Paula Ortiz (Zaragoza, 1979) es una de las cineastas españolas más reconocidas del momento. Nominada al Goya a la mejor dirección novel con su ópera prima, De tu ventana a la mía (2011), todos los ojos se pusieron sobre ella tras su segunda película: La novia (2015), una personalísima adaptación de las Bodas de sangre de Federico García Lorca, protagonizada por Inma Cuesta.
La directora prepara ahora su siguiente película: Teresa, sobre la figura de Santa Teresa de Jesús, en la que Greta Fernández y Blanca Portillo interpretarán a la religiosa. Además, ha sido una de las realizadoras que ya ha podido aportar su visión de una situación tan extraordinaria como la provocada por la pandemia, a través de su participación en la serie En casa, de HBO. A continuación, nos cuenta cómo fue participar en este proyecto, cómo ha sido el resto del enclaustramiento y qué espera del nuevo panorama que se presenta para el cine, la cultura y el mundo en general.
Pregunta. ¿Cómo ha pasado profesional y creativamente el confinamiento?
Respuesta. De manera tranquila. Realmente los periodos de escritura y preparación de las historias para cine y televisión se hacen desde casa, en ese aspecto he tenido menos diferencia que otra mucha gente en mi día a día. Paralelamente surgió la posibilidad de hacer un proyecto para HBO en confinamiento, sin recursos, únicamente rodando con un móvil, y en mi caso a distancia, por videoconferencia, ya que las actrices estaban confinadas juntas en Madrid y yo en Zaragoza… Y fue una maravillosa experiencia con ellas, un ejercicio de lenguaje sin apenas elementos y herramientas, pero con la voluntad de contar una historia iluminadora bajo las presiones que todos estábamos viviendo, de la mejor manera posible… Fue un experimento hijo de su tiempo que creo que a todas nos enriqueció mucho.
P. ¿Cree que lo vivido en estos meses le ha cambiado? ¿De qué manera?
R. Quiero creer que sí, que he tenido que trabajar las esperas, las paciencias, las frustraciones, profesionales, afectivas… Pero también creo que los seres humanos, en lo interno, en lo sutil, somos muy lentos aprendiendo… Los cambios reales y profundos necesitan tiempo para fraguar y distancia para percibirse.
P.En estos meses de enclaustramiento y "nueva normalidad", ¿ha cambiado la relación con su propia imagen pública, y en particular con las redes sociales?
R. En mi caso realmente creo que no. He tenido experiencias bonitas de comunicación y expresión a través de las redes, he participado en gestos creativos y solidarios que creo que han sido interesantes y positivos, pero en mi caso sólo las uso para observar a quienes me interesa y para expresar una parte de mi proceso de trabajo. No ha cambiado mucho en ese sentido la manera de usarlas.
P. ¿Y cree que el mundo a su alrededor ha cambiado de una forma profunda, más allá de las alteraciones obvias?
R. Hay niveles del mundo que creo que sí han cambiado. Muchas distancias se han borrado. En nuestro caso, los ámbitos de la creación, la narración, la comunicación… hemos visto que no es necesaria la presencialidad para continuar trabajando y colaborando. Algo que ya sabíamos pero que ahora se ha instaurado y que creo que permanecerá. Otros niveles sociales transversales han tenido quizá cambios mas profundos que todavía creo que hemos de asimilar, y reflexionar sobre sus consecuencias.
P.El mundo del cine se ha visto especialmente afectado por la pandemia. ¿Cómo imagina el futuro del sector, y en concreto de películas más pequeñas realizadas al margen de los grandes gigantes de la industria?pequeñas
R. Creo que sí que esto nos ha enseñado que lo pequeño, lo que se mueve en los márgenes, con herramientas más artesanales, lo independiente… es más frágil, desde un comercio a una película. Y que esta pandemia ha supuesto un golpe mayor. El cine independiente siempre ha tenido muchas dificultades para llevarse a cabo y exige de unos sobresfuerzos que ahora, bajo las exigencias y protocolos actuales, suponen aún mayores exigencias. Pero no obstante, precisamente por ser pequeños y tener capacidad de adaptación, y quizás otras velocidades, a veces también son capaces de sobrevivir. El arte independiente son las flores que nacen en las cunetas, nacen y seguirán naciendo aunque nadie las plante, ni las riegue. De alguna manera, sobreviven. Sobreviviremos.
P. Hemos visto ya proyectos de ficción sobre la pandemia, rodados y estrenados de urgencia, como la serie En casa, donde ha participado. Pero ¿qué tipo de historias sobre la crisis del coronavirus le gustaría que nos contara el cine del futuro próximo? ¿Se plantea algún otro proyecto acerca de este contexto?En casa
R. Me parece realmente difícil contar algo tan complejo, que cruza tantos cientos, miles, de historias, de heridas… ahora mismo. Se me ocurren mil relatos parciales que he oído, me han contado, imagino… que podrían dar un trozo de este espejo del mundo bajo una pandemia. Pero, como ocurre en las grandes fracturas, es difícil mirar los abismos en el momento, y creo que hasta que no tengamos distancia en el tiempo, no podremos mirar e imaginar relatos complejos y completos sobre este momento. Ahora somos capaces de contar lo que nos pasa, pero para la reflexión de un relato que abarque y trascienda algo más tendremos que esperar.
P. ¿Ha aprendido algo de la crisis sanitaria y de la cuarentena que no hubiera aprendido de otra forma?
R. He comprobado algo que ya sabía: la necesidad de crear y cuidar como algo sagrado una red de sanidad pública y universal. Es el cimiento de cualquier sociedad igualitaria. Es la base de una colectividad sana. Creo que ahora lo hemos aprendido a fuego.
P. Si tuviera que inclinarse por una opción, ¿saldremos mejores o peores?
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R. Saldremos débiles. Conscientes de nuestra vulnerabilidad, espero.
P. ¿Y tiene alguna certeza sobre qué será clave para superar la crisis? ¿Cuáles cree que deben ser nuestras prioridades o nuestros valores fundamentales en estos momentos?
R. La conciencia colectiva. Todos estamos inevitablemente unidos, y hemos de actuar en consecuencia.
Paula Ortiz (Zaragoza, 1979) es una de las cineastas españolas más reconocidas del momento. Nominada al Goya a la mejor dirección novel con su ópera prima, De tu ventana a la mía (2011), todos los ojos se pusieron sobre ella tras su segunda película: La novia (2015), una personalísima adaptación de las Bodas de sangre de Federico García Lorca, protagonizada por Inma Cuesta.