Javier Aznar, "estallado de copas" en el Nueva York ochentero de Tom Wolfe

La hoguera de las vanidades es una instantánea total de Nueva York en años ochenta. El joven, blanco y exitoso especulador financiero Sherman McCoy ve cómo su vida se transforma en el momento en que se adentra por error en el peligroso barrio del Bronx con su amante y, allí, atropella a un hombre negro. De pronto, atrapado en una telaraña de juicios, investigaciones policiales e intrigas políticas de poca monta, McCoy asiste a la evaporación de su vida: su trabajo, su matrimonio y su burbuja de lujo. Este es el bosquejo de la primera novela de ficción de Tom Wolfe, el hombre que revolucionó la prensa estadounidense de los años sesenta con una nueva forma de contar historias que llamó nuevo periodismo.

También es la elección del periodista y novelista Javier Aznar (Santander, 1985) para la lista de Lecturas infalibles. En ella, diferentes autores recomiendan a los lectores de infoLibre un clásico literario para devorar durante estos días de sol y calor. El escritor detrás de ¿Dónde vamos a bailar esta noche? (2018) también se sumergió en la obra de Wolfe por la misma época, empapado de sudor y alcohol. "Lo leí durante el verano en que acabé la universidad. Compartía habitación durante un curso de contabilidad de dos semanas con un chico de Córdoba que luego se convertiría en gran amigo. Teníamos todas las noches toque de queda a las dos de la mañana pero siempre conseguíamos volver al hotel estallados de copas y yo, para su gran sorpresa, me ponía a leer este libro porque me tenía absorto", relata Aznar.

 

El mismo estupor causó Tom Wolfe en las décadas de los sesenta y setenta cuando empezó a introducir un estilo literario en sus artículos periodísticos. Diálogos, extensas descripciones de los protagonistas, y la intervención del propio reportero en la acción son algunos de los elementos del nuevo periodismo que empezó a desarrollar junto a otros como Hunter S. Thompson y Truman Capote. Pero a principios de los años ochenta –ya consolidada su reputación–  Wolfe tuvo problemas para escribir su primera obra de ficción. Estaba bloqueado. Fue entonces cuando decidió publicar la novela por capítulos en la revista Rolling Stone, con la esperanza de que la presión de los plazos impulsara su mano a escribir. Así fue y, tras 27 números y una revisión posterior, nació La hoguera de las vanidades. Un éxito tanto crítico como comercial.

"Es un libro especialmente vigente. Retrata con gran acierto nuestras miserias: el exceso de ambición, creerse los amos del universo, la demagogia o la crisis financiera. Es del año 1987, pero podría haber sido publicado ayer mismo", explica Javier Aznar, autor del blog Manual de un buen vividor de la revista Elle. Para él, además, la reciente muerte de Wolfe –el 14 de mayo de 2018– es otra de las razones por las que hay que leer La hoguera de las vanidades este verano. "Podría ser un bonito homenaje. Además es realmente entretenido. Y a lo mejor hasta está rebajado o reeditado", comenta. Y mientras Javier Aznar absorbía al escritor estadounidense a las dos de la madrugada ante la mirada atónita de su compañero de habitación, la misma novela esculpía el futuro estilo del columnista de VogueVogue. "Me enseñó a valorar los diálogos rápidos, a fijarme en los detalles, en las descripciones inteligentes. Y a escribir siempre sabiendo de lo que hablas. Wolfe nunca tocaba de oído", cuenta el periodista.

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Y si bien recomienda otras obras más recientes como Los divinos de Laura Restrepo, Actos obscenos el lugar privado de Marco Missiroli, y Less de Andrew Sean Greer; hay ciertos clásicos literarios que no han alcanzado sus expectativas. Dos de ellos, justamente, ya ocupan un lugar en la lista de Lecturas infalibles. "Recuerdo que Madame Bovary me costó más de lo esperado. Trampa 22 de Heller me decepcionó (o tal vez me pilló en un mal momento). Tampoco logré conectar demasiado con Pedro Páramo. Muchas personas me dicen que les decepcionó El guardián entre el centeno, por ejemplo, como si fuera una cosa terrible. A mí me encanta, pero no es para todo el mundo. Y está bien que así sea. No hay nada peor en esta vida que cruzarse con un fundamentalista de los clásicos. Flaco favor hacen", declara.

Finalmente, con el mismo escepticismo frente a las élites literarias que caracterizó a Tom Wolfe, Javier Aznar señala a Harry Potter como un clásico prioritario en su lista de espera: "Todos los veranos pienso en empezarlo. No he leído ninguno de los libros ni he visto las películas. Soy un total ignorante. Y confieso que me da un poco de vergüenza. La gente hace chistes cada primero de septiembre o me llama muggle y yo finjo que entiendo de qué me hablan. Habrá quien considere estos libros como cultura menor, pero está claro que tienen ya la misma importancia que algunos clásicos indiscutibles".

 

La hoguera de las vanidades es una instantánea total de Nueva York en años ochenta. El joven, blanco y exitoso especulador financiero Sherman McCoy ve cómo su vida se transforma en el momento en que se adentra por error en el peligroso barrio del Bronx con su amante y, allí, atropella a un hombre negro. De pronto, atrapado en una telaraña de juicios, investigaciones policiales e intrigas políticas de poca monta, McCoy asiste a la evaporación de su vida: su trabajo, su matrimonio y su burbuja de lujo. Este es el bosquejo de la primera novela de ficción de Tom Wolfe, el hombre que revolucionó la prensa estadounidense de los años sesenta con una nueva forma de contar historias que llamó nuevo periodismo.

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