Miguel Ríos está dando a conocer tema a tema un disco, El blues de la tercera edad, que sacará en marzo o abril de 2021. La canción más reciente del músico es La estirpe de Caín,, con una letra muy pegada a lo que ha pasado en este año que parecía interminable pero se acerca al final.
Lilyhammer, la serie que recomienda a los lectores de Continuará, disponible en Netflix, está protagonizada por otro rockero maduro, Steve Van Zandt, guitarrista de la E Street Band con Bruce Springsteen. Y también en activo. A sus setenta tiene banda propia, Little Steven and the disciples of soul. Una cara y un tupé escultórico conocidos por los seriéfilos de todo el mundo, tras interpretar a Silvio Dante en Los Soprano.
Un gángster elige Noruega para escapar en lugar de cualquier paraíso porque vio unas olimpiadas
“Steve Van Zandt en Los Soprano estaba francamente impecable”, –recuerda Miguel Ríos–. “Era un papel secundario pero él estaba muy bien. Los Soprano no tiene nada que ver con Lilyhammer. Esta es una serie que ya tiene como primer ingrediente el planteamiento, el hecho de que un gángster, en vez de escoger la costa del Mediterráneo o las islas del Caribe para escaparse de la persecución de sus propios excompañeros, escoja Noruega y la escoja además porque vio una vez unas olimpiadas. Ya con ese arranque, la serie no puede ser más que maravillosa”.
Así es, Van Zandt ha cambiado de aires, pero no de oficio respecto al papel que más gloria le había dado. En un programa de protección de testigos va a caer, y por voluntad propia, en la pequeña ciudad noruega que da nombre a la serie, en realidad Lillehammer, una de las más frías del país. “Este arranque es muy disparatado, pero tiene mucha gracia y eso hace muy atractiva a la serie. Tiene gran cantidad de personajes que son típicos de la comedia de género porque en realidad son gánsteres de ocasión, del momento, están formados por el mismo protagonista. Y la imagen de la serie es muy buena. En realidad, si lo comparas con los páramos nevados de Fargo, con sus imágenes desoladas, aquí por mucha nieve que ves siempre hay un puntito de calor, hay un rollito muy familiar”.
Esta serie, que ya tiene unos años –sus tres temporadas se emitieron entre 2012 y 2014–, fue creada por una pareja de debutantes, Eilif Skodvin y Anne Bjornstad, quienes después crearon otra que puede verse en HBO, Los visitantes, para quien quiera profundizar en el conocimiento de la sociedad noruega. El carácter del que han dotado en esta ocasión a ese mafioso americano que sigue siendo quien es contrasta cómicamente con la personalidad civilizada y algo ingenua de los lugareños, famosos sobre todo por los Juegos Olímpicos de Invierno de 1994 que llamaron tanto la atención del protagonista. Algo que aprecia Ríos: “Me gusta cómo está hecha. Sin ser experto, no creo que sea una serie cara, no cómo otras que se han visto, pero la idea de llevarse a un gánster a un sitio como Lillehammer y rodearlo de noruegos, y oír noruego todo el tiempo y tener que estar oyendo ese sonido que es tan diferente a otras series que ves normalmente lo hace bastante atractivo. Es muy desenfadada. Es una serie que ves para desintoxicarte del día, para reírte un poco de lo que se puede inventar alguien, como los guionistas de la serie, y ver lo divertido que es un guitarrista bastante excelente como actor también”.
“Como músico, Steve Van Zandt es un pedazo de artista que no voy a descubrir yo”
Van Zandt brilla con su mirada ladina y desconfiada como actor y lo hace como guitarrista. No hay dudas para Ríos: “Como músico Steve Van Zandt es un pedazo de artista que no voy a descubrir yo. Ahora tiene una banda, The disciples of Soul, que es de esas bandas en las que te gustaría estar porque tiene no sé cuántos guitarristas, dos o tres teclistas, metal a tope y unos coros hechos por unas chicas de color que son el sueño de todo solista. Ahí claramente es un capo. Y como actor, la verdad es que me parece muy bueno, un secundario genial. Y en este caso un protagonista muy bueno, que mantiene el tipo durante toda la serie con la misma intensidad”.
