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Gasto militar

Las masacres continúan, la venta de armas sigue

Un helicóptero de combate de fabricación estadounidense.

Entre 2010 y 2014, Estados Unidos, Rusia, China, Alemania y Francia fueron, por ese orden, los principales vendedores de armas del planeta. En el mismo periodo, los principales compradores fueron India, Arabia Saudí, China, Emiratos Árabes y Pakistán. Así consta en la última actualización de la base de datos del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri), publicado a mediados de este mes de abril. Según recoge el documento, considerado la Biblia de la venta de armas y de las políticas de defensa, el gasto militar mundial, que venía registrando una leve caída desde hacía tres años, se estabilizó en 2014.

El gasto en armamento sigue disminuyendo en Estados Unidos y en Europa Occidental como consecuencia de los programas de reducción del déficit presupuestario puestos en marcha, que han afectado a los presupuestos militares. Por el contrario, dicho gasto sube, llegando incluso a alcanzar proporciones espectaculares, en Europa Oriental, Asia, Oceanía, África y Oriente Medio. Mientras que en Estados Unidos, el gasto armamentístico cayó un 6,5% (e incluso un 20%, si se compara con los niveles más altos registrados en 2010), ha aumentado un 17% en Arabia Saudí, que encabeza el ranking de Estados que más dinero destinan a armamento.

En términos globales, a pesar de esta nueva redistribución geográfica del gasto, el volumen de las transferencias de armas no ha disminuido, sino todo lo contrario. Durante el periodo 2010-2014, se incrementó un 16% en relación a los cuatro años anteriores.

“Mientras que el gasto militar mundial total se mantiene prácticamente invariable, en algunas regiones, como sucede en Oriente Próximo y en buena parte de África, se sigue registrando un rápido crecimiento que supone una carga cada vez mayor para numerosas economías. Estos aumentos reflejan, en parte, el deterioro de la situación relativa a la seguridad, pero en numerosos casos también son fruto de la corrupción, de los intereses en juego y de regímenes autocráticos”, según constata Sam Perlo-Freeman, director del Programa de Gasto Militar del Sipri.

Sin ir más lejos, el conflicto en Ucrania llevó al país, así como a los Estados vecinos, a ajustar de forma considerable las partidas destinadas a defensa, con lo que en ocasiones se invierte la tendencia, hasta entonces a la baja. Así sucede en Europa Central, los países bálticos y los países nórdicos, tal y como han podido constatar los expertos del Sipri.

Polonia ya ha recibido la mayor parte de los 119 carros de asalto adquiridos a Alemania y ha encargado 40 misiles de crucero a Estados Unidos y 120 cañones a Corea del Sur. Estonia ha comprado 44 blindados ligeros de ocasión a Holanda y a Letonia y otros 123 ligeros de segunda mano a Reino Unido. En cuanto a Ucrania, país que en 2014 ya incrementó por encima del 20% su gasto militar, tiene previsto duplicarlo en 2015. Este año recibirá los 75 vehículos de transporte de tropas de segunda mano que ha adquirido a Reino Unido. Misiles antibuque franceses Exocet y 50 torpedos también figuran entre los encargos recientes.

En el resto del mundo, de 2010 a 2014, India fue el principal comprador de armas, por delante de Arabia Saudí, China, Emiratos Árabes Unidos, Pakistán y Australia. Sus compras representan el 15% de las ventas totales de armas en dicho periodo. El Sipri calcula que en los periodos 2005-2009 y 2010-2014 sus importaciones de armas aumentaron un 140%, siendo tres veces superiores a las de sus vecinos y rivales de la región, Pakistán y China.

Rusia suministró a India el 70% de las armas adquiridas por el país, Estados Unidos el 12% e Israel, el 7%. El hecho de que Estados Unidos figure entre los proveedores de India es algo bastante reciente. Hasta principios de este mismo siglo, el país adquiría muy poco material militar pesado de fabricación norteamericana por razones políticas. La mejora de las relaciones con Washington y las peticiones de los mandos militares, en busca de tecnologías avanzadas, han abierto las puertas del gigantesco mercado indio a las empresas norteamericanas. Incluso se ha llegado a hacer entrega al Ejército indio de aviones de lucha antisubmarianos, considerados muy ofensivos por el vecino Pakistán, cliente tradicional de Washington. El Ejército indio también aguarda la entrega de 22 helicópteros de combate, mientras que Francia, que suministró 50 aviones Mirage 2000 a India, acaba de convertirse en un importante proveedor del Ejército del Aire indio tras firmar un contrato para la entrega de 36 cazas Rafale.

