonomía, para las cuales PP, Cs y Vox carecen de la mayoría reforzada requerida. La formación reclama además dos declaraciones institucionales al futuro presidente. En una debería mostrarse "a favor de la apertura de un proceso nacional de devolución al Estado de las competencias de educación, sanidad, justicia y orden público", lo cual sería en buena medida declararse en contra del ordenamiento constitucional vigente, por ejemplo en lo referente al reparto competencial. La otra declaración institucional sería para "condenar el discurso de odio y exclusión" contra Vox. Sería difícil de pronunciar sin que el futuro presidente quedase políticamente humillado por la formación emergente.

El partido de Abascal también "propone" derogar las leyes de igualdad, de violencia de género, de memoria y de derechos LGTBI. Es llamativa la inclusión de la ley de igualdad de género de 2007, cuya supresión no está en su programa andaluz. "Esta ley interviene totalitariamente en todos los niveles de la sociedad con el pretexto de promocionar a las mujeres, y partiendo de la premisa errónea de que, si no se alcanza una ratio 50/50 en todos los ámbitos, es porque las mujeres han sido discriminadas", dice Vox en su texto. Salvo por la ley de memoria, la aprobación de estas medidas supondría el incumplimiento del acuerdo entre el PP y Cs. También se antoja contraria a la Constitución la "supresión de subvenciones a asociaciones islámicas", una clara discriminación por religión inserta en un apartado dedicado al "control del fundamentalismo islámico" que pone el acento en la necesidad de "protección de la mujer". Se trata de una alusión con un punto sarcástico en un documento cargado de medidas contra las conquistas del feminismo.

Vox no aclara cómo se articularía la expulsión de esos 52.000 inmigrantes sobre los que –según el texto– la Junta oculta información. Los datos que la administración adquiere de los inmigrantes se obtienen a través de múltiples terminales, desde las sanitarias hasta las de atención en el punto de llegada. No tienen a priori finalidad policial. La propuesta de Vox supondría convertir a toda la administración en una especie de antesala de la comisaría. Se trata de un grado de detalle ínfimo para una medida que convertiría a España en noticia en toda Europa. Pero su repercusión mediática ha sido máxima. En el día en que Vox renunció a cambiar el pacto PP-Cs y rebajó a "propuestas" sus requisitos para investir a Moreno, logró acaparar toda la atención con medidas de difícil o imposible ejecución y discutible base fáctica.

"Propuestas" coincidentes

Resulta relevante el hecho de que Vox no plantea su documento como una serie de exigencias o requisitos, sino como "propuestas". Y además, propuestas "negociables". Por la mañana Javier Ortega Smith aseguró que su partido no quiere cambiar "ni una coma" del acuerdo del PP y Cs, lo cual supone una novedad con respecto a su discurso hasta ahora. A pesar de la contundencia de sus "propuestas", Vox afirma que no tiene líneas rojas. O, como repitieron este martes sus dirigentes, sólo tiene "dos líneas rojas", las franjas de la bandera española. Está por ver hasta qué punto la presentación de esta declaración de intenciones facilita o dificulta la investidura de Moreno. Tras el neón de las propuestas de mayor tinte ultraderechista, el texto despliega una amplia batería de propuestas coincidentes o compatibles con las recogidas en el acuerdo PP-Cs. O al menos que que apuntan en la misma dirección. Así ocurre en cuanto al recorte de la "administración paralela", las rebajas fiscales, el apoyo a la concertada o la realización de una auditoría externa de la Junta de Andalucía.

Las propuestas de Vox están enunciadas de forma más rotunda o llegan más lejos, pero la filosofía subyacente es similar a la de los dos partidos conservadores mayoritarios. En el campo fiscal, por ejemplo, Vox propone bonificar Sucesiones y Donaciones al 99%, prácticamente igual que PP y Cs, y suprimir Patrimonio, cuando PP y Cs sólo acuerdan "equipararlo a los tipos de la escala nacional". En cuanto a la administración y las subvenciones, Vox apunta a recortes más drásticos que los que quieren PP y Cs, pero la idea general viene a ser la misma: que la Junta es un gigante hipertrofiado por años de clientelismo. Vox es particularmente enfático en su defensa de la educación concertada: quiere que la Junta financie también el bachillerato de la educación privada –igual que PP y Cs–, pero además demanda que se derogue la "normativa zonal", es decir, que haya una política de distrito único que en la práctica favorece el crecimiento de la educación concertada.