Steve Van Zandt se ha implicado a fondo en la selección de la banda sonora de la serie: “Una de las cosas más atractivas de la serie es la música. La música es cojonuda”. Además, refleja los gustos de Steve, y hay una cosa que me gusta también de la serie y es que en el Flamingo, el cabaré que monta en Lillehammer Johnny Henriksen (nombre que adopta el personaje) actúan unas bandas que son por lo menos muy peculiares, y algunas de ellas muy buenas. Incluso hay actuaciones del propio Steve que son simplemente estupendas”.
Y, dónde otros espectadores se echan para atrás, ante una realidad nueva y extraña, es dónde encuentra el atractivo Miguel Ríos: “Una de las cosas que más me interesó es que los actores no fueran conocidos para mí. Probablemente en Noruega sean ídolos absolutamente inalcanzables, pero le daba mucha credibilidad a los personajes que gente tan patosa, tan poco preparada para acometer las tareas que se les encomendaban pudieran ser tan creíbles en el papel”.
“No me veréis actuando. Soy de lo peorcito que ha dado el séptimo arte”
Uno de los logros que han conseguido las plataformas es que abren nuevos espacios a lo que no es Hollywood. Ya son muy numerosas las series, sobre todo europeas, que entran en las recomendaciones entre amigos, familia o en redes sociales. Gracias a ellas podemos palpar las mentalidades de nuestros compañeros de continente. Miguel Ríos ha atisbado la realidad noruega con esta propuesta: “Noruega es maravillosa. Bueno, no te da mucha gana de irte a no ser que sepas esquiar un poco pero pasar una temporadita por ahí, sí, claro, podría estar muy bien”.
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El cantante granadino no se siente tentado por la actuación: “Como actor no me veréis en ninguna parte porque soy de lo peorcito que ha dado el séptimo arte. Ya hice dos pequeñas intervenciones en mi juventud y fueron suficientes para darme cuenta de que no estoy llamado a ese arte. Ser actor es algo muy difícil. Fingir, y fingir bien, y vivir la vida de tus personajes es algo muy difícil. Yo no lo podría conseguir. Yo, cuando subo a un escenario trato de ser todo lo contrario. Trato de ser lo más auténtico posible, lo más yo posible, lo menos otra persona posible, impostar lo menos posible, así que yo no me veré en eso. No”.
Miguel Ríos vuelve a la música tras un retiro que al final no fue definitivo y está encantado con la reacción del público: “Estoy muy contento de las canciones, con la acogida que están teniendo. Parece que le gustan a la gente y eso para mí es fantástico. La verdad es que después de tanto tiempo sin escribir material nuevo, que sigan interesando a la gente, al público, las nuevas canciones, resulta muy agradable. Ya sabéis que no solo de los grandes éxitos vive el artista”.
De momento son dos los temas que ha presentado el artista con The Black Betty Trio. El mencionado La estirpe de Caín y el que da nombre al disco, El blues de la tercera edad. “El disco que estoy preparando retrata como siempre, las cosas que me pasan a mí o las cosas que le pasan a la gente de mi generación en un momento determinado –señala–. Yo soy un tipo de setenta y seis años que ha ido contando su vida a través de las canciones o los momentos que le ha tocado vivir en esa vida. Y claro, he pasado por muchos estados emocionales y por muchas preocupaciones sociales durante todo este tiempo. Y también me ha gustado mucho ser objeto de la exaltación de la diversión, de pasárselo bien, también de comunicar emociones que tengan que ver con el lado lúdico de la existencia. Este disco, que saldrá sobre marzo o abril, tiene canciones muy variadas y creo que el hallazgo está en el formato que hemos conseguido, el hacer una versión acústica de mi trabajo, no de mis canciones antiguas sino de los nuevos temas. Y me da mucha alegría poder estar haciéndolo todavía, seguir divirtiéndome y poder seguir haciendo cosas que de alguna forma contribuyan a que mis seguidores se sientan mejor”.
Miguel Ríos está dando a conocer tema a tema un disco, El blues de la tercera edad, que sacará en marzo o abril de 2021. La canción más reciente del músico es La estirpe de Caín,, con una letra muy pegada a lo que ha pasado en este año que parecía interminable pero se acerca al final.