Rajoy fracasa en su primer intento de ser investido presidente

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, regaló hoy a las hemerotecas la imagen que lleva meses tratando de evitar: la de su derrota en una votación de investidura en el Congreso de los Diputados. Al filo de las 20.10 horas de la tarde, la presidenta de la Cámara, Ana Pastor, leía el veredicto después de que los diputados votaran de forma nominal y en voz alta: 350 votos emitidos, 17o a favor y 180 en contra. Abstenciones, cero.

El presidente del Partido Popular llegaba a la Cámara con 170 escaños comprometidos a su favor: los 137 de su grupo, los 32 de Ciudadanos y el de Ana Oramas, de Coalición Canaria. Y no logró arrancar ni uno solo más. De hecho, el debate que precedió a su votación fue una clara muestra de que las posturas están cada vez más enfrentadas y que va a ser muy difícil que Pedro Sánchez se mueva del "no es no".

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Tras esta votación, el viernes, 48 horas después, los parlamentarios volverán a evaluar la idoneidad de Rajoy como candidato a la Presidencia del Gobierno. Salvo sorpresa mayúscula, Rajoy volverá a correr la misma suerte. Este miércoles el jefe de los conservadores necesitaba mayoría absoluta –176 diputados– para ser proclamado presidente del Gobierno. El viernes, le bastaría con mayoría simple. Este matiz, no obstante, no parece que vaya a ser determinante para que Rajoy evite otra derrota. Salvo Albert Rivera y Oramas, uno tras otro, todos los portavoces del resto de formaciones del arco parlamentario, advirtieron al presidente en funciones de que no iban a facilitar su permanencia en el palacio de La Moncloa.

¿Elecciones en diciembre?

El único avance que ha supuesto esta sesión de investidura tiene que ver con la activación del reloj parlamentario de cara a unas nuevas elecciones. Si antes de dos meses sus señorías son capaces de ponerse de acuerdo sobre un candidato, el reloj se para y el paso siguiente, tras la investidura, será el de la formación de Gobierno. Si el reloj sigue en marcha, tras dos meses sin presidente del Ejecutivo, las Cortes serán disueltas y se convocarán nuevas elecciones. Serían las terceras en menos de un año y, con la ley en la mano, tendrían lugar el 25 de diciembre: día de Navidad.