Unai Sordo: “Hay dinero público que refuerza proyectos de intoxicación mediática”

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Unai Sordo (Barakaldo, Bizkaia, 1972) ejerce la secretaría general del sindicato Comisiones Obreras desde 2017. En un tiempo en el que muchas personas se definen como hechas a sí mismas, él se reivindica como “deudor social”. Alguien que, por ejemplo, como es su caso, ha estudiado en colegio, instituto y universidad públicos. Aunque afirma que se hizo “rojo” en el instituto al padecer y ver injusticias, fue tras trabajar como repartidor de pasteles y más tarde en la industria maderera cuando se hizo sindicalista.

Elecciones europeas

“Su importancia para las trabajadoras y los trabajadores es enorme, mucho mayor de lo que la gente a veces cree. En muchos temas, la legislación que se aplica en España emana de las instituciones europeas en porcentajes por encima del 70%. Mucha regulación en realidad es la trasposición de normativas que antes se han decidido en las instancias europeas. Por otro lado, en un momento en el que está habiendo cambios geoestratégicos muy importantes en el mundo, la orientación más progresista o más reaccionaria que tomen las políticas europeas va a determinar el cuadro de derechos y de libertades en los próximos años. La prueba es entender la diferencia que hubo entre las políticas de austeridad o las que, después de la pandemia, nos han permitido proteger en España más de tres millones de puestos de trabajo”.

Auge de la extrema derecha

“Hay un riesgo de que la extrema derecha condicione la política de alianzas en las instituciones europeas y entre dentro de su gobernabilidad por primera vez. En vez de ir hacia una integración que nos permita abordar las transformaciones pendientes, podemos encaminarnos a unas instituciones europeas que desintegren Europa. Y, en mi opinión, si Europa no avanza, retrocede. Si se desintegra, no vamos a pintar nada en el mundo y los nacionalismos de extrema derecha no apuntan a la integración europea, sino todo lo contrario. Además, la extrema derecha va a tomar políticas contra los intereses de los trabajadores, de las mayorías sociales y, sobre todo, contra todas las políticas igualitarias. Es un riesgo involutivo enorme como creo que no hemos tenido desde el final de la Segunda Guerra Mundial”.

El sector agrario

“El sector agroalimentario en países como España se ha caracterizado por unas condiciones de trabajo malas, tiene que mejorar esas condiciones y sus salarios. Creo que son necesarias dos tipos de medidas. Primero, garantizar los cumplimientos de las normas y leyes de cadena alimentaria. No puede ser que el campo en España muchas veces trabaje prácticamente a pérdidas porque no tiene capacidad de fijar precios, ya que se los fijan las grandes cadenas de suministro. Por otro lado, la Unión Europea tiene que firmar acuerdos equilibrados con otras áreas económicas del mundo. El camino es exigir que los productos de fuera cumplan con las garantías sin deteriorar las de los productos agrarios europeos. Y el sector tendría que generar mayores empresas para tratar de condicionar los precios”. 

Clase trabajadora actual

“En España sigue habiendo tasas de paro demasiado altas, tasas de precariedad demasiado altas y salarios demasiado bajos en muchas ocasiones y, por tanto, es mucho lo que queda por mejorar. Pero, por otro lado, también hay que hacer una aproximación en el sentido de que nunca ha habido tantas personas trabajando en España. Hemos conseguido demostrar que, reduciendo la precariedad por la reducción de la temporalidad, incrementando el 54% el salario mínimo interprofesional o evitando los despidos a través de los ERTE en lugar de facilitarlos como se hizo en la reforma laboral del año 2012, se ha generado empleo, se están subiendo los salarios medios y se está creando mejores empleos. Haciendo políticas distintas a las que se hacían habitualmente, los resultados están siendo mejores”.

 El sindicalismo hoy

“Los sindicatos damos cauces de organización a trabajadores y trabajadoras y vamos a hacerlo en cualquier circunstancia histórica. Cuando el trabajador medio estaba en grandes empresas industriales, daba pie a un sindicalismo a veces efectuado en condiciones muy duras de represión, incluso de ilegalidad, pero más sencillo. Ahora el sindicalismo tiene que adaptarse a un mundo laboral diametralmente distinto. Muchos trabajadores están en condiciones de precariedad, se ha desmaterializado su centro de trabajo, cobran sus retribuciones por objetivos o resultados. Además, se han incorporado, afortunadamente, las mujeres al mercado. Aun así, los objetivos siempre son los mismos: organizar a las personas trabajadoras para ejercer la función de representación y generar mejores condiciones de trabajo”.

Calidad del empleo

 “Creo que la lucha contra la precariedad ha tenido un gran avance en lo que tiene que ver con la reducción de la temporalidad. Era la característica propia del modelo laboral español y después de la reforma laboral hemos conseguido reducirla a la mitad en el sector privado. Pero la precariedad no es solo temporalidad. Sigue habiendo salarios bajos. Sigue habiendo contratación a tiempo parcial no deseada. Muchas veces la distribución del tiempo de trabajo hace que las personas sepan con unos pocos días de antelación cuándo van a entrar o salir de trabajar, con lo cual es muy difícil organizar la vida personal. Hay condiciones insalubres en muchos puestos de trabajo, enfermedades profesionales y accidentes laborales. El empleo en España es de más calidad del que había hace unos años, pero creo que queda mucho por hacer”.

