Es ya una evidencia que si no tienes un documental no puedes llamarte famoso. El fenómeno tiene motivos evidentes. Por un lado, las plataformas no necesitan públicos amplios en todos sus productos. Muchas veces prefieren incluso rebuscar entre nichos que podían quedarse fuera el radar, y ahí se encuentran los seguidores de algún personaje público.
A la vez, las celebridades cada vez dependen menos de los programas y revistas del corazón y auto gestionan sus vidas como parte de sus carreras. Desde sus cuentas en redes sociales y ahora también desde esos documentales biográficos autorizados blindan ofrecer su mejor cara.
A ello hay que añadir que la existencia de cualquiera cada vez tiene mejor documentación audiovisual desde el nacimiento. Hay imágenes de las infancias, de las casas familiares, o de los primeros pinitos en cualquier habilidad.
Fútbol, pop y fama planetaria
Los dos campos profesionales en los que más destaca este prolífico género son el deporte y la industria musical. Ambos se reúnen en el estupendo documental biográfico de cuatro episodios de Netflix, Beckham.
El título se refiere a David, uno de los mejores futbolistas británicos de todos los tiempos. Pero queda abierto también a Victoria, su esposa, la diseñadora que lleva ahora su apellido, miembro de la banda femenina que más discos ha vendido en la historia, las Spice Girls.
Juntos forman una de esas parejas en la que uno más uno suma mucho más que dos y durante los noventa y dos mil se convirtieron un uno de los matrimonios más famosos del mundo.
Un tipo encantador
El documental consigue pinceladas de autenticidad de la figura de David Beckham. Y se descubre una persona muy agradable capaz de decir de si mismo algo que no se oye todas las décadas: “No se me daba bien el colegio, no era inteligente, lo creas o no”.
Ese candor requiere precisamente un tipo de inteligencia particular, y esa en la que destaca el futbolista. Nunca disimula su atracción por la fama a la que hábilmente vio como una profesión cuando acabase su carrera deportiva. Tanto él como Victoria son directos y salen a por lo que quieren. Ella quería ligárselo así que fue a verle jugar al fútbol, por ejemplo.
Entrevista terapia
Además de repasar con imágenes las carreras profesionales de los protagonistas, el director del trabajo, Fisher Stevens, entrevistó durante 30 horas a lo largo de un año y medio a David y varias veces a Victoria en un ejercicio que terminó teniendo algo de terapia.
Los padres del jugador, su entrenador y también figura paterna Sir Alex Ferguson, compañeros y rivales futbolistas incluido Eric Cantona, Figo o Diego Simeone rememoran algunos episodios ante la cámara.
Cada espectador recordará algunos hechos de los que se cuentan y descubrirá otros. Probablemente, su paso por el Real Madrid, cubierto por la prensa rosa y la deportiva profusamente dejó más huella en nosotros.
Del amor al odio radical de los forofos británicos
Pero el documental también transporta a la audiencia al clima irrespirable, de odio salvaje en el que tuvo que vivir la pareja después de que Beckham se ganara una tarjeta roja jugando con su selección contra Argentina en el Mundial de 1998.
Las tramas principales que recorre el documental están vibrantemente contadas. Tanto esta historia de ascenso y horror entre los forofos del fútbol como las demás que se abordan abundan en momentos emocionantes, interesantes o divertidos.
Un romance verdadero
Así ocurre también con la relación de pareja que forman David y Victoria. Se exploran los fundamentos que unieron tanto que llevan juntos más de 25 años, que en tiempo de famosos deben equivaler por lo menos al doble.
Se pasan por alto los rumores, fuertes, de infidelidad de David mientras era jugador en el Real Madrid, con referencias a una crisis de confianza entre ellos. Sirva de recordatorio de que es un relato de parte. Abordan, eso sí su larguísimo tira y afloja para decidir dónde vivir. Y transpiran una química sana y divertida entre ellos.
