Memoria histórica
Martín Márquez no consigue descansar en paz
"Verdad, justicia y reparación", dicen. Pero el asesinato es irreparable. Ochenta años después del golpe de Estado y del inicio de la espiral criminal, ¿cómo buscar justicia? Y en cuanto a la verdad... La familia de Martín Márquez sabe algunas cosas sobre la verdad, entre otras que puede ser tan escurridiza como la justicia. Su historia –la del propio Márquez, asesinado y deshonrado; y la de sus descendientes, buscando sus restos y su resarcimiento– es la historia desoladora de la impotencia de las víctimas del franquismo. "No nos rendiremos nunca", advierte Manuela Márquez, su nieta, aunque la voz suena algo cansada.
Martín Márquez Navarro, último alcalde republicano de Cuevas del Almanzora (Almería), miembro del PSOE y de UGT, fue fusilado sin juicio digno de tal nombre el 1 de julio de 1939 y arrojado a una fosa común, con alrededor de 370 víctimas más, en el cementerio de Almería capital. Cinco hijos quedaron huérfanos y una mujer, embarazada de mellizos, viuda.
Aunque la muerte es siempre estación de destino, también puede ser inicio de calvario. El régimen dictatorial naciente se empleó a fondo en la represión económica de la familia. El Tribunal de Responsabilidad Políticas solicitó informes "de máxima objetividad" a la Parroquia de Nuestra Señora de las Nieves y al alcalde accidental, Gonzalo Pérez. El primero salió sin firma de ningún párroco concreto, con lo que nadie dio la cara por su oprobioso contenido. La parroquia da fe en su informe del fusilamiento del alcalde y lo ubica como miembro del Frente Popular, igual que dos de sus hermanos. Luego, sin una sola prueba, afirma: "Incautóse de fincas de personas desafectas a aquel régimen".
Un "indeseable", según la parroquia
Este formulismo, en rigor una condena por ladrón, validaba el expolio por parte del régimen de cuantos bienes pudieran localizársele a la familia. Concebidos para arruinar y desmoralizar a las familias de los vencidos, los tribunales de responsabilidades políticas solicitaban informes "objetivos" de gobernadores civiles, falangistas y sacerdotes para aquilatar sus condenas post mortem.
Por si esto no fuera suficiente contra Martín Márquez, añadía el cura: "Fue expulsado de Estados Unidos como indeseable, viniendo antes de la proclamación de la República, enrolándose en el Partido Socialista y dedicándose apenas llegado a perturbar en todos los órdenes haciendo una gran campaña propagandística".
"Justamente" fusilado, según el alcalde franquista
Si el informe de la Iglesia evidenciaba rencor hacia Márquez tres años después de su muerte, el del alcalde accidental era menos riguroso aún en la pretensión de "máxima objetividad". Tras imputarle, de nuevo sin pruebas, un crimen de asesinato, el informe oficial define a Márquez como "despreciable sujeto condenado justamente a muerte". En cuanto a la posibilidad de rapiñarle las supuestas riquezas adquiridas durante su periodo como alcalde, el informe del alcalde enfría cualquier expectativa: "No se le conocen bienes". Con aquellos informes y condenas carga todavía el Estado español.
La invalidación de los actos de los juzgados de responsabilidades políticas es una de las reclamaciones más insistentes de las asociaciones de víctimas del franquismo. Pero no es ahí donde ponen el acento Manuela y Ana María, nietas de Martín Márquez. Tampoco en el resarcimiento por la persecución y vigilancia que sufrió la familia en Barcelona, adonde huyó la viuda, Isabel Peñuelas, tras el asesinato de su marido. Donde han puesto todo el énfasis Manuela y Ana María es en encontrar el cuerpo. Los restos. Manuela no ofrece una explicación muy detallada de los motivos por los que quiere recuperarlos, 77 años después. Tampoco hace excesiva falta, por supuesto. "Es muy importante", resume.
Dos nietas de 60 y 42 años
Quizás Manuela (60 años) y su hermana Ana María (42) jamás encuentren estos restos, una voluntad de su padre, Agustín, de 90 años. Lo cierto es que parece cada vez más improbable. El hombre asesinado, mancillada su memoria por las instituciones nacionalcatólicas victoriosas, no aparece. Y lo peor: un informe oficial concluye que puede no aparecer nunca. Por el camino ha quedado Alfonso, hermano de Agustín e hijo de Martín Márquez, ya muerto, que fue uno de los más activos en la batalla por recuperar los restos. Manuela y Ana María juegan con el tiempo en contra.
