Buzón de voz

Aznar y la reinvención de Cebrián

"Si Jesús levantara la cabeza y le mostraran este EPS, se caería de espaldas", comenta alguien que trabajó muy de cerca con Jesús de Polanco, fundador y editor del grupo PRISA fallecido en julio de 2007. El dominical de El País se despachó este domingo de ramos con un perfil de José María Aznar en el que el propio Aznar charlaba relajadamente con este periódico después de catorce años de ausencia, como él mismo se encargaba de recordar: "Sabrá usted -le espeta al reportero- que es el primer periodista de El País que se sienta en ese sofá en 14 años. Es todo un acontecimiento". "Bueno, a ver si se anima y le vemos más a menudo", responde el periodista. "Je, je, je", ríe el expresidente.

El reportaje, titulado 'José María Aznar. La reinvención de un presidente', ocupa la portada y diez páginas del colorín y recoge las andanzas del personaje desde que el 13 de abril de 2004 abandonó el palacio de La Moncloa. Su arranque deja a Cristiano Ronaldo como un tirillas en comparación con Aznar: "Dos horas diarias de ejercicio. Carrera de 14 kilómetros; series de velocidad de 40, 60 y 80 metros; 600 abdominales con lastre en los tobillos en series de 100. Pesas, golf, padel. Con la misma voluntad de hierro con que ha esculpido..." Y por ahí va el relato, de modo que cuando se cuenta que recorre al año más de 400.000 kilómetros, no cuesta nada imaginarlo volando solo con el traje ajustado de Superman. Al saber que cobra 40.000 euros por charla ya se supone que viajará más cómodamente.

"Hablemos de otra cosa"

Hay una pregunta de actualidad política en esas diez páginas: "¿El Gobierno actual sigue el proyecto que usted inició?" La respuesta es para enmarcarla: "Hablemos de otra cosa". Y se habla de otras cosas. De muchas, aunque no de la causa por la que Aznar llevaba catorce años sin hablar con 'El País' ni con la 'Ser', a quienes declaró una guerra abierta en la que no fue menor el papel del entonces juez Javier Gómez de Liaño, que llegó a prohibir en 1997 a Polanco y a Cebrián salir de España y a imponer al editor una fianza de 200 millones de pesetas para evitar la cárcel, acusado de estafa y apropiación indebida. Liaño, hoy abogado defensor de Luis Bárcenas, acabó condenado por prevaricación por el Tribunal Supremo, fue posteriormente indultado por el Gobierno de Aznar y finalmente el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó que no había tenido un juicio imparcial. 

No parecería descabellado interesarse en este momento por las opiniones de Aznar sobre el caso Bárcenas. Ni una mención. Cabe recordar que Aznar tiene puesta una demanda en los juzgados contra El País por violación de su derecho al honor tras las informaciones del diario acerca de los sobresueldos en el PP. Incluso amplió esa demanda pocos meses después, mientras el partido de Rajoy retiró en noviembre la que había interpuesto.

Quien firma el perfil tiene una trayectoria profesional intachable, de modo que hay que mirar hacia arriba para buscar explicaciones. El periódico líder atraviesa un periodo de transición desde el pasado 18 de febrero, cuando Cebrián anunció el cese de Javier Moreno tras ocho años en la dirección y el nombramiento de Antonio Caño como sustituto, tras conocerse un informe redactado por este último a petición del propio Cebrián sobre la salud del periódico y los errores del equipo directivo. El relevo no se ejecutará hasta el próximo 4 de mayo, aunque ya se han conocido distintos nombramientos. Lo cierto es que quien lógicamente manda en el periódico en esta etapa convulsa y toma las decisiones es Juan Luis Cebrián, por otra parte la misma persona que se ha mantenido al timón desde la fundación del diario, entonces como director y ahora como presidente de El País.

Los resortes del poder

Como diría Luis María Anson, participante confeso de aquel llamado Sindicato del crimen que unió esfuerzos para sacar del Gobierno a Felipe González tras los crímenes de los GAL y el escándalo de los fondos reservados, no se hablaba este lunes de otra cosa en los círculos políticos de la 'corte' madrileña. A nadie se le escapa que el cambio en la dirección de El País tiene todo que ver con la situación de endeudamiento de PRISA y su dependencia de los acreedores, grandes bancos y fondos de inversión (algunos ya directamente accionistas), cuyo interlocutor y referente ha sido Cebrián desde el fallecimiento de Polanco hace siete años. Los poderes económicos y financieros nunca se han distinguido por su identificación con el pensamiento socialdemócrata, pero sí por su capacidad para influir y condicionar al poder político de cualquier signo.

Del mismo modo que Pedro J. Ramírez argumenta su destitución en El Mundo como resultado de la confluencia de intereses del Gobierno de Rajoy y de los grandes "del Ibex-35", se ha interpretado el cambio en El País en esa misma clave. El mapa mediático, azulado desde siempre en este país, viene adquiriendo un tono azul gaviota cada día más intenso. ¿Pero tanto como para que El País no sólo cuide a Rajoy sino para que cante alabanzas de Aznar? ¿No tendrá que ver con la posición del expresidente como consejero del Grupo Murdoch o como asesor de sociedades españolas y multinacionales? ¿Retirará Aznar la demanda interpuesta contra el periódico después de esta amigable charla?

En un país aficionado a las teorías conspiratorias siempre hay argumentos para engordarlas. En el propio periódico hay quien recuerda que el inminente nuevo director fue de los pocos directivos que justificaron la intervención en Irak que marcó la segunda legislatura aznarista; o una de las pocas firmas que elogiaron la estrategia de la Guerra global contra el terrorismo impulsada por Bush y aplaudida sin descanso por Aznar, que presume de mantener a día de hoy una fraternal amistad con el expresidente de EEUU, y con Tony Blair, y con Clinton...

Lo único cierto es lo que está negro sobre blanco bajo una cabecera que el 4 de mayo cambiará de director, pero cuya dirección sigue y seguirá siendo responsabilidad de Juan Luis Cebrián, quien se ha atribuido recientemente la defensa de los "valores de la transición" y a quien se atribuye la paternidad de ese raca-raca favorable a una posible Gran Coalición PP-PSOE, última herramienta de ese consenso marmóreo tan del gusto de monarcas, militares y acreedores. 

 

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