Lo que ocurre en el vestuario de un club de fútbol
Buscando entender las decisiones del jugador se dan claves interesantes de lo que ocurre en un gran equipo puertas adentro. Las complicidades y las tensiones que se establecen y que los clubes intentan que no trasciendan.
Dentro de las interioridades de los vestuarios destaca la ruptura entre Beckham y su entrenador en el Manchester United. Sir Alex Ferguson apadrinó a David desde que este tenía 12 años y tras un deterioro en su relación, magníficamente contado, terminaron con una tormentosa ruptura.
No se mandan mensajes de reconciliación, pero el hecho de que Ferguson haya accedido a participar en el reportaje y el que Beckham lo haya querido incluir demuestra que por lo menos ambos honran la profunda importancia que tuvieron el uno para el otro.
Entre unos argumentos y otros, el contenido del documental resulta magro, con ritmo. Cuenta una época, cuenta mundos profesionales interesantes y relaciones entre personajes ricas, llenas de singularidades.
Dirige el Hugo de ‘Succession’
Al otro lado de la cámara también se encuentra un famoso, especialmente para los seguidores de Succession, ya que el director es el actor que interpreta a Hugo, el abogado de cuello estrechísimo, Fisher Stevens. El creador de la serie sobre los millonarios de la familia Roy, Jesse Armstrong, apuntó, quién sabe si en broma, que podría ser el protagonista de una secuela.
Stevens acabó en el proyecto por mediación de Leonardo DiCaprio, que había producido un documental previo dirigido por Stevens. Se trata Planeta Tierra: ¿Somos historia?, de 2016 en el que se proponían medidas contra los efectos negativos del cambio climático.
Acercarse con una mirada limpia
Cuando David Beckham comentó a DiCaprio que buscaba director para un documental sobre su vida éste le insistió en Stevens, quien en principio no estuvo interesado. Según ha contado el director a LeBatardShow no había empezado a seguir la carrera hasta que se integró en el grupo del Real Madrid denominado 'los galácticos'. Tampoco había escuchado a las Spice Girls, (difícil) y temió que le pidieran “lamerles los culos”.
Sus compañeros británicos le pidieron que al menos accediera a hablar con el que consideran una leyenda viva. Así que se conocieron por Zoom durante la pandemia y la sensación de Stevens fue que le eligió precisamente por no tener una imagen preconcebida fuerte acerca de ellos.
Después pudo conocer a Victoria y le pareció divertida. Pensó que lo podían pasar bien y que sería un gran proyecto. Enorme económicamente. Sólo el contrato de Netflix con la pareja protagonista, firmado en 2020, ascendió a 20 millones de dólares según Forbes.
Una vida de montaña rusa
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Fisher Stevens ha señalado que cuando conoció a fondo la biografía de David Beckham le pareció una montaña rusa de bruscas subidas y bajadas y esa ha sido la sensación que ha querido trasladar al documental.
Su veredicto sobre el personaje al que ha retratado es que es una mezcla entre “una madre extraordinariamente cálida y un padre extraordinariamente duro”. La dureza del padre le preparó para sobrevivir a la enorme cantidad de sufrimiento durante su caída en picado tras el mundial de Francia del 98. Pero si un documental debe tratar de captar la esencia del retratado, Stevens opina que David tiene la calidez de su madre.
Los destellos de verdad tampoco pueden ocultar que todo el producto es un negocio y que en Beckham conviven probablemente el hombre afable y el joven que descubrió pronto que su talento deportivo le podía llevar a un mundo de riqueza, famosos y caprichos.
Es ya una evidencia que si no tienes un documental no puedes llamarte famoso. El fenómeno tiene motivos evidentes. Por un lado, las plataformas no necesitan públicos amplios en todos sus productos. Muchas veces prefieren incluso rebuscar entre nichos que podían quedarse fuera el radar, y ahí se encuentran los seguidores de algún personaje público.