Buzón de voz
Lo peor de lo de Wert no es Wert
La persona llamada José Ignacio Wert aparenta estar encantada con el personaje Wert. Cada una de sus frases supera en eco y generación de ruido a la anterior. Es el ministro peor valorado del Gobierno, también uno de los que logran mayor notoriedad. Y hay gente en política que daría un brazo por alcanzar ese nivel de conocimiento. Siempre aparece un asesor que explica lo difícil que es darse a conocer y lo "fácil" que puede resultar convertir en positiva una imagen negativa o en simpático al antipático. Lo peor de Wert no es lo que él dice sino lo que el Gobierno hace.
El último escándalo generado por (o a través de) el personaje es el recorte de las becas Erasmus, su defensa de la medida y finalmente la rectificación (provisional) tras la presión recibida desde el propio PP, el Gobierno y la Comisión Europea. Lo que hizo el Gobierno fue colar en el Boletín Oficial del Estado del pasado 29 de octubre una orden ministerial que cambia, sin ningún aviso previo y con el curso ya iniciado, los requisitos exigidos a los alumnos de Erasmus para obtener una ayuda que ronda los 120 euros mensuales. Denunciada la maniobra por estudiantes y familias, Wert continuó en la mañana de este martes defendiendo su medida, y explicándola como una "priorización de las becas de carácter general" y una forma de favorecer a los "estudiantes con menos recursos". Tras mantener un "diálogo" con el presidente Rajoy, la vicepresidenta Sáenz de Santamaría y su colega de Hacienda, Cristóbal Montoro, el ministro de Educación ha anunciado una marcha atrás de carácter "transitorio y limitado". Es decir, asumen que es un disparate cambiar las reglas a mitad de partido (salvando las enormes distancias, es lo que dice la sentencia de Estrasburgo sobre la 'doctrina Parot'). Pero se trata de una marcha atrás "provisional", sólo para resolver el problema de los alumnos que ya están en las universidades de destino. El próximo curso se aplicará la nueva 'doctrina Wert' sobre los requisitos de Erasmus.
No hay rectificación de fondo
Wert hace récord como el ministro del Gobierno peor valorado
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Ni el ministro ni su mano derecha (e izquierda), la secretaria de Estado Montserrat Gomendio, se sienten "desautorizados" por haber tenido que rectificar. Y no es extraño. Más allá del cuajo demostrado por Wert ante las mil polémicas ya generadas, lo cierto es que no hay rectificación de fondo. Ni tampoco de formas, que en este caso también son graves. El Gobierno está asentando ya como costumbre introducir en el BOE medidas que afectan a la gente sin ofrecer la menor explicación previa. Ha ocurrido con los alumnos de Erasmus lo mismo que en su día ocurrió con las ayudas a la dependencia, cuyo recorte no se consideró suficientemente "interesante" como para informar del mismo tras el consejo de ministros. Por lo demás, la capacidad de improvisación de medidas y contramedidas de este Gobierno recuerda aquella exitosa insistencia del PP en calificar a Zapatero como un improvisador cuasi profesional.
En el PP y en el Gobierno hablan de Wert como si fuera un pariente lejano y pesado al que hay que soportar en navidad. Mientras tanto, el Gobierno va enviando al Congreso o colando en el BOE recortes en la educación o ayudas a los colegios que segregan por sexo. Se van aprobando medidas que coinciden con los intereses de la Iglesia mientras se rechazan todas y cada una de las reclamaciones de profesores, padres o sindicatos de la educación. La mayoría absoluta sirve para vender como revolucionaria una Ley de Transparencia más bien oscura y para utilizar la opacidad con el mismo desparpajo.
Mientras Wert entretiene las tertulias y bate récords como trending topic, los datos quedan en segundo plano: en 2011 el presupuesto destinado por el ministerio al programa Erasmus fue de 62,7 millones de euros; para 2014 se han presupuestado 18,1 millones. Es decir que en tres años se ha recortado más de un 70%. Y no es culpa exclusiva de Wert, ni siquiera del Gobierno. La propia Comisión Europea, con su infatigable apuesta por la austeridad, se está cargando lo que ha sido un buen instrumento para construir la idea de Europa y para ayudar a decenas de miles de estudiantes a ampliar experiencias, conocimientos y posibles contactos para su futuro profesional. ¿Es mejorable la gestión de los fondos destinados a las becas Erasmus? Seguro que sí. Pero es mucho más fácil recortar a golpe de BOE y difundir la idea de que los alumnos de Erasmus se dedican (mayormente) al botellón.