Quizá a algunos les gustaría, pero la cultura no puede dejar de ser política. La escritora Elvira Navarro, considerada de las mejores plumas jóvenes de las letras españolas y maestra del cuento y el microrrelato, contó con un día desde que la entrevista fue concertada hasta que se realizó. Su respuesta siguió saliendo del estómago, de la rabia de una ciudadanía cansada de esperar. "Yo le compraría un billete de avión a todos los políticos de este país", dispara, para mandarlos lo más lejos posible. "Creo que no hay voluntad de arreglar la situación", asegura, porque hemos perdido como país "la capacidad de autogobierno". Todo lo dictan desde Bruselas, considera, y solo hay margen para la impotencia.
La escritora hace referencia a la falta de Gobierno que padece España desde el 20 de diciembre. El nulo entendimiento entre las fuerzas políticas llevó a una nueva convocatoria electoral en junio tras la cual la formación de un Ejecutivo estable sigue siendo una posibilidad igual de lejana. Los tiros cruzados, los reproches, las acusaciones y los diálogos enquistados recuerdan a Navarro al cliché de la trinchera como articulador de nuestra identidad nacional.
"Mi sensación es de que siguen vivas las dos Españas", argumenta Navarro, y como decía Machado, una de ellas ha de helarte el corazón. Sufrimos, según la escritora, una "incapacidad crónica de diálogo" y una parálisis funcional de aquello que llaman el pueblo. "A la gente le cuesta reivindicar sus derechos en cualquier lugar. Nos aguantamos con todo". Ante el impasse, Ryanair, turista y a volar.
Y en la vida real…
Elvira Navarro (Huelva, 1978) no ha comprado ningún billete de avión para su disfrute, pero lo sustituye por el coche: en unos días viaja a Galicia, a una casa rural perdida en la provincia de Lugo. Allí podrá encontrar la paz necesaria para seguir escribiendo, porque no para. Está trabajando en una novela corta sobre la escritora extremeña Adelaida García Morales, autora de obras como la aclamada El Sur —con la que le llegó la fama y que llevó al cine Víctor Erice—o El silencio de las sirenas, donde registró la maravillosa atmósfera de la Alpujarra granadina, en la que residió.
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Con este trabajo Navarro prefiere imaginar a investigar. "Me contaron una anécdota real sobre ella que me impactó mucho", explica. A partir de este suceso elabora una historia en un formato del estilo falso documental, respondiendo a "¿qué habría pasado si…?".
El libro verá la luz, previsiblemente, en septiembre, pero no es el único proyecto al que atender en verano. Está terminando un recopilatorio de cuentos y otro de novelas cortas. Reconoce que va a pasar el verano escribiendo, pero matiza: "También hay que descansar".
Elvira Navarro, licenciada en Filosofía, disfrutó de una beca de creación en la Residencia de Estudiantes entre 2005 y 2008, base de operaciones y hogar de creadores como Lorca o Buñuel. Es autora de libros como La ciudad en invierno (2007), La ciudad feliz (2009) o La trabajadora (2014), ha colaborado en varios medios de comunicación y ha sido galardonada con premios comoel XXV Premio Jaén de Novela o el IV Premio Tormenta en un vaso al Mejor Nuevo Autor. No se actualiza desde febrero, pero su blog sobre fronteras de la periferia de Madrid merece un vistazo.
Quizá a algunos les gustaría, pero la cultura no puede dejar de ser política. La escritora Elvira Navarro, considerada de las mejores plumas jóvenes de las letras españolas y maestra del cuento y el microrrelato, contó con un día desde que la entrevista fue concertada hasta que se realizó. Su respuesta siguió saliendo del estómago, de la rabia de una ciudadanía cansada de esperar. "Yo le compraría un billete de avión a todos los políticos de este país", dispara, para mandarlos lo más lejos posible. "Creo que no hay voluntad de arreglar la situación", asegura, porque hemos perdido como país "la capacidad de autogobierno". Todo lo dictan desde Bruselas, considera, y solo hay margen para la impotencia.