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Política cultural

El Gobierno promete un nuevo Plan de Fomento de la Lectura

Imagen de archivo de la Feria del Libro de Barcelona.

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El Ministerio de Cultura barrunta un nuevo Plan de Fomento de la Lectura para sustituir al vigente, que data de 2001. Así lo ha confirmado el nuevo secretario de Estado, Fernando Benzo, en la presentación del informe La lectura en España, publicado por la Federación de Gremios de Editores (FGEE), que recoge los cambios en los hábitos de los lectores y en el tejido del sector desde 2008, fecha del anterior análisis.

Benzo ha resumido las tres vías principales de su propuesta: recuperar la lectura "como parte de la formación", como "actividad lúdica" y "desde la legalidad". Lo primero refuerza la idea ya defendida por el ministro Méndez de Vigo de que el nuevo plan estará basado en la educación. Así, el secretario de Estado se ha mostrado a favor de recuperar el tiempo de lectura obligatorio que recogía la anterior ley educativa para la Educación Primaria, sustituida por la LOMCE en 2014. "Igual que ponemos énfasis en que [los alumnos] hagan deporte, hemos perdido eso en la hora de lectura". La mención a la legalidad se refiere al impulso de una nueva normativa antipiratería que el PP prometió durante toda la anterior legislatura.

No ha querido dar muchos más detalles sobre el nuevo Plan, que debe presentarse (aún sin fecha) en el Congreso dentro del programa Cultura 2020, que engloba a todo el sector. Sin embargo, ninguna de esas tres vías hace mención a la inversión pública, culpable directa de uno de los cambios sustanciales que recoge el informe: la caída de las bibliotecas. Entre 2010 y 2014 se perdieron 234 de estos establecimientos, según datos del INE que recoge el documento. El gasto en adquisiciones ha pasado de 1,50 euros en 2009 a 56 céntimos en 2014, lo que ha supuesto un "envejecimiento de la colección". El resultado, según la FGEE, es palpable: en 2014 se realizaron 8,3 millones de préstamos menos que en 2010. 

Desigualdad lectora

Uno de los principales puntos del sector es la paradójica brecha que se abre entre dos grupos cada vez más numerosos: el de los lectores habituales y el de aquellos que no leen "nunca". Aquellos que leen todos los días o una o dos veces a la semana eran en 2009 el 41,3% de la población, y en 2012 eran el 47,2%. Pero los que no han abierto un libro han pasado del 35% al 39,4% en un año, según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas recogidos en el informe. 

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"Se crean dos tipos de lectores", advertía José Antonio Millán, coordinador del informe, "los que están accediendo como locos a los libros en todos los soportes, que leen bien y rápido, y otro bloque que se va quedando fuera de la sociedad del conocimiento". Daniel Fernández, presidente de la FGEE, insistía en que se está creando una "desigualdad lectora": "Tenemos que entender que uno de los mayores fracasos es que la lectura haya disminuido. (...) Necesitamos corregir rápidamente el rumbo". 

La desigualdad continúa siendo, además, sociogeográfica: leen más las mujeres que los hombres, los jóvenes que la tercera edad, los que han tenido acceso a educación superior que los que no, los que viven en áreas urbanas que los que habitan en zonas rurales. En consonancia con esto, la región que más lee es Madrid, y la que menos, Extremadura. Una tendencia que se ve reforzada por la desaparición de bibliotecas (Extremadura perdió 64 entre 2010 y 2014 y Madrid ganó 4) y la distribución desigual de las librerías, reducidas cada vez más al ámbito urbano. 

 

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