Enfrentamiento entre generaciones

“Se han querido enfrentar los bajos salarios que muchas empresas pagan a los jóvenes con las pensiones que cobran las personas jubiladas. Es un absoluto absurdo. Reducir las pensiones por las que esas personas han contribuido durante muchas décadas no va a mejorar las condiciones salariales de las personas jóvenes. Son dos variables distintas. Los salarios de las personas jóvenes mejorarán si mejoran los convenios colectivos, la calidad de los empleos y de las empresas. Hay que hacer mucha pedagogía. En España hay que gastar algo más del 15% del PIB para tener un sistema público de pensiones suficiente. Y esto es muy bueno para la economía del país. Los y las jóvenes tienen que mejorar sus condiciones laborales. Y esto depende del nivel de organización que tengan en los sindicatos”.

Natalidad y empleo

“Yo creo que las condiciones de natalidad en España están relacionadas con las condiciones de emancipación tardía que afectan a millones de personas jóvenes. Necesitamos buenos salarios, que además permitan llevar procesos de vida autónoma. Además, mejores condiciones de acceso a la vivienda y, por tanto, a una vida autónoma, y mejores condiciones de cuidado a las personas dependientes, particularmente a los niños y a las niñas. Si mejoramos esas tres variables, las tasas de natalidad indiscutiblemente mejorarán, como ocurre en otros países de Europa y del mundo. Si no lo hacemos, seguramente vamos a tener durante mucho tiempo tasas muy bajas, lo cual plantea un problema demográfico importante, donde evidentemente la emigración va a jugar un papel relevante en las próximas décadas”.

Riesgo civilizatorio

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“Hoy en día, Javier Milei dice barbaridades que ningún democristiano, ninguna persona del centroderecha, ningún liberal, hubiera aceptado hace apenas una década o dos décadas. Y este proceso discursivo involutivo de la extrema derecha que cada vez más afecta a otras expresiones de lo que hasta hace poco llamábamos el centroderecha, está planteando un riesgo civilizatorio porque lo que se está cuestionando es el consenso básico que emergió después de la Segunda Guerra Mundial. Este se basa en que las sociedades se construían con base en derechos de ciudadanía, a servicios públicos y a una serie de garantías vitales que se sufragan con recursos comunes. En el fondo creo que es una bocanada del fracaso estrepitoso del neoliberalismo, que lejos de resignarse a ese fracaso, pretende dar una vuelta de tuerca más”.

 Situación del periodismo

“Primero hay que poner en valor los auténticos medios de comunicación, que generan noticias, información y opinión. Luego hay que analizar que muchos de los que se llaman medios de comunicación, entidades, páginas web, blogs, realmente no lo son, sino que se configuran como máquinas de mentir y manipular. Creo que sería necesaria una ley de transparencia para saber cómo se financian todos y cada uno de los medios o pseudomedios. Sería necesario articular una fórmula garantista para medir sus audiencias reales y establecer una norma que objetivara los criterios por los cuales las administraciones públicas y los gobiernos pueden financiar medios de comunicación. Hay dinero público que está reforzando proyectos de intoxicación mediática. Y eso hay que regularlo, como se hace en otros sectores económicos”.

Gaza

“Como sociedad tenemos que seguir presionando a nuestros gobiernos. Lo que está pasando entre Israel y Palestina no es una guerra, es un genocidio y es una masacre. Yo sé que el conflicto israelí o palestino tiene más componentes de carácter geopolítico y geoestratégico y sé que hay más actores en el tablero, como por ejemplo Irán. Pero que la cuestión sea más compleja no quiere decir que dejemos de decir lo obvio. Y es que Israel ha ocupado un territorio que pertenecía al pueblo palestino, que lo ha ido minando a lo largo de la historia y que ahora mismo está cometiendo unas atrocidades que, en mi opinión, son evidentemente crímenes de guerra. Un futuro Estado palestino tiene que ser viable, no puede ser solo enunciativo y sobre cascotes y muertos. Hasta ahora la Unión Europea creo que no está siendo valiente”.

Unai Sordo (Barakaldo, Bizkaia, 1972) ejerce la secretaría general del sindicato Comisiones Obreras desde 2017. En un tiempo en el que muchas personas se definen como hechas a sí mismas, él se reivindica como “deudor social”. Alguien que, por ejemplo, como es su caso, ha estudiado en colegio, instituto y universidad públicos. Aunque afirma que se hizo “rojo” en el instituto al padecer y ver injusticias, fue tras trabajar como repartidor de pasteles y más tarde en la industria maderera cuando se hizo sindicalista.

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