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"Que nos devuelvan las tierras": la restitución desde un punto de vista comunal

Gladys Tzul Tzul

De qué hablamos cuando hablamos de restitución

Últimamente, en el sistema del arte el término restitución se ha hecho cada vez más frecuente. Hemos oído a menudo las propuestas de un movimiento que busca y promueve devolver/restituir piezas de arte que fueron tomadas en contexto de guerra y saqueo. Sin embargo, en lo que se refiere a las luchas indígenas, el uso del término restitución/devolución ha sido la columna vertebral de las luchas comunales por la recuperación de sus tierras, y esa lucha lleva ya siglos.

En este texto presentaré algunos de los usos del término restitución más allá del sistema del arte. Restitución desde el punto de vista comunal y, desde ahí, pensar los desplazamientos y la complejidad de los procesos de restitución. En la política comunal indígena la recuperación, defensa y gobierno de lo común constituye el corazón y engranaje de la vida comunal. O, dicho de otra manera, la capacidad social de dar forma a la vida, en tanto se controla, se cuida y recupera la tierra comunal y los bienes comunes. Comunidad indígena será entonces una forma de relación social que históricamente ha formado un sistema político que establece un horizonte ético de cuidado de la vida.

Dado que toda comunidad tiene tiempo y geografía, voy a aludir al 2018 en la región Ixil en Guatemala, en el marco de la celebración del aniversario de la sentencia por genocidio que condenó al dictador Efraín Ríos Montt un 10 de mayo de 2012. En esos días me invitaron a una comunidad Ixil de Nebaj para que comentara el efecto que la sentencia condenatoria había tenido en la vida de las comunidades. Por aquellos años, yo trabajaba en un proyecto de investigación para documentar la reconstrucción de la vida después del genocidio y hacía entrevistas con mujeres ixiles. Varias de ellas habían sido activas protagonistas en el juicio por genocidio.

Denominé a esa investigación “Voluntad de Vida” debido a la fuerza y energía de las palabras de estas mujeres que hablaban sobre el modo en que fueron coordinando labores, acciones y deseos para volver a hacer su vida tras padecer uno de los genocidios más crudos del continente americano. Tan sólo en el pueblo Ixil se habían ejecutado 160 masacres con miles de muertos y desaparecidos en la década de los ochenta. Esas largas jornadas de entrevistas me permitieron comprender el proceso de reconstrucción después de que se destruyeran las cosechas, se quemaran las casas y se aniquilaran los mercados.

“La vida no puede esperar. Sí, estábamos tristes por los muertos, pero teníamos que vivir. Así que con el dolor comenzamos a ver qué hacer”. Así analizaba Ana Laynez, mujer ixil, las acciones de las mujeres que comenzaron a organizarse para reconstruir la vida (poco después, doña Ana moriría en julio de 2022 por una enfermedad crónica). Con las palabras de las mujeres se reconstruyó el proceso de colaboración entre ellas y el conjunto de las comunidades para iniciar la reactivación de las parcelas de tierras que lograron conservar, las mismas en las que sembraron más de 12 diferentes cultivos en su milpa –sistema mesoamericano de cultivo–. Al mismo tiempo lograron coordinarse para que los comerciantes de los mercados que existían antes de la guerra se reinstalaran para reanudar las ventas. A partir de labores de trabajo concreto, actualizaron la vida comunal y de modo asambleario crearon reglas comunales de vida donde el cuidado colectivo estuvo en el centro.

Entre ellas figuraban, por ejemplo, tanto la regulación del consumo y venta de alcohol como la normativa de los precios de las verduras en el mercado o los horarios de los comercios.

En todas las entrevistas la dimensión de restitución estaba presente en las palabras de las mujeres. Estos son algunos extractos de sus palabras:

“Sí. Se hizo justicia, condenaron a Ríos Montt, pero la justicia no está completa mientras no nos devuelven nuestras tierras” .

“Quiero que nunca se vuelva a repetir el genocidio, y quiero recuperar las tierras de mi familia, para que mis hijas e hijos tengan donde vivir” .

“Yo sé dónde está la tierra de mis padres, sé cuáles eran los límites, que la ley también nos devuelva nuestras tierras”.

¿Quién es el sujeto de la restitución? Si restitución es un proceso que conduce a restaurar, supone que intervengan varios actores: por un lado, quien restituye y, por el otro, quien será restituido. Pero, ¿qué sucede cuando la restitución tiene que ser colectiva?

Siguen a continuación algunas consideraciones a partir de las palabras de las mujeres. En primer lugar, la calidad polivalente de la noción de restitución debería funcionar en conjunto con los términos devolución/restitución. De ese modo, la palabra en cuestión también tendría relación con la justicia, es decir, las mujeres que fueron activas protagonistas del proceso de enjuiciamiento por genocidio a Ríos Montt tenían en cuenta que tan importante era la condena como la devolución de sus tierras. La restitución, pues, está íntimamente ligada a un proceso de justicia y a la vez al mundo material de la vida. La unión de justicia y restitución es un horizonte concreto en términos comunales, pero es utópico en el contexto de un sistema de justicia liberal, dada la segmentación y especialización del Derecho.

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En segundo término, y en continuidad con la idea anterior, las palabras de las mujeres dibujan los límites de la ley liberal. Tan radical es la petición de la no repetición como lo es el movimiento para que se devuelvan las tierras. La lucha por la devolución/restitución opera de manera expansiva para lograr que llegue a otros ámbitos de la vida. 

Estamos frente a una propuesta que piensa los derechos de manera más global. Y finalmente, un tercer punto de carácter conceptual es que para pensar la restitución desde el punto de vista comunal hay que definirlo por oposición, de manera que el acto de restitución/devolución funcione con su opuesto analítico: el despojo. Para el caso que estamos pensando, el proceso de devolución/restitución es la contrarespuesta al proceso de una política genocida y de despojo. Las luchas por la tierra y los bienes comunales son el motor de la historia de los pueblos indígenas, de modo que la restitución sería solo una parte en la cadena de la histórica lucha de las comunidades indígenas.

*Gladys Tzul Tzul. Maya k’iche’ de Totonicapán, Guatemala. Es investigadora y ensayista. Ha dictado conferencias en, entre otros lugares, la Bienal de Arte Centro Americana de Arte y la Bienal de Sao Paulo.

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