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Memoria histórica

Sánchez celebra el traslado y tacha las fosas de víctimas de “infamia” que “más pronto que tarde” habrá que reparar

La identificación de las víctimas del franquismo enterradas en el Valle de los Caídos y en fosas por toda España “es una infamia que más pronto que tarde deberá ser reparada”. Así lo aseguró el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en una declaración institucional leída en el Palacio de la Moncloa inmediatamente después de la llegada de los restos del dictador al panteón de Mingorrubio en el que descansarán a partir de ahora.

El mausoleo del Valle de los Caídos fue levantado “con el sacrificio de millares de presos políticos de la dictadura. Allí fueron conducidos los restos mortales de casi 34.000 compatriotas, víctimas todos ellos de la guerra civil” y  “más de un tercio de ellos

permanecen aún sin identificar hoy. Muchos de ellos reposan en ese lugar después de que sus cuerpos fueran trasladados sin consentimiento o en el más absoluto desconocimiento de sus familias”.

Eso hecho, subrayó, es “una infamia que más pronto que tarde deberá ser también reparada; como habrá de serlo igualmente el que aún hoy, existan miles de fosas dispersas por toda nuestra geografía. Es una aberración que debemos afrontar con decisión. Por justicia y dignidad. Pero, sobre todo, por pura humanidad”.

Por ese motivo, prosiguió, “la España de hoy tiene una deuda con esas familias”, con “los españoles que lucharon en los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial, combatiendo al fascismo en Europa” y con “quienes se vieron forzados al camino del exilio hace justamente 80 años”. Y está también en deuda, añadió, con “los españoles abandonados a su suerte en campos de exterminio, mientras su gobierno les daba la espalda y les consideraba apátridas. De los españoles perseguidos. De los españoles humillados durante décadas por sus ideas”.

La España actual “es fruto del perdón, pero no puede ser producto del olvido”, remachó. Es “el país más opuesto a lo que representó el régimen franquista”. Por eso “el homenaje público al dictador era más que un anacronismo y una anomalía. Era un agravio a nuestra propia democracia. Ponerle fin era un deber para las generaciones que no crecimos bajo el trauma de la guerra civil y del franquismo”.

La generación de “nuestros abuelos se enfrentó en una contienda feroz; la generación de nuestros padres se reconcilió en un acto de concordia”. Y “hoy rendimos un tributo a todas las generaciones pasadas”, añadió Sánchez, “con el pensamiento puesto en las generaciones futuras”.

“Homenaje a las víctimas del odio”

“En unos días, cuando el Valle vuelva a abrir sus puertas, quienes accedan se van a encontrar con un lugar distinto. Porque desde hoy quienes yacen son ya todos víctimas, sólo víctimas. Cuando el Valle vuelva a abrir sus puertas simbolizará algo distinto: el recuerdo de un dolor que no debe volver a repetirse jamás y un homenaje a todas las víctimas del odio”.

En su declaración, Sánchez proclamó que con el traslado de los restos “por encima de todo España cumple consiga misma”. Con esta decisión se pone fin” a la “afrenta moral” que suponía “el enaltecimiento de un dictador en un espacio público” y se da “un paso más en la reconciliación”. “Nuestra democracia”, añadió, se prestigia ante el mundo” atendiendo entre otras cosas una auna recomendación de Naciones Unidas.

Durante su declaración —sin preguntas—, el presidente en funciones reivindicó el papel de los tres poderes del estado —el Congreso, el Supremo y su propio Gobierno— el traslado del dictador. Y justificó que se haya llevado a cabo justo ahora, en plena precampaña electoral, afirmando que aunque “caben todas las opiniones sobre el momento” y “cada cual puede tener su criterio”, su Gobierno “anunció públicamente que lo haría en el mismo momento en que fuera posible. Y este es el momento. Y así se ha hecho. Ni un día antes ni un día después”.

Sánchez inició la declaración institucional con la misma fórmula utilizada por los golpistas en el último parte de la Guerra Civil el 1 de abril de 1939. “En el día de hoy, 24 de octubre de 2019, ha concluido las tareas de exhumación y traslado de los restos del dictador Francisco Franco de la basílica del Valle de los Caídos hasta el cementerio de Mingorrubio. Con ellas evocó el parte de guerra del 1 de abril de 1939, que comenzaba también “en el día de hoy” y proclamaba que, “cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos nacionales. La guerra ha terminado”.

“Nos costó mucho tiempo deshacernos de un régimen opresor. Y casi nos ha llevado el mismo tiempo apartar los restos de su artífice del homenaje público", reconoció el presidente en funciones.

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