La moción y Pekín
No vi la moción de censura porque nunca me gustó mucho el circo y sabía lo que iba a ser aquel espectáculo. Pero he visto después el video de la intervención de Gabriel Rufián, para mí el mejor diputado de esa sala, explicando perfectamente el porqué gente de muy poco nivel económico o intelectual vota a la derecha de este país. Un vídeo que hay que visionar porque es una explicación exacta de este país llamado España.
En esa explicación del diputado catalán he visto una señal de optimismo para el futuro, basado en una posible unión más fuerte entre la izquierda de este país, algo que nunca ocurrió. Pero esa explicación del voto, simplemente con la palabra España, hay que entender los absurdos que vivimos que son reales, como por ejemplo el voto a una tal Ayuso que odia a media población madrileña por su ideología ultra, pero la votan masivamente. Simplemente porque representa la unidad de esa palabra mágica que Vox utiliza para tener nada menos que 52 escaños, habiéndose opuesto a todo lo que se ha propuesto de carácter social en este país durante esta legislatura.
Todo esto lo acompañamos ahora por la invitación del líder chino a Sánchez para hablar de la paz en Ucrania, algo inconcebible hace pocos años y solo utilizado para lo contrario, en las Azores. Recurrir a un líder español para un tema tan grave e importante nos acerca a muchas cosas, pero sobre todo a que la izquierda sabemos que tiene gente capaz de liderar un modo de gobierno nunca hecho en este país por una derecha montaraz y no homologable en otras áreas democráticas. Y ahora estamos en un momento quizá bueno para que se lance una verdadera izquierda inteligente, si no la fastidia algún lío de los acostumbrados por un Podemos que quiere destacarse y no perder protagonismo, pero en estos días he visto una predisposición entre tres personas que me merecen confianza: Sánchez, Yolanda Díaz y Calviño, que son tan inteligentes que tratan de entenderse dentro del sentido común que sabemos que es el menos común de los sentidos y corroborado en demasiadas ocasiones ya por los extremistas de turno. Si Sánchez se va a Europa, que es probable después de cuatro años de aguantar de todo y ser el malo de todas las películas filmadas en el mundo, las dos mujeres deberían pactar, y me animo a juntar a Errejón, para crear una izquierda capaz de liderar algo que pueda llevar a España al lugar que debe en el mundo, que es de liderazgo, como siempre fue, pero nuestra guerra civil dejó un concepto de patria que todo lo ha estropeado, porque la división entre españoles de manera irreconciliable llegó con ese franquismo que nada tiene que ver con el mundo que viene, en donde hay que hacer grandísimos cambios para ocupar el puesto que debemos y que la derecha que conocemos es imposible que haga, porque viven en su cuento de hadas de la España una y no pasan de ahí porque están criados bajo la tutela de un sistema monocolor en todos los sentidos y acoplados a esa palabra mágica de patria que tantas desgracias ha provocado en el mundo entero. Además de la comodidad de no haber luchado jamás por mejorar la vida de los ciudadanos porque todo lo tenían hecho. Mi recuerdo a M.Rajoy, que en su mandato no hizo absolutamente nada porque eso es lo que piensa la derecha, creen que modificar algo es estropearlo. Y así nos fue con aquel hombre, que por cierto no sabemos bien aún si es el mismo o no el que nos gobernó. Algún día se descubrirá, o quizá nunca.
La única duda es si en las próximas elecciones seguirá ganando o no esa palabra mágica: ¡España! Pero nos jugamos el futuro como para que solo eso nos derrote
Por primera vez siento algo de optimismo si estas cuatro personas a las que me he referido tienen la inteligencia suficiente para soportar el liderazgo de cualquiera de ellas para recuperar la izquierda sensata, la izquierda capaz de devolver a España el liderazgo que debe ocupar si Sánchez en China demuestra lo que podemos hacer. Y confío en ellos, ojalá no defrauden. La única duda es si en las próximas elecciones seguirá ganando o no esa palabra mágica: ¡España! Pero nos jugamos el futuro como para que solo eso nos derrote.
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César Moya Villasante es socio de infoLibre.