"Empezamos con esto en 2002, pensando que sería posible, que no tenía por qué ser imposible. Pero todo han sido problemas", lamenta Manuela. Al principio sólo querían saber qué había pasado con su "yayo", o "perfilar quién era esa persona de la que, durante tanto tiempo, en su familia temía hablar", según explica, a partir de entrevistas con las nietas, el informe encargado por la Junta de Andalucía tras el fracaso de la exhumación en 2014. “¿Sabes aquello que dices: hay una puerta que nunca puedes abrir?", le explican Manuela y Ana María al autor del informe, Óscar Rodríguez Barreira, doctor en Historia Contemporánea de la Universidad de Almería. Las nietas querían abrir esa puerta misteriosa.
"Un abuelo campesino muy bueno y muy alto"
En 2012 Manuela y Ana María empezaron a viajar de Barcelona a Almería, con la única certeza de que habían tenido "un abuelo campesino que era muy bueno y muy alto", al que habían matado antes de la emigración familiar a Barcelona. La primera búsqueda en el Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora fue infructuosa, porque había que cursar una solicitud formal para consultar los libros municipales. El nombre tampoco estaba inscrito allí. Los primeros acercamientos se encontraron con una mezcla disuasoria de burocracia normativa y desidia de algún trabajador.
¿Qué ocurría? ¿Por qué no había rastro? Pasó tiempo antes de descubrir que había sido inscrito en el Registro Civil como Martín Vázquez, no como Martín Márquez. Así es la historia de Márquez: la calamidad llega también en forma de mala suerte.
Un señor de Villaricos "del otro bando"
Las nietas se entrevistaron con hijas del maestro que dio clase al "yayo", con un señor de Villaricos –"del otro bando"– que lo conoció... Las pesquisas continuaron desde Barcelona, telefónicamente. El PSOE, UGT, el Defensor del Pueblo Andaluz, los activistas y defensores de la memoria histórica Emilio Silva y Cecilio Gordillo... En las asociaciones de memoria histórica de Almería se toparon con el contratiempo de algunas reticencias para realizar una excavación, que se convierte en la prioridad de las nietas. "Yo quiero los restos, no un monolito", explica Manuela. Respeta a los que, a su juicio, se conforman sólo con un monolito. Pero ella quiere exhumar.
La lucha por exhumar siempre ha sido paralela al proceso de reconstrucción biográfica. Para éste se dirigieron al Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, a los archivos militares de Ávila y Guadalajara, a los archivos de las fundaciones Largo Caballero y Pablo Iglesias, etc. En el Archivo Histórico Provincial de Almería descubrieron que su abuelo había sido alcalde de Cuevas. "Más tarde [...] descubrieron que su abuelo había sido fusilado en el Cementerio de San José de Almería. Estos descubrimientos las animaron a realizar un nuevo viaje a Almería a fin de agradecer la ayuda de estos trabajadores [del Archivo Histórico Provincial]. Ese viaje también se aprovechó para visitar Cuevas dell Almanzora. Una vez allí, esta vez sí pudieron consultar las actas del Ayuntamiento. En ellas pudieron ver intervenciones en los plenos del Ayuntamiento de su deudo", narra el informe encargado por la Junta.
No a un simple templete
Manuela y Ana María habían abierto aquella puerta misteriosa que no debían abrir. A partir de ahí coge vuelo la pretensión de las nietas de sacar a su abuelo de la fosa común. Pero hay dificultades. Las principales las encontraron en el Ayuntamiento de Almería, explica Manuela.
Conocidas por los medios locales fueron las públicas disputas de la familia con el entonces alcalde, Luis Rogelio Rodríguez Comendador (PP), por lo que las nietas consideraban trabas a su pretensión. Manuela y Ana María llegaron a denunciar públicamente la intención del Ayuntamiento de resolver la cuestión con un templete en homenaje a las víctimas de la Guerra Civil en el terreno bajo el que se cree que están las víctimas.
En Ginebra ante la ONU
Las nietas llegaron a exponer su caso ante el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias, organismo vinculado a la ONU con sede en Ginebra (Suiza). Allí explicaron que mientras el cuerpo de su abuelo no aparezca, se está cometiendo un delito imprescriptible. La aparición de la ONU precipitó movimientos políticos y la adhesión de otros familiares cuyos cuerpos podrían estar enterrados en el Cementerio de San José. En 2012 las nietas lanzaron una página en Facebook para agitar el debate, ante la impotencia por las dificultades para acometer la excavación.
Y llegó al final la noticia deseada. En 2013 la Junta de Andalucía (PSOE-IU, entonces) autorizó el inicio de los trabajos. El Ayuntamiento (PP) dio el visto bueno a los trámites administrativos. La excavación empezó en noviembre de 2014, a solicitud de los familiares de Martín Márquez y de otros cinco familiares, entre ellos Sebastián García, un jornalero de la CNT; Francisco Alcaraz, apodado El Guapo, un herrero de la UGT; Torcuato Ortega, El Candiles, alcalde de Gádor, etc. Pero los resultados fueron frustrantes. "Ellas esperaban algo, tras 14 años de búsqueda. Y ha sido muy decepcionante", explica el investigador Óscar Rodríguez Barreira, que entrevistó a las nietas para su informe.
