'Industry': sexo, drogas y compraventa de acciones
La plataforma recientemente rebautizada como Max acaba de estrenar la tercera temporada de Industry, cuyos episodios irá programando semanalmente. El aperitivo ya emitido muestra una cierta madurez que acompaña la edad creciente de sus protagonistas.
Conocimos la serie británico estadounidense en 2020, cuando se estrenó esta propuesta hipnótica. La primera temporada mostraba el estrés de los novatos en el mundo financiero de la City londinense, concretamente en el banco de inversión ficticio Pierpoint.
Primera temporada ambiental
Teléfonos que no paraban de sonar, realización casi de videoclip, música tecno o conversaciones técnicas que no se entienden bien creaban el clima para contar en pantalla un entorno laboral estresante y claustrofóbico.
Todos los personajes parecen vivir desde entonces entre el pánico a meter la pata y el subidón químico del éxito en los negocios, del dinero, dinero, dinero. Y después del larguísimo día en la oficina, coca, pastillas y sexo de urgencia.
Luz sobre el oscuro sector financiero
El lobo de Wall Street y la serie Billions son algunos de los títulos que logran, como Industry, contar en imágenes una rama crucial de la economía, la financiera, nada fácil, ya que transcurre principalmente analizando datos ante una o varias pantallas.
Con enormes diferencias, en las tres se hace una descripción de la amoralidad del sector. Mas les vale a los personajes no practicar la introspección, un ejercicio altamente peligroso en su mundo. La consigna es avanzar siempre.
El ciclo de la vida de los jóvenes inversores es descrito por uno de ellos en la segunda temporada: “Ten ambición. Consigue algo. Ve a por otra cosa. Consíguela también. Y muere”.
Lejos de la economía productiva
Se pierde prácticamente la referencia de la economía productiva. Da igual lo que se venda o compre, se trata de la tajada que se puede sacar a la transacción. Hay que seducir al inversor o inversora, aguantar hasta que se produzca el mejor precio, acertar sobre el efecto que tendrá la jugada en el mercado. La realidad material de las empresas queda muy lejos.
Apuntalando el cinismo de este sector, la tercera temporada se ceba con la moda de la inversión ética, “una contradicción en sus términos” según uno de los creadores, Mickey Down, ha explicado a Deadline.
Reflexión sobre la industria verde
Se incorpora al reparto en esta entrega Kit Harington, Jon Snow en Juego de Tronos, como un privilegiado y más que ambiguo empresario de energía verde. Se sale por primera vez de la compraventa al mundo de la empresa real, de quien necesita el dinero de los agentes financieros.
El fichaje del actor se produjo porque él mismo se lo pidió a los creadores, Mickey Down y Konrad Kay, al ser fan de la serie. Según ellos ha aportado vulnerabilidad y mucho humor a un personaje que corría un riesgo de quedarse en cliché. Un empresario intelectualizado, hiper formado y que disfruta de increíbles influencias familiares a su favor.
Mujer rica, mujer pobre
La serie sigue manteniendo su carácter coral, pero los dos personajes centrales, que perviven desde la primera temporada continúan en el centro de la acción. Por un lado Harper, una luchadora que viene desde abajo, para quien, según sus propias palabras: “los errores son un privilegio”. Un camaleón, como dicen sus autores. Un personaje ambicioso, capaz de crear vínculos íntimos y de traicionarlos si fuera necesario.
Por otro Yasmin, interpretada por Marisa Abela, una chica rica que lucha por triunfar por sus propios méritos, ansiosa e insegura. Ambas han quedado en una situación crítica al final de la segunda entrega y tienen que reinventarse desde un lugar indeseado.
Meritocracia
Son dos figuras destacadas en un entorno poblado por jóvenes de varias razas y orígenes. Los autores de la serie quieren reflejar un ambiente que conocieron de primera mano y en el que destacan la meritocracia.
Down y Kay se conocen desde los diecisiete años. Se hicieron íntimos y ambos trabajaron en finanzas, Kay nada menos que tres años en Morgan Stanley. Finalmente se dieron cuenta de que no les gustaba el trabajo financiero sino la imagen peliculera que tenían de él.
Escribieron un corto y gracias a la sugerencia de una ejecutiva avispada lo convirtieron en la historia de una hornada de jóvenes que entra a trabajar a una firma y los conflictos a los que se enfrentan.
Drama de relaciones
Un buen punto de partida para el género que los guionistas querían abordar, el drama de relaciones personales. Respecto a su reflejo de un entorno de trabajo, el retrato es demoledor teniendo en cuenta que no hablan de oídas sino que han estado dentro. Un ambiente insano con abusos de todo tipo y una presión al límite.
Mickey Down señala qué esperar de la tercera temporada. Si la primera era tratar de impresionar en la oficina y la segunda la de intentar asentarse, en la tercera es: “Dios, esta oficina puede ser la influencia más corrupta de mi vida y sería mejor para mi y para todos los que me rodean que me apartara” afirma.
Industry está madurando bien. La primera temporada estaba llena de angustia juvenil, la segunda de ajedrez financiero y esta tercera apunta a querer describir algo del mundo económico y social exterior a la oficina.