Vox también marca perfil propio con las "desgravaciones fiscales proporcionales al número de hijos" y con medidas "pro-familia" y "pro-natalidad" en el marco de una "Consejería de Familia", todo ello en su línea de catolicismo militante. También propone "reforzar las unidades del dolor" en toda la red sanitaria, en rechazo implícito a la regulación de la eutanasia. En el mismo campo moral y social ultraconservador, Vox pide abandonar el "hostigamiento" a la educación que segrega por sexos, fundamentalmente en manos del Opus, así como el establecimiento de un "pin parental" para que los padres puedan evitar que sus hijos asistan a charlas, talleres o actividades "con carga ideológica o moral contraria a sus convicciones". Pide también la "garantía de que los centros de formación no difundirán ninguna ideología que niegue hechos científicos indubitados, con especial atención a la biología", en línea con las demandas de asociaciones como Hazte Oír. En otro de los clásicos del partido de Abascal, reclama una ley que proteja la "cultura popular" y las "tradiciones", entre las que menciona "el flamenco", la "Semana Santa" y la "artesanía".

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"Inaceptable", "no parece serio"...

El texto de Vox es complicado de gestionar para el PP y para Ciudadanos, incluso aunque se trata de "propuestas" y no de exigencias. E incluso aunque Ortega Smith ha dicho que no quiere cambiar "ni una coma" del acuerdo entre los partidos de Juan Manuel Moreno y Juan Marín. Sus exigencias tienen tal nivel de radicalismo político que prefiguran una legislatura con la agenda marcada por la ultraderecha. Tanto el partido de Pablo Casado como el de Albert Rivera reaccionaron a la publicación del documento con desaprobación, aunque mantienen su idea de constituir un gobierno que sólo es posible con el plácet de Vox –dado que el PSOE y Adelante Andalucía ya han descartado cualquier forma de apoyo–.

El documento es "inaceptable" para el PP, señalaron fuentes de la dirección nacional de Casado, que afirmaron que "varios puntos" son "un despropósito" que demuestra que Abascal "no quiere un acuerdo". El partido naranja señaló que "no parece serio hablar de cambio de festivos cuando se está negociando un cambio en Andalucía con prioridades como la regeneración democrática, bajada de impuestos, autónomos, educación e igualdad". "Con respecto a las competencias de inmigración, tenemos claro el funcionamiento del Estado. En Cs mantenemos que la inmigración tiene que ser una competencia que siga siendo nacional", añade la formación de Rivera. El radicalismo de Vox incomoda sobre todo al partido naranja, que quiere preservar su condición de formación centrista, y que cada vez escucha más voces llegadas desde el centrismo liberal europeo contra el partido de Abascal. Tras las reacciones del PP y Vox, Santiago Abascal escribió en Twitter que su documento es "negociable". Pero la pelota ya ha echado a rodar y otra vez Vox está en el centro del campo. Este jueves PP y Cs prevén cerrar su gobierno, del que Vox se guarda la llave.  

Letra grande, con el marchamo extremista de Vox, para escribir sobre la nación, los símbolos, la religión, la identidad, la moral y la familia, los temas estelares del partido de Santiago Abascal, aquellos en los que quiere diferenciarse por la derecha hasta el punto de desbordar los límites de la Constitución y el Estatuto de autonomía. Y letra pequeña para escribir sobre impuestos, educación y recorte institucional, donde su margen de entendimiento con el PP y Ciudadanos es amplio y donde la repercusión mediática es menor. Vox puso este martes encima de la mesa, concretamente de la mesa del PP nacional aunque indirectamente también en la de Ciudadanos, sus "19 propuestas" para apoyar una investidura de Juan Manuel Moreno como presidente de la Junta de Andalucía. En el marco de una negociación estatal que margina a la dirección autonómica del PP, la formación ultraderechista sacó su catálogo completo de cara al debate de investidura. La inmigración, el Islam, el feminismo y la autonomía están en su punto de mira. Vox demostró no tener el menor miedo a que se diga que son extremistas, como ya señalan con creciente insistencia los socios liberales europeos de Cs.

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