Recuerden el nombre de Markus Pieper. La Comisión Europea decidió nombrar un “enviado especial para las pymes”, un alto cargo equivalente a un director general en el Ejecutivo comunitario y con un salario cercano a los 20.000 euros limpios al mes. Es un cargo político para el que se busca a un político, pero que conlleva también conocimientos técnicos y pasar un proceso selectivo. Hubo tres candidatos. La mejor valorada por un comité independiente que debía hacer la criba fue la eurodiputada liberal checa Martina Dlabajova. El peor valorado el eurodiputado conservador alemán Markus Pieper, miembro de la CDU, el partido de Úrsula Von der Leyen y formación hermana del Partido Popular español. También estaba en la terna Anna Stellinger, director general adjunta encargada de asuntos europeos de la organización de la patronal sueca. Tuvo la segunda mejor calificación.
A principios de diciembre los tres fueron convocados a una entrevista con Von der Leyen, el comisario de Administración y Recursos Humanos Johannes Hahn y el comisario de Mercador Interior (responsable de Pymes) Thierry Breton. Von der Leyen no acudió y en su lugar lo hizo su jefe de Gabinete, el también alemán Bjoern Seibert.
De haberse cumplido el protocolo legal previsto para el nombramiento, el comisario de Mercado Interior, el francés Thierry Breton, debería haber elevado al colegio de comisarios la propuesta de nombramiento de Dlabajova para el cargo. Ese era el último paso formal, previsto después de que el jefe de Gabinete de Breton lo consultara con los demás jefes de Gabinete. La actitud de nepotismo del equipo de Von der Leyen llega cuando el 31 de enero, en ausencia de Breton (estaba en una reunión informal de ministros de Defensa) y sin consultas entre los jefes de Gabinete, Von der Leyen propone al colegio de comisarios el nombramiento de Markus Pieper, el peor candidato. Nadie objeta nada y el nombramiento queda cerrado. Dos veteranos periodistas, el italiano David Carretta y el francés Christian Spillman, destapan el escándalo y la Comisión Europea responde que no se ha violado ningún procedimiento y que aquí no hay nada que mirar.
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La Comisión quiso enterrar el asunto, pero en plena campaña electoral y con Von der Leyen jugando a presidenta a la vez que a candidata, no todos los comisarios aceptaron tragar con la irregularidad. El pasado 27 de marzo, Josep Borrell y los comisarios de Mercado Interior (Breton), Economía (Paolo Gentiloni) y Asuntos Sociales (Nicolas Schmit), tres socialistas y un liberal, enviaron una carta a Von der Leyen exigiendo que el nombramiento de Pieper vuelva al colegio de comisarios, que sea reexaminado. La carta no se corta un pelo: “El nombramiento de Pieper suscita preguntas sobre la transparencia y la imparcialidad del proceso de nominación”. A esa carta se suma la de 14 eurodiputados y la confesión de la comisaria Vera Jourova (Valores y Transparencia) de no haber sido consultada sobre el nombramiento. Dlabajova también se movió y hace dos semanas envió un recurso a la Dirección General de Recursos Humanos de la Comisión Europea.
La carta de los cuatro comisarios es políticamente una bomba porque en ella prácticamente se acusa a Von der Leyen de nepotismo por nombrar a alguien de su partido por delante de candidatas mejor cualificadas para el puesto y de saltarse las normas que marcaban el nombramiento. Llegan a preguntar qué méritos desconocidos tiene Pieper para adelantar a las otras dos candidatas que le habían ganado en el concurso de méritos para el puesto. El Piepergate ha ido creciendo en las últimas semanas y ya llegaron denuncias de la ONG Transparency International, que asegura que se elige a un persona pesar de estar peor preparada para el puesto “porque se conceden los altos cargos a personas políticamente ventajosas para la presidenta”.
Pieper tiene una larga historia con este cargo. En 2021 la Comisión había nombrado a Vazil Hudak, uno de los vicepresidentes del Banco Europeo de Inversiones (a propuesta de Chequia). Hudak fue nombrado tras seguir estrictamente el protocolo pero cuando su candidatura llegó al Parlamento Europeo fue vetado por el representante del Partido Popular Europeo, un tal Markus Pieper.
Recuerden el nombre de Markus Pieper. La Comisión Europea decidió nombrar un “enviado especial para las pymes”, un alto cargo equivalente a un director general en el Ejecutivo comunitario y con un salario cercano a los 20.000 euros limpios al mes. Es un cargo político para el que se busca a un político, pero que conlleva también conocimientos técnicos y pasar un proceso selectivo. Hubo tres candidatos. La mejor valorada por un comité independiente que debía hacer la criba fue la eurodiputada liberal checa Martina Dlabajova. El peor valorado el eurodiputado conservador alemán Markus Pieper, miembro de la CDU, el partido de Úrsula Von der Leyen y formación hermana del Partido Popular español. También estaba en la terna Anna Stellinger, director general adjunta encargada de asuntos europeos de la organización de la patronal sueca. Tuvo la segunda mejor calificación.