El 18 de septiembre de 1868 el almirante Juan Bautista Topete se sublevaba contra la reina Isabel II de Borbón (1833-1868) y daba comienzo la Revolución Gloriosa (no confundir con la revolución inglesa de 1688 del mismo nombre). Francisco Serrano y Domínguez, general que había estado exiliado en Canarias hasta poco antes del pronunciamiento, se uniría a la revolución, junto a Prim, Sagasta o Ruiz Zorrilla, entre otros. No sería la primera vez que tuviera relación con la reina, y tampoco la primera vez en que interviniera decisivamente en la toma del poder.
En este caso, los sublevados se alzaban contra las "altas esferas de poder" y buscaban el "nombramiento de una asamblea constituyente", según estaba establecido en el pacto de Ostende, firmado entre progresistas y demócratas dos años antes. Isabel II tardaría dos años en abdicar, pero su poder quedó anulado antes de fin de año. Un cuarto de siglo antes, Serrano la había ayudado a conservar el trono.
El general Serrano, que da nombre a la conocida calle de Madrid, nació en Cádiz en 1810, cuando su padre estaba participando en las Cortes que generarían la primera Constitución española, la Pepa. Este, aunque con tendencias relativamente liberales, era duque de la Torre, y haría que Francisco iniciara su carrera militar con tan sólo 12 años. Ascendió rápidamente en la jerarquía durante la Primera Guerra Carlista (1833-1840), una lucha sucesoria entre los partidarios de Isabel II y los de su tío, Carlos María Isidro de Borbón —un conflicto que resurgiría a lo largo de todo el siglo XIX—. Isabel tenía solo tres años cuando su padre murió, habiendo promulgado a su nacimiento la Pragmática Sanción que permitía el ascenso de mujeres al trono en ausencia de sucesores varones, y el grupo de su tío no aceptaba ni aceptaría jamás a una reina en el trono.
Serrano continuaría su carrera militar y la sumaría a una carrera política que empezó en 1839, cuando se convirtió en diputado por Málaga. Sus relaciones con el poder ejecutivo y los numerosos golpes de Estado y pronunciamientos del XIX comenzaría en 1843, cuando ayudaría a derrocar al general Baldomero Espartero como regenteBaldomero Espartero como regente, y presionaría para que se nombrara a Isabel II como mayor de edad con tan sólo 13 años.
El favorito de la reina
Fotografía de Isabel II de España.
Isabel II se casaría con Francisco de Asís, familiar de los Borbones, en 1346. En Madrid siempre se supo que Francisco era homosexual, al igual que se conocía que Isabel tenía numerosos amantesnumerosos amantes. Poco después de su matrimonio empezaría su relación con Serrano, 20 años mayor que ella y favorito de la reina, lo que le permitiría llegar al cargo de ministro de Guerra.
La relación entre Serrano y la reina duraría poco tiempo, apenas un par de años, ya que sería concluida por Ramón María Narváez (otro de los principales militares adictos al poder del XIX). Serrano estaría apartado de la vida pública hasta 1854. En esta pausa, el general viajaría y contraería matrimonio con una prima suya, con la que tendría 5 hijos. En 1854 participó en la Vicalvarada, un pronunciamiento militar encabezado por Narváez y Espartero —el mismo al que años antes habían apartado del poder Narváez y Serrano—.
Como se ha mencionado, Serrano no tuvo ningún problema para apoyar un pronunciamiento liderado por Espartero, a quien años antes había apartado del poder. Tampoco tendría problemas cuando, dos años después de la Vicalvarada, ayudó al general Leopoldo O'Donnell a derrocar de nuevo a Espartero, fundando un partido político: la Unión Liberal.
La Unión Liberal, liderada por O'Donnell entre 1856 y 1867, gobernó España durante 12 años, con el poder político plegándose al poder del general. Serrano fue enviado a Cuba como capitán general entre el 59 y el 62, periodo en el que se enriquecería enormemente. A la muerte de O'Donnell, sería él quien lideraría la Unión y, en muchos aspectos, el país.
La ambición de un general
Serrano nunca tuvo inconveniente en cambiar sus apoyos o postura política. Quizá por eso resulte menos sorprendente que en 1868 se uniera a la revolución contra la reina de la que había sido amante años antes, puede que solo para alcanzar el poder. Pero, siendo imposible conocer las intenciones del general, solo nos quedan los hechos.
Gobierno provisional de 1869, tras la Revolución Gloriosa. En el centro, Francisco Serrano.
Tras la batalla de Alcolea, el 28 de septiembre de 1868, la Junta Provisional Revolucionaria de Madrid le encargó a Serrano que formara un Gobierno Provisional que se constituyó el 8 de octubre de 1868. El 25 de enero del año siguiente sería nombrado presidente, y más adelante ese año regente del Reino tras la marcha de España de Isabel II y la promulgación de la Constitución de 1869.
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Cuando Amadeo de Saboya se convirtió en rey, Serrano dejó el cargo de regente y quedaría algo más apartado de la vida pública, hasta que sus relaciones con un intento de golpe de Estado en 1873 lo obligaron a exiliarse. Regresaría a España al año siguiente para liderar el último Gobierno de la I República españolaI República española, que concluiría a finales de 1874 con el pronunciamiento del general Martínez Campos y la Restauración borbónica.
El final de su vida llegaría el 25 de noviembre de 1885, tras años en los que intentó, sin éxito, adaptarse al nuevo sistema político turnista ideado por Cánovas y Alfonso XII, borbón con el que nunca se llevaría bien y que moriría el mismo día que él.
El 18 de septiembre de 1868 el almirante Juan Bautista Topete se sublevaba contra la reina Isabel II de Borbón (1833-1868) y daba comienzo la Revolución Gloriosa (no confundir con la revolución inglesa de 1688 del mismo nombre). Francisco Serrano y Domínguez, general que había estado exiliado en Canarias hasta poco antes del pronunciamiento, se uniría a la revolución, junto a Prim, Sagasta o Ruiz Zorrilla, entre otros. No sería la primera vez que tuviera relación con la reina, y tampoco la primera vez en que interviniera decisivamente en la toma del poder.