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Las consecuencias del 24-M

Rajoy se pone al frente de la 'renovación' del PP

Reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP este jueves bajo la presidencia de Mariano Rajoy.

Al final, la renovación era él. El presidente del Partido Popular y del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció en la tarde de este jueves una serie de cambios en la cúpula del partido en la que no pasan inadvertidas dos cuestiones. La primera, que quiere estar más pendiente del día de día del partido, por lo que acudirá a las reuniones del comité de dirección de todos los lunes, los llamados maitines de la época de José María Aznar. La segunda, que pone a Jorge Moragas, su jefe de Gabinete en la Moncloa, como director de campaña. En una legislatura en la que la desconexión Génova-Moncloa ha sido un secreto a voces en el partido, el propio Rajoy y uno de sus hombres fuertes se erigen en puente a pocos meses de las generales.

El presidente del Partido Popular comunicó al Comité Ejecutivo Nacional los cambios en la dirección del partido. A nivel estructural, las vicesecretarías pasan de tres a cinco. Y se mantiene la secretaría general. En cuanto a renovación, salen dos dirigentes –Carlos Floriano y Esteban González Pons– y entran tres caras nuevas.

El vicesecretario de Organización y Electoral, Carlos Floriano, que ha sustituido a Cospedal en las ruedas de prensa de los últimos meses, es apartado. Pero la número dos del partido continúa con un equipo retocado.

El puesto de Floriano como vicesecretario de Organización lo ocupará Fernando Martínez Maíllo, presidente de la Diputación de Zamora. Es un hombre del círculo de máxima confianza de Rajoy. 

Javier Maroto, muy próximo al ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, entra como vicesecretario de Sectorial, un área de nueva creación. Maroto ha sido alcalde de Vitoria y el pasado sábado perdió el Ayuntamiento tras pasar al PNV

La catalana Andrea Levy se responsabilizará de Estudios y Programas, vacante que deja Esteban González Pons. Y Pablo Casado asumirá la Comunicación, un área que ya desempeñó en la campaña, pero de nueva creación a nivel global. El PP ha asumido que tiene un problema de comunicación y considera que un área específica será clave para cubrir este agujero.

Javier Arenas sí resiste, se queda en su vicesecretaría, renombrada de Autonomías y Ayuntamientos. 

Sin coordinador

Mucho se había especulado en los últimos días con la posibilidad de que Rajoy recuperara la figura del coordinador general para el partido, un área que en su día ocupó Ángel Acebes. Pero no ha sido así. Ha optado por incorporar a la dirección de la formación a una de las personas que mejor le conocen y que más horas pasa con él. El nexo entre la Moncloa y Génova queda representado por Jorge Moragas, jefe de Gabinete de Rajoy. Él será su jefe de campaña.

Rajoy anunció, además, que él presidirá todos los comités de dirección de los lunes.

En su intervención ante el Comité Ejecutivo [léela aquí en PDF], el presidente de PP situó la crisis económica y los casos de corrupción como las dos causas de la caída electoral de su partido en las pasadas autonómicas y municipales de mayo. "Nuestro voto se ha perdido claramente por el centro y sobre todo por la abstención", explicó. "Hemos pagado un precio altísimo por el comportamiento de algunos a quienes considerábamos nuestros compañeros", añadió el jefe del Ejecutivo, quien admitió que no han sido suficientes para ganar la confianza de los ciudadanos "todas las medidas" que se han aprobado contra esta lacra.

Rajoy anunció además que antes de que acabe el mes de septiembre el Ejecutivo presentará en el Parlamento el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado, desinflando así cualquier escenario de elecciones anticipadas. Además, comunicó que los días 11 y 12 de julio se celebrará una Conferencia Política, en la que se fijarán las líneas básicas del programa para las elecciones generales. Y se mostró, en otro momento de su intervención, contrario a adelantar los congresos regionales del partido, como han solicitado algunos presidentes autonómicos, entre ellos Esperanza Aguirre.

Antecedentes

El presidente del partido y del Gobierno, alérgico a los cambios tal y como ha demostrado en los últimos años, intenta con el anuncio de este jueves que el PP y el Ejecutivo lleguen en mejores condiciones a las elecciones generales de finales de año, una cita a la que piensa concurrir como candidato. 

Pero le ha costado. Ni siquiera el 25-M, un día después del descalabro en las municipales y autonómicas, Rajoy, que compareció ante la prensa tras reunir al Comité Ejecutivo Nacional del PP, reconoció abiertamente que no pensaba hacer ningún cambio. Cerrado en banda en que su partido había sido el más votado, dejó boquiabiertos a los barones regionales que acababan de perder su poder –ninguna mayoría absoluta– y también a los alcaldes. Perder 2,4 millones de votos en las municipales era como para tomárselo en serio, consideraban. Primero, lo hicieron en privado y, un día después, barones como Alberto Fabra (Comunidad Valenciana), Luisa Fernanda Rudi (Aragón) o José Ramón Bauzá (Baleares) anunciaban que daban un paso atrás y que lo ocurrido el 24-M merecía una importante reflexión interna.

Pero el más contundente fue Juan Vicente Herrera, presidente de Castilla y León y de los conservadores castellanoleoneses, que reclamó a su jefe de filas "mirarse al espejo"

En el PP interpretan que fue este tipo de mensajes los que llevaron a Rajoy a repensar y a considerar que quizá podía hacer una serie de ajustes que le permitiesen, a su vez, calmar las aguas internas y llegar en mejores condiciones a unas elecciones generales en las que se la juega. Y a partir de ese momento, llegó el goteo de declaraciones en su boca y, a veces contradictorias entre sí. La más contundente la dejó por escrito en su cuenta de Twitter

Con este tuit como referencia, sorprendió que días después se quejara de que quizá se estaban generando demasiadas expectativas sobre los cambios.

"Lo único importante es dejar claro que las políticas no se van a cambiar y que, como no se van a cambiar las políticas, pueden sacar las consecuencias que quieran", sostuvo el pasado día 11.

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Y se justificó a sí mismo: "Yo, desde luego, las expectativas no las he generado". Una frase que quienes le conocer bien interpretaron de la siguiente manera: el Gobierno se iba a tocar ligeramente y el mayor cambio iba a producirse en el partido.

No obstante, todas las fuentes consultadas llevan semanas coincidiendo en que un cambio de caras es necesario, pero que el partido necesita sobre todo un giro en el discurso para presentarse más cercano a los ciudadanos, más amable. Es a lo que hace unos meses el vicesecretario de Organización y Electoral, Carlos Floriano, se refería cuando señalaba que el PP le había faltado "piel".  

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