¿Ucrania en la OTAN? Hasta ahora se imponía el ‘no’ pero las cosas parece que empiezan a cambiar

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski.

La OTAN invitó a Ucrania a la adhesión en 2008, pero aquella invitación nunca se sustanció. La ocupación de Crimea y de parte del Donbass ucraniano por Rusia en 2014 y el ataque frontal de febrero de 2022, junto al cambio político en Kiev desde 2014, hicieron que el país cambiara de idea. Ucrania quiere entrar en la OTAN, donde entiende que estará protegida. Lo repite continuamente su presidente Volodimir Zelensky y sus ministros cada vez que pasan por Bruselas, Washington o cualquier capital de un país miembro de la Alianza Atlántica. Pero esa puerta parecía cerrada del todo hasta ahora mientras hubiera guerra, porque la adhesión convertiría el ataque de Rusia contra Ucrania en un ataque contra los otros 32 miembros de la alianza militar, también contra España. Por eso siempre se le decía a Zelensky que el sitio de Ucrania está en la OTAN, pero no todavía. Pero ese tabú puede estar empezando a romperse.

El viernes se reunieron en Berlín los líderes de los cuatro principales países de la OTAN. Los tres primeros porque son militarmente los tres más fuertes y los únicos con armamento nuclear. Y el cuarto porque tiene la chequera más gorda de Europa. Joe Biden por Estados Unidos, Emmanuel Macron por Francia, Keir Starmer por Reino Unido y Olaf Scholz por Alemania hablaron varias horas de la seguridad en el continente europeo y de las perspectivas ante un eventual cambio político en Estados Unidos. También de Ucrania y de una posible invitación a que el país empiece a negociar su adhesión, algo que hasta ahora estaba fuera de todas las mesas diplomáticas.

Fuentes consultadas en Bruselas aseguran que el tabú empieza a romperse y que el momento electoral estadounidense, con elecciones el próximo 5 noviembre, hace más probable esa pequeña apertura. Las fuentes coinciden en que si gana Donald Trump y se convierte en presidente en febrero todo esto irá a la basura, pero que si gana Kamala Harris se abre un período de cohabitación de tres meses que Joe Biden querrá utilizar para adelantar la agenda de Harris y hacerle “parte del trabajo sucio”, al menos en política internacional, competencia casi exclusiva de los presidentes en el sistema estadounidense.

La reunión dejó claro que tanto Macron como Starmer son partidarios de que la OTAN renueve ya la invitación a Ucrania. No quiere decir que fuera a ingresar en el bloque mañana y el país tendrá además que aprobar su ingreso respetando sus mecanismos constitucionales, además de que cada Estado miembro deberá ratificarla y un solo veto bloquearía el proceso. Pero sí sería una señal política enorme y un empujó político considerable a Zelensky, que busca una tabla a la que agarrar a su población tras casi tres años de guerra.

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La intención de Biden depende del resultado electoral. Apoyaría ese ingreso si Kamala Harris ganara. De hacerlo Donald Trump no tendría sentido porque en cuanto fuera investido retiraría la invitación, generando además otro problema a la OTAN, organización que teme al republicano. Si Biden apoya la invitación tras una victoria de Harris, Scholz sería el único de los cuatro que estaría todavía en contra y la presión sobre él sería inmensa, porque además la derecha alemana, que puede llegar al poder en un año, sí apoya esa invitación a Ucrania.

El alemán se defendía el viernes ante de la reunión de los cuatro líderes diciendo que su país “apoya a Ucrania con todas sus fuerzas”, pero Scholz se niega a entregar los misiles Taurus, un arma disuasoria y con la que Ucrania podría atacar las bases aéreas a centenares de kilómetros de la frontera común que Rusia usa para lanzar sus aviones de combate. Pero Scholz también dice que “la OTAN no puede convertirse en beligerante para evitar que la guerra se transforme en una catástrofe aún mayor”.

El “plan de la victoria” que Zelensky paseó la semana pasada por Bruselas y otras capitales europeas tiene como plato fuerte recibir esa invitación. Trata de dar esperanzas a sus soldados y a la ciudadanía. Una invitación a ser miembro de la OTAN y la apertura de negociaciones (que no deberían ser extremadamente difíciles porque el país lleva casi una década alineando sus capacidades militares, la formación de sus oficiales y soldados y sus métodos y estructuras militares a los estándares de los países de la OTAN) abriría otro escenario en caso de que, como pretende Zelensky, se llegue a un plan de paz, aún provisional, el próximo año. Con Ucrania a las puertas de la OTAN, un nuevo posterior ruso se vería, si no de iure, si de facto, como una agresión al bloque.

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