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El Zendal pasa en tres años de "sorprender al mundo" a ser el cajón de sastre de la sanidad madrileña

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1 de diciembre de 2020. Plena pandemia. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, acudía a la inauguración del hospital que iba a "sorprender al mundo": el Enfermera Isabel Zendal. A sus puertas, decenas de sanitarios ataviados con sus batas blancas le daban la bienvenida con pancartas, consignas y un sentimiento unánime: la inversión, que entonces se estimó en poco más de 100 millones de euros, era innecesaria. "¡Menos hospitales y más profesionales!", clamaban los manifestantes. El centro, auguraban, iba a ser sólo una especie de plató de televisión para lucimiento de la líder regional. Después de poco serviría. Ahora, tres años después, lo han confirmado. El gasto de la Comunidad en el Zendal no ha dejado de aumentar, pero su interior no ha dejado de vaciarse. Su uso, además, tampoco ha dejado de cambiar. Y siempre sin un plan a largo plazo.

Desde que se apagaron los focos que aquel 1 de diciembre pusieron todas las miradas sobre el Zendal, el hospital ha virado de una cosa a otra: de hospital de pandemias a vacunódromo o de almacén de dosis a centro de acogida de refugiados ucranianos. "La Comunidad da demasiados titulares que luego no llegan a concretarse en nada", critica Inma Martín, delegada de UGT en el centro. El último se produjo el pasado mes de octubre: el Zendal será un centro de día temporal para pacientes con ELA. Tendrá, concreta la Consejería de Sanidad a infoLibre, alrededor de 60 ó 70 plazas y se pondrá en funcionamiento, previsiblemente, en marzo o abril de 2024. Pero también con fecha de fin. Su funcionamiento durará hasta que esté "listo el centro permanente en el Hospital Puerta de Hierro". Y después, ¿qué? Las mismas fuentes no dan respuesta.

Como todo lo que ha rodeado el Zendal, este anuncio también estuvo correctamente ornamentado. Se produjo el 5 de octubre y desde el mismo centro. "La calidad de vida en los pacientes que han sufrido lesiones medulares y cerebrales es una prioridad para nosotros", arrancó explicando la presidenta regional. A continuación, llegó la alabanza al hospital. "Otra vez el Zendal vuelve a mostrar su origen único, de vanguardia, al servicio de la mejor sanidad de Europa", aseguró.

Sin embargo, mientras Ayuso pronunciaba estas palabras, de puertas para adentro había otra realidad muy diferente. Según explican los sindicatos consultados por infoLibre, de los tres pabellones que componen el Zendal todavía funciona únicamente el primero. "Y a medio gas", critica Martín. Según sus cálculos, alrededor de 160 trabajadores atienden actualmente a unos 85 pacientes que permanecen ingresados. La Consejería, por su parte, rebaja esta cifra a 70 personas que sufren "distintas patologías". En el proyecto inicial el hospital se presentó como un gran espacio que iba a contar, dijeron, con hasta 1.056 camas, de las que 1.008 estaban pensadas para hospitalizaciones y 48 para UCIs.

En paralelo, explica Martín, en el Zendal continúa la vacunación, aunque con un ritmo mucho menor que el de hace meses. "Más o menos de unas 100 personas al día", concreta la sindicalista. La previsión es que se habiliten también los otros dos pabellones, y que estos alberguen espacios UCI, unidades de recuperación, un bloque quirúrgico y una zona de diagnóstico. Pero no es más que eso: una previsión.

"Hasta que todos estos anuncios no se plasmen en los presupuestos no podremos hablar de nada, serán simplemente cortinas de humo", valora Sergio Fernández, responsable de acción sindical de sanidad pública de CCOO. En la misma línea que Martín, critica que el Zendal no ha sido más que un "ejercicio de autobombo propagandístico" de la presidenta de la Comunidad de Madrid. "Desde que empezó 2022 el hospital no ha tenido prácticamente actividad. Le han buscado una constantemente para justificar su existencia", añade.

Un coste opaco, cada vez más elevado y abonado a la vía de emergencia

No sólo su existencia, sino también sus costes. Las primeras noticias apuntaron a que el la construcción del hospital supondría un desembolso de 100 millones de euros, un presupuesto al que habría que sumar el resultante de otros ocho contratos relativos a equipamientos tecnológicos y seguridad por otros 3 millones más. Entonces nada se sabía de la gestión de residuos, de la limpieza o de la restauración, que ya se avisó que estarían en manos privadas.

