Borja Cobeaga: “Que exista el semáforo de Chiquito de la Calzada me devuelve la fe en la Humanidad”
Pagafantas: dícese de aquella persona que actúa para agradar a otra, sin atender su propio beneficio, a la espera de alguna retribución improbable en el futuro. Tonto útil.
Pocas personas pueden presumir de haber popularizado un término. Borja Cobeaga (San Sebastián, 1977), puede afirmar que es una de ellas gracias a su película Pagafantas del año 2009. Esta divertida comedia nos contaba la historia de Chema, un joven sin carácter que trata de conquistar a una chica con la cual no tiene posibilidades y que se acabará aprovechando de él. Con este film, Cobeaga ganaría varios premios, entre ellos el Premio de la Crítica del Festival de Málaga y una nominación al Goya a mejor dirección novel. El resto de su filmografía ha seguido la misma línea de películas cómicas, participando en el guion o en la dirección de filmes como Negociador, Súper López, Fe de etarras o la popular Ocho apellidos vascos. El cineasta no nos ha contado cuántos apellidos vascos tiene pero, igualmente, no haremos como Koldo y le acogeremos para hacer la entrevista sin problemas.
“Siempre me he considerado pesimista con el mundo y optimista sobre lo que me va a pasar a mí”, reconoce a infoLibre Cobeaga, que admite ser un poco cínico en su manera de encarar la vida. Esa filosofía cree que “tiene mala fama", pero le parece la "única manera de enfrentarse a la realidad". "Es una cuestión de supervivencia, de saber reírse de lo que nos rodea y relativizar”, defiende. Justamente solo relativizando tanto lo bueno como lo malo se puede llegar, según el director, a un punto medio en el que “ni te flipas ni te autoflagelas demasiado”.
Aroa Moreno: “Si el futuro no fuera esperanzador pienso que no sería futuro”
Ver más
En este mundo tan convulso, la noticia que le hace ser optimista de cara al futuro es la instalación, en la ciudad de Málaga, de un semáforo “que homenajea las expresiones y andares de Chiquito de la Calzada. Si se pone rojo grita “¡Quietorl!” y cuando está en verde exclama “¡Vamonorl!” “. Este semáforo fue instalado en el barrio de El Huelín, uno de los más típicos de Málaga y donde residió el humorista la mayor parte de su vida. Además de las frases que nos comenta Cobeaga, también reproduce otras clásicas de Chiquito como “Te voy a poner una multa que no te la va a quitar ni Perry Mason. ¡Relájate!” o “¡Al ataque! ¡Ahora! Ese caballo que viene de bonanza”. Desgraciadamente, el semáforo es solo ornamental y por normativa, no puede regular el tráfico. Pese a eso, el director afirma: “Que ese semáforo exista me devuelve la fe en la humanidad”.
Como clave para mantenerse lejos de las malas noticias, Cobeaga nos dice que procura “evitar los informativos que utilizan temas de películas de Christopher Nolan como fondo musical”. El director admite que antes sí era consumidor de estos informativos, pero desde hace un tiempo ha dejado de verlos, concretamente “desde que se dan las noticias de pie”.
Por último, nos habla del estado de pesimismo social, el cual atribuye a que “si estás jugando al pastor y al lobo todos los días, lo malo es que lo importante te deja de afectar”. Cobeaga nos cuenta que le gusta estar informado pero le preocupa el mal trabajo de algunos periodistas cuando tratan “dos o tres noticias totalmente irrelevantes, como si fuera el Watergate”. En su opinión, el ruido esconde lo realmente importante. Eso sí, considera tener una conciencia crítica que le ayuda en este situación, y la cual atribuye a los jesuitas que le "educaron" y le "jodieron la vida" por grabarle "a fuego el sentimiento de culpa". "Pero en compensación creo que me enseñaron a tener espíritu crítico. Una cosa por otra”, termina.