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Primarias del PSOE

Díaz, Sánchez y López: tres relatos y tres estilos para dar la batalla por el poder en el PSOE

Susana Díaz, Patxi López y Pedro Sánchez.

Ibon Uría

Quedan dos meses para las primarias, pero desde este domingo nada será igual en el PSOE. La presentación de la candidatura de Susana Díaz a la Secretaría General, largamente esperada, es el pistoletazo de salida definitivo a semanas de lucha por el poder en el partido. Da igual que el proceso no esté aún convocado formalmente: tras el salto al ruedo de la presidenta andaluza todas las cartas están sobre la mesa. Este lunes la gestora convocará un Comité Federal para el próximo sábado, que aprobará el calendario oficial de las elecciones internas y el congreso. Entonces todo quedará en mano de los aspirantes y sus equipos.

Díaz, Sánchez y López son compañeros de partido, claro, pero sus estilos no pueden ser más diferentes. Tampoco sus relatos ni sus estrategias. La presidenta andaluza se presentó este domingo como la auténtica heredera de la ortodoxia socialista, como la candidata de las esencias del PSOE. "100% PSOE", proclamó. El ex secretario general, por su parte, es ahora el adalid de las bases y el defensor de la izquierda frente a quienes abogaron por la abstención en la investidura de Rajoy. Y el exlehendakari, finalmente, se aferra a la bandera de la unidad interna y la concordia para seguir en la carrera por el puesto de mando de Ferraz.

infoLibre repasa a continuación cómo anunciaron su candidatura los tres aspirantes a dirigir el PSOE:

Los tiempos

El sábado 14 de enero, el Comité Federal del PSOE aprobó un calendario político que puso fecha al 39º Congreso: será el 17 y 18 de junio. En realidad no lo convocó, pero marcó la data en el calendario ante las crecientes quejas por el retraso del proceso. Completado ese trámite, Patxi López abandonó Ferraz con una sonrisa y entre bromas con los periodistas, y no esperó siquiera 24 horas para anunciar su candidatura: a primera hora de la tarde convocó a la prensa, y el domingo a mediodía anunció que daba el paso: "Una vez que ayer el Comité Federal aprobó el calendario, he decidido presentar mi candidatura a la Secretaría General del PSOE".

En aquellas fechas los partidarios de Sánchez estaban algo confusos. El ex secretario general había dimitido hacía más de tres meses y seguía en fase de reflexión. Al margen de dos actos –en Valencia y Asturias–, no había ofrecido muchas más pistas sobre su futuro. A veces no atendía el teléfono y algunos de sus afines dudaban de su determinación a dar el paso. Pero, tras la presentación de López, se convenció de que tenía que presentarse ya si quería mantener unidas sus –menguantes– tropas, así que el 28 de enero el exlíder anunció que encabezaría "la candidatura de la militancia" a la Secretaría General.

La estrategia de Díaz fue distinta desde el principio. Primero tocaba debatir el qué, las ideas para el futuro del partido, sostenían sus afines, que criticaron a Sánchez y López por lanzarse al ruedo antes de tiempo. Luego ya habría tiempo de discutir el quién. Aplazar la proclamación permitía, de paso, postergar el debate de la compatibilidad entre Ferraz y la Junta, y también el de la sucesión en Andalucía. La idea de "primero el qué y luego el quién" se cumplió a rajatabla –la gestora terminó este sábado el debate sobre la ponencia–, aunque el anunció llegó finalmente algo antes de la convocatoria oficial del congreso, que será el próximo sábado.

El escenario

Tras vacilar en 2014 y 2015, Susana Díaz se juega ahora su futuro a una sola carta: ganar las primarias y dejar en mínimos a Sánchez. Los susanistas no quieren dar al ex número uno ninguna opción para tomar impulso, y este domingo prepararon una puesta en escena apabullante, una muestra de poderío en dos pabellones de Ifema: 9.000 personas, según los organizadores. Banderas del partido, himno socialista a todo volumen y las siglas del PSOE presidiendo el acto. Por momentos pareció más un mitin de campaña electoral que un acto de unas primarias. Díaz es la candidata del sector oficial del partido, por si había dudas.

El lugar elegido por Sánchez fue un tradicional feudo del socialismo andaluz: Dos Hermanas (Sevilla), localidad que gobierna Quico Toscano, un sanchista convencido y una de esas excepciones que demuestran que no todo el PSOE andaluz está con Susana Díaz –aunque casi–. Allí, en una suerte de aldea pedrista enclavada en los terrenos de su máxima rivalpedrista, Sánchez logró reunir a más de 1.500 personas, más de las previstas inicialmente, con lo que terminó por trasladar su presentación de un recinto a puerta cerrada a un parque contiguo, donde sólo un lago separó a los militantes de su candidato.