Pero esos números, tres años después, se han quedado en migajas. Y eso a pesar de que las cuentas son, denuncian desde PSOE y Más Madrid, completamente opacas. Por el momento, oficialmente sólo existe el informe que la Cámara de Cuentas autonómica publicó el pasado mes de julio, un documento que, sin embargo, sólo abarca el periodo comprendido entre el 24 de junio de 2020 y el final de ese ejercicio. Según los datos que ahí se recogen, la Comunidad de Madrid habría invertido 101 millones en contratos mayores (entre los que estarían las obras, los servicios y los suministros) y 143.680 euros en contratos menores (entre los que se encontrarían los servicios y los suministros).

A ese montante, que no comprende ni lo relativo a 2021, ni 2022, ni la mayor parte de 2023, la oposición suma otros tantos contratos. Según los cálculos de Más Madrid, la Comunidad habría destinado ya 255 millones al Zendal, una cifra que desde el PSOE rebajan a 180. La Consejería de Sanidad, preguntada por este periódico, no ha aclarado cuál es la cifra correcta.

En cualquier caso, en lo que sí coincide la oposición es en alertar de la irregularidad de muchos de esos contratos. Como publicó infoLibre, su aprobación ha estado marcada en numerosas ocasiones por los llamados contratos de emergencia, aquellos que, según regula la Ley de Contratos del Sector Público, pueden utilizarse en aquellos casos en los que la Administración tiene que "actuar de manera inmediata" como consecuencia de "acontecimientos catastróficos, situaciones que supongan un grave peligro o necesidades que afecten a la defensa nacional". Por ejemplo, en plena pandemia.

La norma se limita a esos supuestos porque dicha fórmula lleva aparejada una rebaja de las exigencias en el procedimiento. Los contratos pueden adjudicarse, directamente, a dedo.

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Ayuso, a pesar de que la pandemia ya no justifica su uso, ha echado mano de esta herramienta hasta hace bien poco. Hace un año, en Nochebuena, el Ejecutivo madrileño adjudicó por más de medio millón de euros el mantenimiento del centro hospitalario a Serveo, la nueva marca de Ferrovial Servicios, que se ha hecho cargo de estas labores desde que el Zendal empezó a funcionar.

Una plantilla propia y un aprovechamiento del espacio

A pesar de las críticas iniciales y posteriores, desde los sindicatos coinciden. "Yo siempre digo: ya que hay limones, hagamos limonada", señala la secretaria general de Amyts, Ángela Hernández. Sus compañeros de UGT y CCOO coinciden: ya que existe el hospital, que sea funcional. Los tres señalan lo prioritario para conseguirlo: dotar al Zendal de plantilla propia, ya que la actual sigue perteneciendo al Hospital de La Paz. "El centro tiene que tener un gasto propio, lo que no puede suponer es el desabastecimiento otros", critica Hernández.

"Lo que nosotros seguimos reclamando es que la Comunidad de Madrid invierta más en sanidad pública. Pedimos que unas instalaciones que han costado tanto dinero se aprovechen y se manejen con trabajadores propios, que tengan estabilidad y que sepan, mes a mes, cuál será su futuro", añade Martín. "Hay que poner el foco y destinar recursos a la sanidad pública, y este hospital hay que dotarlo de recursos. Si no, seguiremos ante la estrategia demagógica y de márketing que ha tenido la Comunidad de Madrid en este tema", remata Fernández.

1 de diciembre de 2020. Plena pandemia. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, acudía a la inauguración del hospital que iba a "sorprender al mundo": el Enfermera Isabel Zendal. A sus puertas, decenas de sanitarios ataviados con sus batas blancas le daban la bienvenida con pancartas, consignas y un sentimiento unánime: la inversión, que entonces se estimó en poco más de 100 millones de euros, era innecesaria. "¡Menos hospitales y más profesionales!", clamaban los manifestantes. El centro, auguraban, iba a ser sólo una especie de plató de televisión para lucimiento de la líder regional. Después de poco serviría. Ahora, tres años después, lo han confirmado. El gasto de la Comunidad en el Zendal no ha dejado de aumentar, pero su interior no ha dejado de vaciarse. Su uso, además, tampoco ha dejado de cambiar. Y siempre sin un plan a largo plazo.

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