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De la fosa al panteón más de 75 años después

Interpretación del 'Canto de los Pájaros' de Pau Casals durante el acto.

"Había un alcalde, un abogado, algún secretario de Ayuntamiento... aunque la mayoría ejercían como jornaleros del campo. Todos eran jóvenes y su único delito fue su militancia en el PSOE o en Izquierda Republicana o su cercanía a los sindicatos UGT o CNT". José María Rojas, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aranda de Duero (Burgos) glosa los perfiles de los 129 represaliados del franquismo en el verano de 1936 que fueron enterrados dignamente este sábado en el cementerio de la localidad. Todos eran republicanos y fueron asesinados en zona rebelde pese a que el frente no estuvo cerca de la capital del bando golpista en Burgos. 

Los 129 restos inhumados, que descansan ahora en un panteón municipal, corresponden a cuerpos recuperados en las fosas de Milagros, Gumiel de Izán, La Horra, Ventosilla y Villalba. Estos enterramientos clandestinos han sido exhumados por el equipo del Francisco Etxeberria, que lleva 10 años abriendo fosas. En este tiempo, junto a su equipo, ha exhumado alrededor de 5.000 cuerpos de represaliados del franquismo. De todos ellos, los investigadores sólo han logrado identificar a tres personas. Según explicó Rojas, los restos de uno de ellos, Antonio Panizo, fueron entregados durante el acto a su sobrina nieta.

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La ARMH de Aranda continuará intentando cerrar el círculo de la identificación de estas personas. Sin embargo, asumen que será complicado porque los análisis genéticos son caros y para el año que viene el Estado no prevé gastarse ni un solo euro en la reparación de la memoria de los represaliados. El proceso de indetificación ronda los 400 euros si el cotejo de la saliva del familiar vivo coincide a la primera con la muestra de ADN. Y eso no ocurre siempre.

La falta de fondos ha provocado también que se hayan reducido las investigaciones históricas previas, muy útiles a la hora de recabar datos que facilitaban las identificaciones. "Antes se podía indagar en archivos para rastrear posibles enfermedades o situaciones especiales de la vida del represaliado que simplicaba la búsqueda de la identidad de estas personas, pero eso cuesta dinero. Y ahora no hay", lamenta Marco González, vicepresidente de la Asociación que puso en marcha Emilio Silva y que ha contribuido a la apertura de más de cuarenta fosas del franquismo. 

Sólo en la comarca de Aranda de Duero las familias han recuperado durante los últimos diez años alrededor de 480 cuerpos, pero se tiene constancia de la existencia de más de 600 personas desaparecidas.

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