El 27 de julio de 1982, las principales cabeceras españolas traían en portada el "inminente" acuerdo de paz entre Israel y Palestina. Yasir Arafat, presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), había aceptado en diez palabras todas las resoluciones de la ONU sobre estos territorios. La incredulidad de Israel y Estados Unidos fue tal que acusaron al líder palestino de estar tramando una ofensiva encubierta. Ese mismo día, los diarios informaban del primer portazo de la OTAN a las peticiones militares españolas. No hacía ni dos meses que España había suscrito el Tratado de Washington para acceder a la Alianza Atlántica y el Gobierno de Calvo-Sotelo ya había pedido un mando militar subordinado con base en Cartagena. Este verano, infoLibre repasa la historia española reciente a partir de las portadas de los principales periódicos de la época, un espejo de los temas que llenaban el debate público en las vacaciones de entre 1978 y 2002.
Israel había invadido Líbano en junio de 1982 para expulsar a la OLP del país. La Organización para la Liberación de Palestina había nacido en 1964 al calor de la Liga Árabe y había sido reconocida de inmediato por la ONU como representante del pueblo palestino. No obstante, con la invasión de Líbano por Israel −en la que llamó Operación Paz para Galilea−, daba comienzo la Primera Guerra del Líbano, un sangriento episodio más en el histórico enfrentamiento judío-árabe −primero− e israelí-palestino −después−. Yasir Arafat, el "líder de los palestinos", como ya le definió el presidente egipcio Abdel Nasser a finales de los sesenta, decidió aceptar todas las condiciones del Consejo de Seguridad de la ONU para detener la guerra en el Líbano y ganar apoyo internacional para Palestina y la OLP en el conflicto con Israel.
"Chairman Arafat accepts all U.N. resolutions relevant to the Palestine question" ("El presidente Arafat acepta todas las resoluciones de la ONU relacionadas con la cuestión palestina") fueron las palabras de Arafat en un documento que dio la vuelta al mundo y que puso los focos sobre Estados Unidos e Israel. El periódico La Vanguardia informaba de la acogida de la noticia por Israel: "El documento es sólo una maniobra propagandística de la OLP para ganar tiempo". De esta forma, el Gobierno del Estado judío interpretaba la misiva de Arafat como "un pedazo de papel que nadie ha visto" que "tiene como objetivo alterar las relaciones entre Estados Unidos e Israel", y describía al propio Yasir Arafat como alguien que "miente para ganar tiempo y nunca será un interlocutor válido para alcanzar la paz". Todo ello para desviar inmediatamente el discurso y recordar que había facciones de la OLP instaladas en suelo libanés y que Israel tenía el firme propósito de expulsarlas.
Lo cierto es que la brevedad del documento de Arafat desplegó un gran interrogante. ¿Aceptaba la OLP las resoluciones número 242 y 338 −el reconocimiento del Estado israelí− al afirmar "todas las resoluciones de la ONU"? Lo que habría sido un "auténtico terremoto político-diplomático en el complejo tramado de intereses de Oriente Próximo", explicaba el diario El País, fue "tomando a lo largo de la jornada de ayer un perfil más nítido con las precisiones realizadas por la propia OLP: no asumía las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU, que reconocen explícitamente el derecho de Israel a existir". El portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes, sentenció que el reconocimiento de Israel "debe hacerse de una manera clara e inequívoca. La declaración de Arafat no cumple estas condiciones". Un supuesto inicio de conversaciones entre Washington y la OLP habría sido "un golpe muy difícil de encajar para el Gobierno de [Menájem] Beguin [primer ministro de Israel]", reflexionaba el cronista de El País.
Yasir Arafat hubo de abandonar Beirut a los pocos días, en agosto de 1982, camino de Atenas con escolta francesa, inglesa y norteamericana, aunque la ofensiva se alargaría hasta 1985. Ariel Sharón, primer ministro israelí, declararía en 2002 en una entrevista al periódico israelí Maariv:"Deberíamos haber matado a Arafat en 1982", en alusión a sus competencias como ministro de Defensa que condujo la invasión del Líbano. Si bien el icono palestino y Premio Nobel de la Paz falleció en 2004 a causa de un supuesto derrame cerebral, una investigación de la televisión catarí Al Jazeera descubrió en 2012 −y así lo confirmó la exhumación y autopsia del cuerpo por forenses suizos− que Arafat había sido envenenado. Sus fluidos corporales contenían restos de polonio 210 en una cantidad 18 veces superior a la normal.
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El 30 de mayo de 1982, el Gobierno de Calvo-Sotelo firmó la adhesión de España al Tratado del Atlántico Norte como miembro número dieciséis de la alianza militar. Diario 16 abría portada ese 27 de julio de 1982 con un titular en letras mayúsculas y a página completa: "PRIMER 'NO' DE LA OTAN A LAS DEMANDAS ESPAÑOLAS". El ministro de Defensa, Alberto Oliart (de Unión de Centro Democrático), ya había adelantado las intenciones del Gobierno en el acto oficial de entrada de España a la organización Atlántica. Pero la delegación de la OTAN negó a las autoridades militares y diplomáticas españolas la creación de ese cuarto mando militar dirigido España. La Alianza Atlántica, precisaba Diario 16, "ha obligado al Gobierno español a retirar este tema de la agenda de negociaciones".
No conformes con la contundente respuesta de la OTAN, el Gobierno español y su representante diplomático, el almirante Ángel Liberal Lucini, conversaron con el presidente de la Organización para crear un "submando" a partir del desdoblamiento del Cuartel General para el sur de Europa. Una forma de participar bajo el emblema de la OTAN dentro de un plan ya existente de trabajo ("el dominio naval del eje Canarias-Estrecho-Baleares") sin crear más discordia dentro del organismo militar.
El 27 de julio de 1982, las principales cabeceras españolas traían en portada el "inminente" acuerdo de paz entre Israel y Palestina. Yasir Arafat, presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), había aceptado en diez palabras todas las resoluciones de la ONU sobre estos territorios. La incredulidad de Israel y Estados Unidos fue tal que acusaron al líder palestino de estar tramando una ofensiva encubierta. Ese mismo día, los diarios informaban del primer portazo de la OTAN a las peticiones militares españolas. No hacía ni dos meses que España había suscrito el Tratado de Washington para acceder a la Alianza Atlántica y el Gobierno de Calvo-Sotelo ya había pedido un mando militar subordinado con base en Cartagena. Este verano, infoLibre repasa la historia española reciente a partir de las portadas de los principales periódicos de la época, un espejo de los temas que llenaban el debate público en las vacaciones de entre 1978 y 2002.