Compras compulsivas

China, que ahora cuenta con una industria de defensa fuerte, ha pasado a depender en muy menor medida de las importaciones, que han caído un 42% desde 2005. El que fuera el principal comprador de armamento en el periodo 2005-2009 –con mucha diferencia y muy por delante de India– ocupa ahora la tercera posición en esta clasificación. Entre 2010 y 2014, Rusia fue su principal proveedor (61%), por delante de Francia (16%) y Ucrania (13%). Los helicópteros constituyen el grueso de las entregas rusas y francesas, y las aeronaves de diseño francés se fabrican en China bajo licencia, lo mismo que los motores de camiones y de aviones, de diseño británico, francés o alemán que equipan los blindados y los aviones de combate made in China.

El fortalecimiento y la modernización de las Fuerzas Armadas chinas, así como el activismo de Pekín en el mar de China y más allá –que preocupan, y mucho, a los países de la región, de Corea a Australia– explican también el fortelecimientodel mercado militar asiático. Singapur adquirió 32 aviones de combate F-15 norteamericanos, tres aviones cisterna Airbus 330; Rusia entregó a Vietnam 24 cazabombarderos Sukhoi; Indonesia compró tanto Sukhois como F-16 norteamericanos y Tailandia, cazas Gripen suecos. Finalmente, Australia se ha lanzado a la modernización de sus Fuerzas Armadas, destinada sobre todo a aumentar su capacidad de intervención lejana. Ha repuntado un 65% si se compara con el periodo 2005-2009, y sus compras recientes –aviones de combate, de reabastecimiento, de transporte pesado, buques de asalto, aviones de alerta temprana– proceden en un 68% de Estados Unidos y de España en un 19%.

Arabia Saudí, segundo comprador de armas del planeta, es un país que no tiene ni la población ni el peso geopolítico de India o China, pero teme verse arrastrado por la espiral del caos sirio e iraquí y aspira a disputar a Irán la supremacía regional. Por ello se ha revelado un comprador de armas casi compulsivo, gracias a su enorme capacidad económica. En menos de diez años, ha multiplicado por cuatro su volumen de compras.

Aunque ya cuenta con un Ejército desmesurado, acaba de comprar 48 aviones de combate británicos, 38 helicópteros de combate norteamericano, 4 de abastecimiento en vuelo y estudia adquirir más de 180 aparatos de combate norteamericanos y británicos y un número indeterminado, pero muy elevado, de vehículos blindados canadienses. Además, Riad y varios de sus vecinos y aliados del Consejo de Cooperación del Golfo –Kuwait, Qatar, Emiratos Árabes Unidos– han recibido o se disponen a recibir de Estados Unidos escudos antimisiles Patriot, destinados a hacer frente a una eventual amenaza iraní.

El minúsculo pero riquísimo Qatar, que en el periodo 2010 a 2014 ocupaba el puesto 46º en la clasificación mundial de compradores de armas, ha decidido acelerar el desarrollo de su Ejército con la compra de 62 carros de asalto y 24 cañones a Alemania, así como 24 helicópteros de combate, 3 aviones de alerta temprana norteamericanos y 2 de abastecimiento a España.

Washington –tras disminuir el ritmo de sus exportaciones de armas a Egipto, al día siguiente de la llegada al poder del general Al-Sisi, en 2014– retomó la entrega de armamento. Ha suministrado a El Cairo 10 helicópteros de combate solicitados por el Estado mayor para combatir a los rebeldes islamistas del Sinaí.

Por contra, Siria –ya sea por falta de medios o por un cambio en las prioridades– ha reducido notablemente sus importaciones de armas. El pedido de 1.000 misiles suelo-suelo iraníes se encuentra en fase de ejecución, pero la entrega de los aviones de combate rusos –Mig 29 y Yak 130– se ha aplazado. Bien es verdad que cuando se bombardea a la población con barriles de explosivos y con chatarra lanzada desde helicópteros o aviones de transporte no se necesitan cazabombarderos.

Irak, otro país en guerra, sobre todo contra el Estado Islámico, ha comprado o encargado un volumen espectacular de armas menos sofisticadas, pero eficaces en la lucha contra la guerrilla: 100.000 blindados ligeros norteamericanos, 50 blindados checos, 18 cañones búlgaros, 15 aviones ligeros canadienses, 500 misiles antitanque alemanes, 43 helicópteros y 5 aviones de combate rusos. Teherán también ha cedido a Bagdad 7 aviones de combate.

