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Rosell, patrón de patrones

Jesús Pichel

El patrón de los patronos de la CEOE, Juan Rosell, ha dicho que el trabajo fijo y seguro es un concepto del siglo XIX. Qué de cosas se dicen en tan pocas palabras y qué de cosas se ocultan.

En junio de 1813 las Cortes de Cádiz promulgaron el Decreto CCLXII sobre El Libre Establecimiento de Fábricas. Tal decreto abolía definitivamente el sistema gremial y sobreentendía que patronos y obreros pactarían libremente las condiciones de trabajo, como si estuviesen en condiciones de igualdad.

Sesenta años más tarde, sesenta, en julio de 1873, durante la Primera República, por fin se promulgó la primera ley laboral en España. El decreto Benot, como normalmente se conoce, exclusivamente regulaba el trabajo infantil, prohibiendo el trabajo de niños y niñas menores de 10 años, limitando la jornada a cinco horas diarias a las niñas menores de 14 y a los niños menores de 13, y a ocho horas diarias a los chicos entre 13 y 15 años y las chicas entre 14 y 17. De los adultos, nada de nada; de los salarios, nada de nada.

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A finales del siglo XIX la jornada laboral oscilaba entre las 12 y las 15 horas diarias, siete días a la semana; no existían vacaciones laborales, los trabajadores eran multados si descuidaban su trabajo y, en caso de ausentarse por enfermedad, no cobraban los días no trabajados y debían pagar al médico ellos mismos (si acaso podían, claro está). El despido no estaba regulado, simplemente bastaba la voluntad del patrono para echar a la calle a un trabajador. Así que de trabajo fijo y seguro, nada de nada, y dudo que esa idea se les pasara por la imaginación ni a los patronos ni a los políticos de turno.

Pero quizá lo que el señor Rosell quiso decir, para desprestigiarla, es que esa idea es una antigualla, algo que no es propio de nuestro tiempo, sino de un pasado que ya está superado, ocultando por una parte que el liberalismo es del siglo XVIII, y por otra que de lo que realmente está hablando es de los planes actuales y futuros del neoliberalismo, o sea, del fundamentalismo liberal. Pero lo que realmente oculta el patrón es que es el neoliberalismo lo que nos hará retroceder a los de siempre hasta las condiciones de explotación propias del siglo XIX.

Lo peor de todo es que no van a parar. Desde 1980, todos los presidentes del Gobierno, desde Suárez hasta Rajoy, han venido haciendo reformas laborales, cada una más restrictiva que la anterior en derechos laborales, precarizando el trabajo y abaratando el despido, con la malévola excusa de crear unos puestos de trabajo que realmente nunca llegan. Y por lo que se ve, no tienen bastante, porque la codicia no tiene límites. Jesús Pichel es socio de infoLibre

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