Inhumaciones de fetos y recién nacidos
Lo que ocurrió con la búsqueda fue que, a la semana de iniciados los trabajos, aparecieron los primeros restos: un cuerpo reposado en posición lateral hacia la izquierda y los restos de un bebé. Todo apuntaba a que la fosa había sido reutilizada con enterramientos de caridad e inhumaciones de fetos y recién nacidos muertos. El resto de trabajos tampoco arrojó resultados positivos. Un nuevo testimonio, de un trabajador del cementerio, apuntó entonces a que "las fosas habían sido desalojadas en diferentes ocasiones", según la investigación encargada por la Junta. Las nietas de Martín Márquez solicitaron que se abriera la fosa donde, están convencidas, se encuentran los restos de su familiar. Pero "todas las evidencias empíricas recogidas confirmaban la teoría de que las fosas de la postguerra habían sido removidas, reutilizadas y amortizadas posteriormente", señala el informe. Además, el punto exacto donde apuntan las Márquez "tenía el problema añadido de que se encontraba debajo de unos nichos". "Esta circunstancia encarecía muchísimo la excavación", señala el informe.
En marzo de 2015 acabó definitivamente el intento frustrado. Ahí están ahora las fichas sobre el tablero, con la partida bloqueada. Dos nietas, convencidas de que su abuelo está ahí, en un lugar no excavado. La Administración, convencida de que se ha hecho todo lo posible y de que tiene pruebas que indican que no está en ese lugar, donde además sería técnicamente muy difícil buscar. "No lo damos como caso cerrado. Hemos recabado ADN del padre [de Manuela y Ana María] a través de la Universidad de Granada. Siempre puede aparecer un nuevo testimonio, algo que cambie las cosas...", señala Javier Giráldez, director general de Memoria Democrática.
Un informe tras el fracaso
Recientemente se ha hecho público el informe encargado por la Junta al investigador Óscar Rodríguez tras el fracaso de los trabajos de excavación. "Las fosas en las que se encontraban los restos de las víctimas de la represión de postguerra fueron removidas y exhumadas entre finales de los años 40 y los 50, si bien no parece existir constancia escrita de estos trabajos", dice el informe en sus conclusiones. "Los restos óseos de las víctimas de la represión franquista se encuentran, muy probablemente, en el osario general del cementerio. Estos restos se abandonarían allí sin separar ni distinguir unos de otros. Así, identificar concretamente cualquiera de los cuerpos resultaría una tarea extremadamente difícil, si no imposible", añade la investigación,
Las fosas con los cadáveres "fueron removidas y exhumadas entre los años 40 y 50". "Los trabajos no sólo se realizaron a espaldas de los familiares de las víctimas sino, incluso, impidiendo que éstas pudieran intervenir en los mismos", señala el informe, que destaca que las múltiples dificultades afrontadas por la familia de Martín Márquez durante más de 14 años han desarrollado en la misma una actitud "suspicaz".
"Nulo respeto" por los restos de los perdedores
En efecto, Manuela es suspicaz. Directamente cree que falta interés por buscar donde está convencida que está su abuelo, debajo de unos nichos. ¿Sería posible? "El esfuerzo técnico y económico es mayor, pero, si hay una adecuada documentación, puede hacerse", señala Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.
Marco González, vicepresidente de esta asociación, con experiencia en multitud de excavaciones, califica de "frecuente" la presencia de enterramientos de caridad sobre antiguas fosas comunes, y subraya el "nulo respeto" con el que los restos de los perdedores asesinados fueron tratados por el régimen. Su descanso en paz, el sagrado respeto a las cadáveres: nada de eso importó.
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"Una aguja en un pajar"
"En un osario general, además sin ningún tipo de distinción de unos y otros huesos, con todos los restos mezclados, encontrar ahora a un familiar en concreto... Es como buscar una aguja en un pajar", afirma el investigador Óscar Rodríguez.
"La búsqueda tiene que seguir. No han picado donde tienen que picar", afirma Manuela, que cree que la Junta "se quedó a las puertas". "Se puede intentar" buscar bajo los enterramientos nuevos, sostiene, desconfiada de los indicios que apuntan a que allí todos los restos se sacaron hace ya más de 60 años. ¿Pero cómo buscarlos? "No sé cómo se hace. Yo no sé. Pero si en Barcelona han hecho el AVE debajo de la Sagrada Familia, esto se puede hacer, ¿no?". Y añade: "Si tenemos que ir a la justicia argentina, iremos". Contra toda evidencia, no se rinde.