Tamames, deconstruido

Felipe Domingo

En la década de los noventa del siglo pasado comenzó la deconstrucción en la cocina de algunos alimentos de lo que hasta entonces era la cocina tradicional, cuya base era la mezcla y unión de los ingredientes de la manera más armoniosa. A la deconstrucción se la apeló con el significativo título de “cocina vanguardista”, dado que fue Ferran Adrià, el pionero  en proponer esta técnica culinaria en su famoso restaurante El Bulli. Según el propio Adrià, “la deconstrucción consiste en utilizar y respetar armonías ya concebidas y conocidas, transformando la textura de los ingredientes, así como su forma y temperatura, manteniendo cada ingrediente para, incluso, incrementar la intensidad de su sabor”. Para ello Adrià desarrolló su creatividad experimentando con el plato que los españoles han elegido como el más típico de la cocina española, por encima de la paella: la tortilla de patatas. Con una técnica culinaria muy vanguardista logró que los ingredientes de la tortilla (patatas, huevos, cebolla y aceite )  presentados y colocados por separado en un bol, desconcertara a sus comensales, ignorantes de lo que les proponía, al mismo tiempo que, probado, les impresionó. Consiguió que la memoria gustativa y sensorial de la tortilla alcanzara cotas más altas. Así logró Adrià fama mundial.

Si me he decidido por relacionar a Ramón Tamames con el logro culinario de Adrià es por lo contrario. La deconstrucción política que ha pretendido Tamames al presentar la moción de censura a Pedro Sánchez y su Gobierno se parece más a la diferencia que existe entre el café y la achicoria, el sustituto del café en la década de los cuarenta. En su conferencia en el Congreso de los Diputados, Tamames no ha logrado la magia que da a la tortilla las patatas. Los gallegos dirían que sus patatas.  En el lugar donde Tamames se presentaba como alternativa a Pedro Sánchez, ha empobrecido la consistencia de su candidatura al proponer un discurso somero, vulgar y deslabazado, impropio de quien tiene a gala que su libro Estructura Económica de España va por la edición veintiséis.

En el lugar donde Tamames se presentaba como alternativa a Pedro Sánchez, ha empobrecido la consistencia de su candidatura al proponer un discurso somero, vulgar y deslabazado

Se precia Tamames de la actualización que ha venido haciendo en las sucesivas ediciones, entre ellas lo relativo al medio ambiente y su consecuencia más negativa como es el calentamiento global y el cambio climático, aspectos en los que no incidió de una forma significativa, al conocer de los proponentes de su candidatura la negación de los mismos. Ha deconstruido la tortilla incorporando a la misma huevos de la más baja calidad, como son los de gallinas ponedoras encerradas en jaulas. La industria, la energía y la vivienda, asuntos económicos de la mayor importancia y actualidad, han pasado desapercibidos en su discurso. No ha dedicado palabras a la industria del automóvil y su futuro, a la energía eólica, a la escasez  y precio de la vivienda, necesaria y accesible, tanto en propiedad como en alquiler. En el  debate popular sobre si la tortilla es más sabrosa con cebolla o sin cebolla, ganan por goleada los que ven imprescindible su uso, de otra forma Adrià no hubiera podido deconstruirla con la totalidad de sus ingredientes. Llega a afirmar Karlos Arguiñano que solo necesitaría cuatro o cinco ingredientes para hacer cocina, entre ellos la cebolla. A saciar el hambre, que escribiera Miguel Hernández de la cebolla a su hijo en esa década maldita de los cuarenta, “la cebolla es escarcha/ cerrada y pobre/ escarcha de tus días y de mis noches…" tampoco dedicó Tamames tiempo alguno…. el empleo, los salarios, el trabajo de las mujeres, la discriminación en sus salarios, la negociación colectiva, la migración, las pensiones, el campo, los olivos y el aceite, sin el cual no se puede construir ni deconstruir una tortilla.

Ha circulado en estos días un vídeo de Félix López-Rey, del año 1989, en el que echa en cara a Tamames la traición que supuso su voto a favor de Rodríguez Sahagún en la moción de censura para echar a Barranco de la alcaldía de Madrid. Ahí comenzó la deconstrucción ideológica de Tamames hasta desembocar en prestarse y aceptar a sus años ser candidato a presidente del Gobierno de la mano de Vox. Eso le ha ocurrido por juntarse con malas compañías, la principal y más indeseada la de Fernando Sánchez Dragó. Al pretender dar la vuelta a la tortilla, se le ha escurrido, y ha tenido que comer solo con pan y cebolla, como en la década maldita.

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Felipe Domingo es socio de infoLibre

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