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Cuando España empezó a aprender a enseñar

Un fotograma de 'Las maestras de la República'.

SILVIA HERNANDO / ELENA HERRERA

Lo que nació casi inopinadamente como una serie de conferencias, acabó creciendo en un libro que ya va por la sexta edición y que se hizo mayor como documental, ganador nada menos que del premio Goya. Pero no fue premeditado. Al contrario: la masiva respuesta de un público ávido de conocer una historia dormida en la profunda gruta del olvido fue, más que nada ni nadie, la causante del gran éxito de Las maestras de la República, unas mujeres que, tras casi un siglo de largo invierno, reciben por fin su justo homenaje. "Es muy emocionante", reconoce la directora de la película, de estreno en cines este viernes, Pilar Pérez Solano. “Se han desbordado las salas, ha habido debates, charlas en colegios, presentaciones… La gente nos dice: 'Queremos saber más".

Saber –precisamente– más y compartir ese conocimiento, instruir con nuevas pedagogías en las artes y las ciencias y, sobre todo, formar a personas para serlo, fue la meta que guio el camino de aquellas maestras, mujeres de todas las procedencias que, luchando contra las imposiciones morales de la época, se erigieron en portadoras de los valores de igualdad y solidaridad de la efímera República. Ellas hablaban del "alma" que volcaban en su labor, un término y un ideal que, dice la directora, "es la clave del documental y de su trabajo, es lo que nos está inspirando. La República duró poco, del 31 al 36, pero en ese tiempo fueron capaces de tomar las riendas de su vida y lo hicieron con pocos medios, ya que entonces también salían de una crisis, la del 29, pero con gran entusiasmo. Hicieron una labor maravillosa".

Las bases de un nuevo modelo pedagógicoFrancisco de Luis

, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Salamanca, cree precisamente que fue esa estrechez económica la que, de alguna forma, pudo truncar el asentamiento de la nueva forma de enseñar en la etapa republicana. "La realidad de muchos pueblos era tristísima, el hambre y la pobreza eran la norma. El alumnado desaparecía de la escuela cuando llegaba la hora de recoger la cosecha. Eso es algo que cuentan muy bien las investigaciones sobre las Misiones Pedagógicas, formadas por jóvenes voluntarios que recorrieron el país llevando a los campesinos analfabetos la cultura en forma de teatro, cine, música y libros. Volvían a las ciudades asombrados por lo que habían visto", señala. 

No obstante, De Luis cree que estas mujeres sí contribuyeron a dar un "nuevo aire" al magisterio. "Aportaron libertad, igualdad, pluralidad. Su modelo educativo recibió una incuestionable influencia de la Institución Libre de Enseñanza. El objetivo era pasar de una escuela a la que se iba para leer, contar y rezar a una en la que el niño fuera el centro. Querían romper con ese viejo mundo, acabar con una educación centrada en la capacidad memorística, acercarse a la naturaleza...", señala. La misión de las docentes republicanas, dice este historiador, tiene que ver con el fortalecimiento del papel que la República otorgó a los maestros. "Eran los nuevos sacerdotes laicos, considerados los garantes del cambio social y político", asegura. 

La base ideológica también estaba presente en su modelo educativo. Defendían los postulados de la República, pero eso no quiere decir –a juicio del profesor Francisco de Luis– que fueran socialistas o comunistas. No todas estaban comprometidas políticamente. De hecho, asegura que la mayoría de ellas no estaban afiliadas a ningún sindicato. Muchas participaban en la Asociación Nacional del Magisterio, que se constituyó en Madrid en 1901, y que tenía un cierto carácter conservador. "Las mujeres habían estado muy alejadas de la política", explica, algo que implicaba la imposibilidad de su acceso a la primera línea. 

El camino cortado a la modernidad

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No fueron pocas las republicanas que, inspiradas por una modernidad europea a la que aspiraban, se cortaron el pelo, renovaron su vestuario y marcharon solas con su valentía en la maleta a ciudades y pueblos, algunos perdidos entre montañas donde intentaron insuflar los vientos del cambio. "Se borró su historia deliberadamente: no hay apenas nada escrito", dice Pérez Solano, que recibió el encargo de realizar el documental de FETE-UGT, también editora del libro homónimo e impulsora de los actos originales sobre las maestras. “Mucho de lo que se ha recuperado es también a través de la memoria oral, es increíble cómo se ha silenciado la historia”.

La devastación de la Guerra Civil y el franquismo posterior no solo arrasó con el recuerdo de las republicanas. Antes no dudó en ensañarse brutalmente con ellas, con sus personas y los sueños que albergaban. “Fueron represaliadas porque al nuevo régimen no le interesaban estas mujeres que eran profesionales y libres: no querían que aquello fuera una opción para las niñas". De entre las que de un modo u otro consiguieron zafar el yugo, las –quizá- más afortunadas partieron al exilio. Las que se quedaron no tuvieron otra que agachar la cabeza y callar, ya hasta el fin de sus vidas. Sobre los destinos de estas supervivientes tratará la segunda parte del documental, ya en proceso.

"Muchas sufrieron el exilio en el interior, porque se tuvieron que negar a sí mismas”, avanza Pérez Solano. “En la nueva película vamos a profundizar en algunos de los temas de la primera, y vamos a hablar más sobre la República, los movimientos de renovación pedagógica y en cómo estas mujeres fueron las primeras en defender una sociedad igualitaria”. Que el nuevo proyecto -respaldado por el Goya de este- se encuentre ya en pie no significa, en cualquier caso, que todo hayan sido facilidades. “No nos han llamado 27 productoras: hay que buscar financiación. Sacar proyectos documentales es muy difícil, porque hay muy pocas ventanas, y además se han reducido los presupuestos de las televisiones”, asegura la cineasta. “Pero seguimos adelante, estamos contagiadas del entusiasmo de las maestras”.

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