Libia, que teme verse involucrada en el conflicto sirio, que ha desencadenado la llegada masiva de refugiados a su territorio, pero que no dispone de medios económicos, ha alcanzado un acuerdo triangular con Arabia Saudí y Francia para modernizar su Ejército de 70.000 hombres. Después de años de negociaciones, que se iniciaron en 2013, Riad se ha comprometido a pagar la factura –3.000 millones de dólares (2.800 millones de euros)– por el armamento suministrado por Francia: 250 blindados ligeros, 7 helicópteros de transporte Cougar, 3 corbetas, cañones César, material de comunicaciones, de reconocimiento y de detección. La primera entrega se produjo la semana pasada en Beirut, en presencia del ministro francés de Defensa Jean-Yves Le Drian.

Francia vendió a 74 países

En África, la lucha contra los yihadistas de Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI), en el norte, y de Boko Haram, en el centro, pero también las rivalidades locales (Argelia-Marruecos) y otros factores menos claramente estratégicos –el peso de la corrupción, los regímenes autocráticos– han provocado un alza espectacular de las importaciones de armas, que han crecido un 45% en la última década. Entre 2010 y 2014, los tres principales compradores fueron Argelia (30% de las importaciones), Marruecos (26%) y Sudán (6%).

Argelia, que en 2014 gastó 11.800 millones de dólares en defensa (frente a los 9.000 que destinó a educación), recibió en 2014 un buque portahelicópteros español, la última entrega de un pedido de 48 sistemas de defensa antiaéreos rusos, y 50 cañones chinos. Ese mismo año encargó dos submarinos y 42 helicópteros de combate a Rusia y 926 blindados ligeros a Alemania. En cuanto a los helicópteros, parecen destinados a combatir a los terroristas de AQMI y demás grupos yihadistas. Por su parte, Marruecos –primer cliente de Francia durante el periodo 2010-2014, cuando compró una fragata y su armamento, así como misiles para los Mirages F-1–, también adquirió misiles suelo-aire a China y 121 vehículos blindados de transportes de tropas, 200 carros Abrams y 24 aviones de combate F-16, a Estados Unidos.

Entre los países del África subsahariana, receptores en los cuatro últimos años del 42% de las importaciones de armas del continente, el principal comprador por delante de Uganda es Sudán, donde casi la mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. Jartum, que mantiene un conflicto abierto con Sudán del Sur, ha adquirido 12 aviones de combate a Bielorrusia, 44 helicópteros de asalto a Rusia y numerosos lanzacohetes a China. Nigeria y Camerún, que deben hacer frente a los fanáticos islamistas de Boko Haram, encargaron y recibieron en 2014 helicópteros rusos y chinos, así como blindados checos, chinos, sudafricanos y ucranianos.

En Europa, donde las importaciones han caído un 36% desde 2005, Reino Unido se revela como el principal comprador de material militar (suma el 14% de las entregas), por delante de Azerbaiyán (13%). En 2013, Londres desplegó su primer avión norteamericano de guerra electrónica sobre Irak, contra el Estado Islámico, y encargó a EEUU 20 misiles de crucero, en sustitución de los disponibles en sus submarinos y que fueron utilizados. En Azerbaiyán, el régimen despótico del presidente Aliyev, que mantiene un conflicto con Armenia sobre el estatus de Nagorno Karabaj, multiplicó por 249 el montante de sus importaciones en el periodo 2005-2009, procedentes en un 85% de su vecino y aliado ruso.

En lo que respecta a Francia, en los cuatro últimos años ha vendido armas a 74 países. El 29% tenían como destino países de Asia y Oceanía; el 21% iban a África; el 20%, a Oriente Próximo; el 16% a otros países europeos y el 14% al continente americano. No obstante, su posición en el mercado internacional de la muerte ha caído un 27% entre 2005-2009 y 2010-2014. Este retroceso se debe a la negativa a suministrar a Rusia el primero de los dos navíos de asalto tipo Mistral encargados por la marina rusa, como consecuencia de la intervención de Moscú en Ucrania.

Si esta entrega se llevara a cabo, según las cifras del Sipri Francia habría sido en 2010-2014 el tercer exportador mundial de armas, por delante de China y Alemania. Aparentemente, el Gobierno francés, que no siempre es igual de escrupuloso al elegir a sus clientes, no ha renunciado a recuperar el tiempo perdido. Los 60 Rafale vendidos a Egipto y a India pueden ayudar en la tarea, aunque contribuyan de forma modesta a la gloria de la “patria de los Derechos Humanos”.

Francia, acusada de vender armas utilizadas contra civiles

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Traducción: Mariola Moreno

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