La presentación más sobria fue, sin duda, la de Patxi López. Fue el único que no convocó a militantes y que se conformó con la presencia de los medios de comunicación. Bastaron un atril con las siglas del PSOE y las cámaras de televisión para su puesta de largo en la Fundación Diario Madrid. Sin la emoción propia de un gran acto de campaña, como en el caso de Díaz, ni afiliados entregados a su líder, como en el de Sánchez, pero López ya estaba situado en la línea de salida de las primarias. Es además el único aspirante que aceptó preguntas de los periodistas el día de su anuncio. Ilimitadas. Hubo tantas como quisieron formularle.

Sus apoyos

Si las primarias se decidieran por el peso orgánico de los apoyos, ya habría un ganador claro. Ganadora, mejor dicho: Susana Díaz. La andaluza congregó este domingo a expresidentes –Felipe González y Zapatero–, presidentes autonómicos –todos los socialistas, salvo el asturiano Javier Fernández, por su condición de presidente de la gestora, y la balear Francina Armengol, en las filas de Patxi López– y antiguos rivales, léase Eduardo Madina, a quien en las primarias de 2014 condenó a la derrota al volcarse con Sánchez. También estuvieron Rubalcaba, Alfonso Guerra, José Bono, Carme Chacón... el listado de invitados ilustres era extenso.

La nómina de apoyos cualificados de Sánchez es mucho más discreta, y eso tuvo su reflejo en su anuncio como candidato. Junto a él estuvieron los coordinadores de su campaña: el secretario general del PSOE de la provincia de Valencia, José Luis Ábalos, y la diputada asturiana Adriana Lastra, enfrentada a Javier Fernández. También varios diputados del no, como Odón Elorza y Zaida Cantera. Son igualmente sanchistas otros parlamentarios, como Sofía Hernández, Susana Sumelzo o Luz Martínez Seijo. Finalmente, junto a Sánchez, estuvo el que en 2014 fuera candidato a la Secretaría General por Izquierda Socialista: José Antonio Pérez Tapias.

La escenificación más discreta, nuevamente, la de Patxi López. Si Díaz tuvo cuatro teloneros –la cántabra Estela Goikoetxea; el alcalde de Cornellá, Antonio Balmon, la exministra Matilde Fernández y el diputado Madina– y Sánchez dos –el alcalde Quico Toscano y Nieves Hernández, exconcejal sevillana y portavoz de las plataformas de militantes críticos–, Patxi López se conformó con ser el solista de su presentación. Por allí estaban algunos de sus hombres de confianza: el exconsejero del Gobierno Vasco Rodolfo Ares, el senador Óscar López y uno de sus asesores de confianza, Andoni Unzalu. Poco más. Y todos detrás de las cámaras.

Los mensajes

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El exlehendakari puso el foco en la unidad del partido, resquebrajado en los últimos meses por una disputa interna que ha dejado capítulos para el olvido, como el Comité Federal del 1 de octubre, y donde Sánchez y Díaz han sido tenido papeles destacados. López se presentó como el garante de la pacificación interna: "reconstruir el partido", "unir a todos", "respeto entre compañeros", "liderazgo colectivo" o "un congreso sin vencedores ni vencidos" fueron algunas de sus ideas principales. En lo ideológico reclamó una "izquierda exigente", pero no se mojó con los pactos: "El PSOE tiene que ser autónomo", replicó a preguntas de los medios.

Sánchez, en cambio, construyó un relato combativo basado en la defensa del no a Rajoy y en su caída como líder del PSOE a manos de los barones. Dijo ser el candidato de los militantes y que aspira a "unir a la izquierda", frente a un "PSOE que facilitó el gobierno del PP" y quiere "resolver el liderazgo a la vieja usanza, por arriba". Sacó pecho de haber evitado el sorpasso, defendió que estuvo a un paso de gobernar y sostuvo que renunció "a todo" por "coherencia". Así volvió Sánchez a la carretera: entre duras críticas a la gestora, guiños al PSC –cuando estaba en duda si los afiliados catalanes podrían votar en las primarias– y gritos de no es no.

Díaz, finalmente, fue este domingo la guardiana de las esencias y la historia del PSOE: "Somos el PSOE de siempre, el de ahora y el del futuro", arrancó la andaluza, que pidió el voto para que su partido sea "100% PSOE siempre", para que nadie lo "entregue" en pactos con otras fuerzas ni se atreva a "ocultar la historia" de los socialistas "desde el rencor o la resignación". "Queremos que se sepa de dónde venimos", proclamó. La presidenta de la Junta se presentó como la candidata capaz de conducir a su partido a la victoria en las elecciones y de unir un PSOE roto: pidió unas primarias "limpias" y recuperar "la fraternidad".

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